Georgia decide este martes el futuro del Senado de EEUU: “Esto es un referéndum”

David Smith

Washington —
4 de enero de 2021 22:38 h

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“Georgia, Georgia”, canta el músico John Legend justo antes de que comience la voz en off de Barack Obama. “Cuando llegó el momento de rechazar el miedo y la división y de enviar un mensaje a favor del cambio, Georgia dio un paso al frente”, afirma el expresidente de Estados Unidos en referencia al triunfo de Joe Biden sobre Donald Trump en el estado. “Ahora, el país cuenta otra vez con vosotros”.

Es un cuidado anuncio de campaña nuevo de Jon Ossoff, uno de los dos candidatos demócratas que luchan por los escaños que actualmente ocupan dos senadores republicanos. Como la primera vuelta de las elecciones de los dos escaños de Georgia en el Senado no resultó concluyente, la segunda vuelta no sólo decidirá hacia qué lado se inclina el estado, sino que puede convertirse en el primer gran golpe al Gobierno de Biden antes incluso de empezar.

Lo que está en juego es la mayoría de los 100 miembros que forman el Senado. Si los republicanos ganan uno o los dos escaños de Georgia, conservarán una pequeña mayoría y podrán bloquear los objetivos legislativos de Biden y sus candidatos para los tribunales. Sin embargo, si los demócratas ganan los dos escaños, la cámara quedaría dividida en 50/50, dándole a la vicepresidenta de Biden, Kamala Harris, el voto de desempate.

Este domingo, Harris hizo campaña en Savannah y Biden se ha unido a los candidatos demócratas este lunes en Atlanta, mientras que Trump se ha presentado en un evento en Dalton con los candidatos republicanos.

Una vez más, se enfrentarán dos formas radicalmente diferentes de ver el país. Los republicanos David Perdue (71) y Kelly Loeffler (50) se han tomado tan a pecho la defensa del slogan de Trump de “make America great again” que si pierden, será un duro golpe al legado del presidente.

A Trump todavía le duele que Biden le haya derrotado por poco en las elecciones presidenciales en Georgia, habiéndose convertido así en el primer candidato republicano que pierde en Georgia desde George HW Bush en 1992. Esa ha sido la prueba más fehaciente de que este estado sureño que luchó por la esclavitud en la Guerra Civil y ha sido controlado durante décadas por los republicanos es ahora uno de los campos de batalla política más disputados del país.

Este domingo, The Washington Post publicó el audio de una conversación entre el secretario de estado de Georgia y Donald Trump en la que el presidente le presionó e incluso amenazó para dar la vuelta a los resultados electorales de las presidenciales. “Solo quiero encontrar 11.780 votos”, afirmó el presidente. En la conversación, Trump hace referencia a la importancia de la segunda vuelta en el Senado. “Por lo que le has hecho al presidente mucha gente no va a salir a votar y muchos republicanos van a votar de forma negativa porque odian lo que le has hecho el presidente”, sostiene Trump durante la llamada telefónica. “Serías muy respetado si esto se pudiese aclarar antes de las elecciones. Hay unas elecciones muy importantes este martes”.

“Llevamos años oyendo que Georgia está cambiando, que Georgia está cambiando, y por fin ha cambiado y ha sido un momento espectacular”, señala Carter Crenshaw, un republicano fundador del grupo 'Republicanos con Joe', el cual apoya al candidato demócrata. “Para alguien de Georgia de toda la vida es gracioso o casi irónico que un estado con un sólido pasado republicano vaya a definir el futuro del país. Como dijo Joe Biden en las elecciones: esto es un referéndum sobre el alma de nuestra nación”, añade Crenshaw.

Tal es la repercusión nacional de esta votación que ha recaudado dinero en cantidades récord. Ossoff (33), director ejecutivo de una empresa que realiza documentales de investigación para televisión, se ha convertido en el candidato al Senado mejor financiado de la historia tras reunir casi 87 millones de euros entre mediados de octubre y mediados de diciembre.

Su oponente, Perdue, se quedó atrás con 55 millones de euros y el pasado jueves sufrió otro revés, al anunciar que deberá aislarse por un periodo de tiempo no determinado tras haber estado en contacto con alguien contagiado con coronavirus. En la carrera por el otro escaño, el reverendo demócrata Raphael Warnock (51 años) recaudó 84 millones de euros en dos meses, mientras que su rival, Loeffler –una de las personas más ricas y con menos experiencia en el Congreso– logró conseguir 52 millones de euros.

Unos 3 millones de personas ya han votado anticipadamente, ya sea en persona o por correo, una cifra mucho mayor que la de la última segunda vuelta en 2018. Los demócratas dependen de los votos de la población afroamericana, de los jóvenes y de los blancos universitarios que votan en zonas urbanas y suburbanas, especialmente en Atlanta y sus alrededores. Estos votos incluyen a republicanos desencantados como Crenshaw.

“En parte, la razón por la que decidí votar por Ossoff y Warnock es que he visto con mis propios ojos la forma en que Trump ha perjudicado al partido y cómo ha socavado la confianza en nuestras elecciones”, afirma Crenshaw. “Es duro ver que los dos republicanos han apoyado constantemente todas las teorías de la conspiración que se les han ocurrido a Trump y a sus seguidores”.

Crenshaw, técnico farmacéutico y estudiante, añade: “No fue solo un voto contra Donald Trump. Es el reconocimiento de que la conducta todavía importa, y la conducta de Raphael Warnock y Jon Ossoff en este momento está a años luz de lo que han demostrado Kelly Loeffler y David Perdue en los últimos meses”.

Pero lo que probablemente decida la votación será el voto afroamericano. La activista demócrata Stacey Abrams, que perdió como candidata a gobernadora en 2018, se ha esforzado muchísimo por movilizar a la base del partido y luchar por el derecho al voto en un estado con una larga historia de segregación racial. Esta segunda vuelta ha llevado a batallas judiciales porque se eliminaron a casi 200.000 personas de los censos electorales del estado y los republicanos intentaron restringir el uso de buzones para dejar los votos por correo.

Hasta el martes pasado, la participación electoral de los afroamericanos constituía un 31% del total, lo cual representa una proporción mayor que el 27% del pasado noviembre, según Cliff Albright, cofundador de la organización Black Voters Matter, con base en Atlanta. “Todavía hay gente que piensa que lo que sucedió en Georgia en las elecciones presidenciales fue pura suerte y en parte por eso los votantes afroamericanos están decididos a participar masivamente en estas elecciones”, señala.

“Trump y sus seguidores nos recuerdan los mismos problemas, el mismo racismo, la misma imposibilidad de votar que nos motivó a participar en las elecciones generales. Y esa motivación está llegando a esta segunda vuelta”.

“Sería el toque final al legado de Trump”

Las disputas internas del Partido Republicano por las acusaciones infundadas de Trump de un supuesto fraude electoral podrían hacer que parte de la base electoral del presidente se quede en casa como forma de protesta. Brian Kemp, gobernador de Georgia, ha confirmado el triunfo de Biden, pero Loeffler se niega a reconocer al demócrata como presidente electo, alardeando de tener “un historial de votos 100% pro-Trump” y de ser “más conservadora que Atila el huno”.

Su oponente, Warnock, es un pastor afroamericano de la iglesia de Atlanta en la que a menudo hablaba el líder de los derechos civiles Martin Luther King. “Lamentablemente, muchos de los problemas de los que hablaba King siguen existiendo actualmente. Él hablaba del racismo, el capitalismo y la explotación militar, y aquí estamos, enfrentándonos a esos tres mismos males”, analiza Albright.

Los dos candidatos demócratas acusan a sus rivales republicanos de utilizar el cargo público para su enriquecimiento personal y desatender las necesidades de los ciudadanos de Georgia en medio de la pandemia de COVID-19. Los republicanos intentan atraer los votos de los seguidores fanáticos de Trump en pequeños pueblos rurales con mensajes estridentes que retratan a los demócratas como socialistas radicales empecinados en retirar la financiación a la policía y destruir el sueño americano.

“Los dos candidatos demócratas no me generan una sensación cálida ni agradable. Creo que su programa nos alejará mucho de la agricultura y del sentido común. Los dos son prácticamente desconocidos. ¿Qué es el socialismo? Estamos dando un salto hacia el comunismo”, afirma Ann Jones, granjera de Flowery Branch.

Jones piensa votar por Loeffler y Perdue y volvería a apoyar a Trump otra vez si se presentara como candidato presidencial en 2024. “No tengo ningún problema con él. Es decir, ¿me gustaría que viviera en mi casa? Probablemente no. Pero ha hecho mucho por el país y por la agricultura y eso no se puede discutir”.

Los sondeos de opinión sugieren que la votación no está decidida. John Zogby, encuestador y escritor, señala que si ambos candidatos republicanos ganan este martes, sería un “golpe espantoso” a la presidencia de Biden. Por el contrario, un triunfo demócrata reduciría el impacto de las recientes conquistas de Trump en el Congreso y debilitaría su poder dentro del partido, mientras coquetea con volver a ser candidato a la Casa Blanca.

“Este hombre está dando a entender de mil formas que quiere volver a ser candidato, así que esto podría detenerlo”, indica Zogby. “Además, pasaría a formar parte de su legado no solo perder las elecciones, sino perder el Senado. Sería el toque final”.

Traducido por Lucía Balducci