Casey Affleck, atacado por acusaciones de abuso sexual, renunció a entregar un premio en los Oscar. James Franco, acusado por cinco mujeres de conducta sexual inapropiada, fue ignorado en las nominaciones.
Sin embargo, no ha habido esa presión sobre Gary Oldman, un nominado que una vez fue acusado de abusar de su exmujer y que anteriormente había utilizado insultos racistas y sexistas en una entrevista en la que se manifestó contra la “corrección política” y defendió los comentarios antisemitas de Mel Gibson.
Por el contrario, se espera que Oldman gane el máximo premio, su primer galardón como mejor actor, algo que los críticos califican como una especie de premio a toda su carrera.
Oldman siempre ha rechazado las acusaciones de violencia machista lanzadas por su exmujer y nunca fue imputado, pero algunos señalan que su éxito en la temporada de premios es el último ejemplo de hipocresía en Hollywood coincidiendo con los movimientos #MeToo y #TimesUp.
“Significa que el talento es más importante que ser una persona decente”, afirma Han Angus, fundadora y editora de Nerdy POC, que defiende la diversidad en los medios y que criticó los Globos de Oro por premiar a Oldman por su interpretación de Winston Churchill en El instante más oscuro. “Si gana, la ceremonia de los Oscar recibirá fuertes ataques”, añade.
Mientras que los líderes de la industria del entretenimiento han aplaudido a las víctimas por contar sus historias, en la nueva era de la rendición de cuentas el trato a los hombres acusados de mala conducta y de comportamiento misógino no siempre ha sido congruente. Al mismo tiempo, varios tropiezos y escándalos también han expuesto la forma en que las industrias dominadas por hombres que anuncian su compromiso renovado con la diversidad siguen excluyendo a las artistas.
Los críticos mencionan como ejemplos las nominaciones a los Oscar de Oldman y a Kobe Bryant, quien se ha enfrentado a una acusación de violación –que posteriormente fue retirada–; una gala de los Grammy que prácticamente rechazó el talento femenino, desencadenando una defensa sexista y una posterior disculpa; la actuación de Justin Timberlake en la Super Bowl, que dejó tirada a Janet Jackson“; y la cancelación de numerosos programas de televisión dirigidos por mujeres.
Un Oscar para Oldman significaría dos años consecutivos de polémicos ganadores al mejor actor. Affleck, ganador del año pasado, fue acusado de acoso durante el rodaje de una película de 2010, supuestamente agarrando y haciendo proposiciones sexuales a una productora y entrando sin permiso en la cama de una directora de fotografía en plena noche. Affleck negó cualquier delito y llegó a un acuerdo extrajudicial que hizo que se retiraran las demandas.
En 2001, la exmujer de Oldman, Donya Fiorentino, le acusó de golpearla varias veces con un teléfono cuando intentaba llamar al 911 (teléfono de emergencias policiales) delante de su hijo pequeño. Los representantes de Oldman siempre han negado dicho ataque. Las autoridades lo investigaron y le concedieron la custodia total sin presentar cargos. Sin embargo, en una entrevista publicada este mes, Fiorentino instó a su exmarido a “dar la cara y asumir la responsabilidad de sus actos”.
Los representantes de Oldman no han querido hacer declaraciones ahora. El actor ha descrito recientemente el conflicto con su mujer como “un momento muy personal y doloroso” en su vida, afirmando que apreciaba la diligencia debida de todos los involucrados“ y que estaba ”muy agradecido por el resultado“.
En una entrevista de 2014 en Playboy, Oldman también defendió las expresiones antisemitas de Mel Gibson. “Todos hemos dicho esas cosas. Todos somos unos putos hipócritas. ¿El policía que arrestó a Gibson nunca ha utilizado la palabra 'negrata' o dicho 'ese puto judío'?”. El actor también lamentó que recibiría críticas si llamase a la congresista Nancy Pelosi “jodida puta inútil”. Después pidió disculpas.
Melissa Silverstein, fundadora de Women in Hollywood, afirma que no está claro si el polémico pasado de Oldman tendrá algún impacto en los Oscar: “Esta gente tiene gente de mucho nivel que les ayuda a abordar estas cosas”.
“Hay gente que se tiene que quedar fuera”
Mientras tanto, en los Grammy celebrados el mes pasado, solo una mujer ganó uno de los premios principales y a Lorde, la única artista nominada a mejor disco, no se le concedió una actuación en solitario en la gala.
Preguntado por las disparidades de género, el presidente de la Recording Academy –organizadora de los Grammy–, Neil Portnow, respondió que las mujeres tenían que “dar un paso adelante”, al tiempo que el productor de los Grammy Ken Ehrlich defendía la exclusión de Lorde: “Estos espectáculos son una cuestión de elecciones. Tenemos unos límites y hay gente que se tiene que quedar fuera”. U2 y Sting, que no estaban nominados, actuaron en el evento.
“A los artistas hombres que actúan se les sigue viendo como 'universales', mientras que las mujeres son percibidas como 'otras' o principalmente solo para mujeres”, señala Brooke Axtell, artista y activista que pronunció un discurso en la ceremonia de los Grammy de 2015 sobre la superación del abuso machista.
Las afirmaciones de Portnow, afirma Axtell, mandan el mensaje falso y dañino a las mujeres jóvenes que han sufrido discriminación de que “lo que estáis viviendo es vuestra culpa”.
La industria de la televisión también está bajo escrutinio, especialmente Amazon Studios por la cancelación de dos programas con buenas críticas dirigidos por mujeres y con personajes queer. Uno es Mississippi, el programa de la cómica Tig Notaro, que sufrió acoso sexual; y el otro es I Love Dick, de Jill Soloway y escrita por Chris Kraus.
Darnell Hunt, profesor de la Universidad de California cuya investigación ha expuesto la falta de diversidad en el cine y la televisión, sostiene que las cancelaciones de series en Amazon han sido “desafortunadas por el actual ambiente cultural en el que las mujeres están expresando la tradicional marginación que han sufrido en la sociedad y en el que quieren que se escuche más sus historias”.
La crítica de The New Yorker Emily Nussbaum ha lamentado el final de Mississippi, calificándolo como “el programa más profético de todos los del movimiento #MeToo”. Otros dicen que es especialmente desafortunado dado que Amazon Studios tuvo el año pasado su propio escándalo de acoso sexual que salpicaba a su máximo directivo. Amazon Studios, que tiene actualmente otros proyectos liderados por mujeres, no ha querido hacer declaraciones.
Axtell espera en que la fuerza del #MeToo se traduzca en un apoyo institucional a largo plazo para las mujeres creadoras. “Es hora de una transformación radical en la valoración de las voces femeninas. Tanto las voces de mujeres víctimas como de mujeres artistas”.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti