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La guerra de Siria ha matado o herido al 11,5% de la población del país

La riqueza, las infraestructuras y las instituciones sirias han sido “casi destruidas” por el “impacto catastrófico” de casi cinco años de conflicto, según ha señalado un nuevo informe. Según el Centro Sirio de Investigación Política (SCPR), 470.000 personas han muerto directa o indirectamente por la guerra, una cifra mucho más alta que las 250.000 de las que hablaba Naciones Unidas hasta que dejó de recopilar estadísticas hace 18 meses.

En total, el 11,5% de la población del país ha sido asesinada o herida desde que irrumpió la crisis en marzo de 2011, de acuerdo con las estimaciones del informe. El número de heridos se eleva a 1,9 millones. La esperanza de vida ha caído de los 70 años en 2010 a los 55,4 en 2015. Las pérdidas económicas totales se estiman en 255.000 millones de dólares (unos 225.000 millones de euros).

El duro balance de la guerra llega en un momento en el que se elevan las alarmas sobre Alepo, la ciudad más grande de Siria, que está en peligro de caer a manos de una ofensiva del Gobierno con ayuda de los ataques aéreos rusos y las milicias iraníes. La oposición siria pide acciones urgentes para mitigar el sufrimiento de decenas de miles de civiles. La Cruz Roja Internacional señaló este miércoles que 50.000 personas han huido por la escalada de violencia en el norte y necesitan suministro urgente de alimentos y agua.

Está previsto que las conversaciones de paz organizadas por la ONU en Ginebra se reanuden dentro de dos semanas, pero es poco probable que eso ocurra si no hay un cambio significativo en las políticas. Uno de los portavoces de la oposición, Salim Al Muslet, manifestó este miércoles en Londres que el presidente Barack Obama podría frenar los ataques rusos. “Si quiere salvar a nuestros niños, ahora es de verdad el momento para decir 'no' a esos ataques aéreos en Siria”, pidió. The Washington Post informó de que Moscú envió una carta a Washington en la que le propone dejar de bombardear el 1 de marzo.

De las 470.000 muertes contabilizadas por el SCPR, unas 400.000 se debieron directamente a la violencia, mientras que las 70.000 restantes murieron por la falta de servicios sanitarios, medicinas –especialmente para enfermedades crónicas–, alimentos, agua potable, higiene y viviendas adecuadas, especialmente para los desplazados en zonas de conflicto.

“Empleamos metodologías de investigación muy rigurosas y estamos seguros de estas cifras”, asegura el autor del informe, Rabie Nasser, en conversación con the Guardian. “Las muertes indirectas irán a más en el futuro, a pesar de que la ONU y la mayoría de las ONG las ignoran. Creemos que la documentación de la ONU y su estimación informal subestimaron las bajas debido a la falta de acceso a la información durante la crisis”, agrega.

En términos estadísticos, la tasa de mortalidad en Siria se ha elevado del 4,4 por mil en 2010 al 10,9 en 2015. El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, que se encarga de los balances de muertes en conflictos, dejó de contabilizar las muertes en Siria a mediados de 2014, por la falta de acceso y de confianza en las fuentes de los datos.

El SCPR estaba radicado hasta hace poco en Damasco y la investigación para este informe y para otros anteriores se desarrolló sobre el terreno por toda Siria. Se cuida de no criticar al Gobierno sirio ni a sus aliados: Irán, Hezbolá y Rusia. Salvo en el caso del Estado Islámico, solo se refiere a “grupos armados” que tratan de derrocar al presidente Bashar Al Asad. Pero a pesar del tono neutral, las conclusiones son impactantes.

En un ambiente de “extorsión, miedo y fanatismo”, los chantajes, los robos y el contrabando han contribuido a la continuación del conflicto armado, de tal forma que la economía siria se ha convertido en un “agujero negro” que absorbe “los recursos nacionales y externos”. Según el SCPR, la producción de petróleo sigue siendo un “recurso financiero importante” para el ISIS y otros grupos armados.

Los precios de consumo aumentaron en un 53% el año pasado. Pero el sufrimiento se ha repartido de manera desigual. “Los precios en las zonas de conflicto y los territorios sitiados son mucho más altos que en cualquier otro lugar del país, y esto amplía los márgenes de beneficio de los comerciantes de la guerra que monopolizan el mercado en estas regiones”, describe la institución.

Las condiciones en el empleo y los salarios han empeorado y las mujeres trabajan menos debido a los problemas de seguridad. De esta forma, casi 13,8 millones de sirios han perdido su fuente de subsistencia. El SCPR afirma que “las características comunes en todas las regiones son la falta de seguridad, la asignación de todos los recursos a la guerra, la creación de oportunidades de trabajo relacionadas con la violencia y la imposición de la autoridad por la fuerza”.

La reducción de la población en un 21% contribuye a explicar el porqué de las oleadas de refugiados que llegan a Turquía y a Europa. En total, el 45% de la población ha sido desplazada, 6,36 millones dentro del país y más de 4 millones al extranjero. Los niveles de sanidad, educación y renta han caído drásticamente. La pobreza ha aumentado un 85% solo en 2015.

Según señala el informe, el resto del mundo ha sido muy lento en su reacción a las dimensiones de la crisis. “A pesar del hecho de que los sirios han estado sufriendo durante cinco años, la atención global a sus derechos humanos y su dignidad solo se intensificó cuando la crisis tuvo un impacto directo en las sociedades de los países desarrollados”, reflexiona. Indica que el conflicto “sigue destruyendo el tejido social y económico del país” y destaca “la intensificación de las intervenciones internacionales que agudizan la polarización entre los sirios”. “Se ha quebrado completamente el desarrollo, la dignidad y los derechos humanos”, agrega.

El informe se titula Enfrentarse a la fragmentación. Las anteriores publicaciones de la serie analizan el desarrollo del mayor desastre humanitario del mundo: Catástrofe siriaGuerra contra el DesarrolloDerrochar humanidadAlienación y violencia.