La ONU ha asegurado que el devastador ciclón que golpeó al sureste de África podría considerarse el peor desastre que haya sufrido el hemisferio sur.
En los últimos días, el ciclón Idai ha arrasado Mozambique, Malaui y Zimbabue, destruyendo casi todo a su paso, provocando inundaciones, dejando miles de víctimas fatales y heridos y arruinando las cosechas. Las personas afectadas podrían ascender a 2,8 millones entre los tres países. La ciudad portuaria de Beira, donde el ciclón tocó tierra el pasado viernes, se ha convertido en una “isla en el océano”, quedando casi completamente incomunicada. Beira tiene una población que ronda los 500.000 habitantes.
Las cifras oficiales de fallecidos en Mozambique, Zimbabue y Malaui son 294, 98 y 56, respectivamente. Pero estos números sólo reflejan la punta del iceberg: la cifra real no podrá saberse hasta dentro de varios meses, ya que los países todavía están lidiando con un desastre que continúa desarrollándose. El pasado martes, el presidente de Mozambique, Filipe Nyusi, anunció tres días de duelo nacional y dijo que su gobierno declararía la emergencia nacional.
El país ya había sido golpeado por ciclones e inundaciones. El peor desastre natural de la historia reciente sucedió en el año 2000, pero el actual podría ser incluso peor. Casas, carreteras y postes de teléfono han quedado totalmente cubiertos por el agua. Los ejércitos de Mozambique y de Sudáfrica, junto a otras organizaciones, están trabajando para rescatar a personas desde el aire. Se dificulta que lleguen a la región provisiones y equipos de ayuda, ya que las carreteras y los puentes están destruidos o tienen enormes hoyos que impiden el paso.
Algunas personas han quedado encaramadas a los árboles, otros sobre los tejados o en “islas nuevas” que se han ido formando. Según los rescatadores, la comida escasea. “A veces podemos salvar a dos de cada cinco. Otras preferimos lanzarles comida e irnos a rescatar a otra persona que está en mayor peligro”, le dijo a AFP Ian Scher, de Rescue SA. “Salvamos a los que podemos, los otros morirán”.
Un piloto que estaba realizando un sondeo para la Mission Aviation Fellowship voló sobre la cuenca del río Buzi en Mozambique, que se había salido de su cauce, y pudo proveer la primera información sobre esa zona.
“Se nos rompía el corazón al volar sobre kilómetros de tierras inundadas en la cuenca del río Buzi. Vimos a gente que había subido a los tejados y habían quedado rodeados por kilómetros de agua. Era difícil de evaluar, y creemos que probablemente muchos de ellos han fallecido”, le dijo Rick Emenaker a la página sudafricana Lowvelder.
Desde el domingo, después de que pudiera partir el primer vuelo y se restaurara una de las redes móviles, Movitel, están llegando más detalles de lo que sucedió en Beira tras el paso del ciclón.
“Esto es un caos total. Por favor, rezad por los miles y miles de personas que han perdido sus hogares”, afirmó en un correo electrónico Jill Lovell, una australiana que dirige una escuela misionera en Beira. “La gente está varada en los árboles y sobre los tejados. De a poco van llegando rescatistas. Las lluvias siguen empeorando la situación. Se han perdido muchas vidas y muchos hogares han quedado destruidos”.
La Cruz Roja logró hacer llegar a Beira un camión con tabletas de cloro antes de que esta quedara incomunicada, 1.500 lonas impermeables y herramientas para hacer refugios. Otro camión tuvo que desviarse a Manica, mientras que la organización intenta traer provisiones en barco desde la isla de Reunión. El Programa Mundial de Alimentos logró hacer llegar provisiones y está entregando suministros por paracaídas a la gente que está atrapada por el agua.
“Donde había tierra, ahora hay mar. La ciudad está completamente aislada. Ahora es una isla en medio del océano”, aseguró Matthew Cochrane, de la Cruz Roja, y añadió que se lanzará un llamado de emergencia para reunir 10 millones de francos suizos (en torno a nueve millones de euros) para proveer de refugios y agua limpia.
La sanidad es preocupante: el riesgo de brotes de cólera y fiebre tifoidea es alto, especialmente debido a las últimas informaciones que señalan que se han cortado las tuberías que llevaban agua a la ciudad.
Mark Ellul, un médico británico que estaba en Beira cuando pasó el ciclón, dijo que las condiciones en el hospital central, ubicado en la costa en medio de la ciudad, ya eran malas y que ya estaba trabajando al máximo de su capacidad cuando llegó la tormenta. Los pacientes que estaban en las salas cuando pasó el Idai relatan que volaron los tejados y se rompieron las ventanas. “Los que podían caminar intentaron huir y salieron a los pasillos. Los que no podían se aferraron a las camas”, explicó.
Durante el ciclón, Ellul arrancó una tubería y armó una barricada bajo el lavabo de su habitación de hotel. Cuando pudo salir, vio escombros por todos lados, los árboles arrancados de raíz, edificios sin tejado y postes de electricidad caídos sobre las carreteras. Se encontró a personas que le dijeron que habían visto cuerpos en las calles o que habían visto morir a sus vecinos.
Residentes de Beira aseguran que recibieron avisos de que los diques situados a 70 kilómetros de la ciudad se habían desbordado, refiriéndose probablemente al dique Chicamba sobre Chimoio, al noroeste de Beira, o quizás al dique Mavuzi, que es más pequeño. Se cree que otros diques están llenos hasta el borde y que pronto tendrán que abrir las compuertas. Los colosales diques de Kariba y Cahora Bassa, sobre el río Zambezi, no parecen estar amenazados, pero ambos fueron construidos hace unos 50 años y el Kariba necesita mantenimiento urgente.
La Cruz Roja ha comenzado a confeccionar una lista de la gente que se ha encontrado viva o que está desaparecida, para que sus familiares puedan buscarlos o sumar información.