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Sin ambulancias para los pobres, pero sí para las vacas

Michael Safi

Delhi —

En un país donde a menudo la gente más pobre tiene que llevar en brazos a sus familiares enfermos al hospital, algunos políticos han celebrado el lanzamiento de un nuevo servicio privado de ambulancias. Pero estas nuevas ambulancias, equipadas con sirenas y un doctor a bordo, solo atenderán a vacas heridas. Se trata de la última de una serie de destacadas medidas para mejorar el bienestar de estos animales, venerados por la mayoría de los hindúes.

Keshav Prasad Maurya, presidente adjunto de estado de Uttar Pradesh, inauguró las primeras cinco ambulancias la semana pasada. El servicio está financiado por Gau Vansh Raksha, una ONG que ya dirige una red de gau Shalas, una especie de residencias para vacas viejas o abandonadas que, si no, podrían ser sacrificadas.

“En India existe la mitología de que tenemos tres madres”, explica Sugandh Kumar, vicepredisente de la organización. “Una que nos ha dado a luz, otra que nos da sustento como adultos –la tierra– y otra cuya leche nos hace fuertes, la vaca. Y es sobre esta última sobre la que estamos trabajando”, añade.

Kumar asegura que el servicio de ambulancias ha recibido 200 llamadas y ha sido capaz de atender a unas 25 vacas al día. Durante los últimos 20 años la organización ha estado dirigiendo un servicio similar de ambulancias de bajo coste para las personas que llevan los carros y para los campesinos rurales. El cuidado de las vacas ha sido añadido a su agenda en los últimos dos años.

Sanjay Rai, presidente de la organización, afirma que ha estado interesado en ayudar a las vacas durante aproximadamente una década pero que le han faltado los recursos económicos para crear un servicio de ambulancias. “No había apoyo desde el lado gubernamental”, explica.

La nueva administración de Yogi Adityanath, un predicador hindú radical, ha sido más favorable y ha asignado al servicio de ambulancias un número de teléfono gratuito. “Verbalmente nos apoyan, pero económicamente no han empezado nada todavía”, explica Rai.

El primer ministro de India, Narendra Modi, se hizo con el cargo en 2012 haciendo campaña por una prohibición nacional sobre el sacrificio de vacas y bajo su mandato ha habido un auge de los proyectos para mejorar el bienestar de estos animales.

En abril, el Ministerio de Interior, presentó un plan para asignar a cada una de las aproximadamente 190 millones de vacas un número de identificación. El plan pretende evitar el contrabando de animales a la vecina Bangladesh o a los pocos estados indios donde está permitida la matanza de vacas.

El Ministerio también está explorando la posibilidad de crear una red nacional de gau shalas para alojar al ganado perdido que deambula por las calles y los campos indios. El último censo de ganado cifra en 5,3 millones las vacas perdidas o callejeras.

Quieren proteger al animal para evitar asesinatos

Otro aspecto del creciente fervor por la protección de las vacas es el aumento de la violencia contra aquellos que se cree que les están haciendo daño. El mes pasado en Rajasthan un ganadero, Pehlu Khan, fue atacado por una multitud y murió a causa de las heridas tras ser descubierto transportando ganado.

La familia de Khan afirma que tenía una licencia legal para la compra de vacas y que pretendía utilizarlas para obtener leche. Sin embargo, los consejeros del estado lo tildaron de traficante de vacas y justificaron el ataque, afirmando que era tan culpable como los asesinos.

Esta semana dos chicos musulmanes, entre ellos un adolescente, fueron asesinados en Assam por ser sospechosos de intentar robar vacas. Un hombre en Bihar quedó ciego de uno ojo después de ser atacado por hacer sonar el claxon de su coche porque una vaca bloqueaba su camino.

Los movimientos para proteger a estos animales se hicieron importantes en India a finales del siglo XIX, que coincidió con un crecimiento de la conciencia política entre los hindúes. El asunto ha desencadenado en muchas ocasiones tensiones con la considerable minoría musulmana del país, que se han vuelto cada vez más agudas desde que la elección de Modi en 2014.

La mayoría de los hindúes se abstiene de comer carne de vaca, pero algunos la consumen en el sur del país, en especial miembros de las minorías religiosas en India y las castas más pobres, que ven en el animal una fuente barata de proteínas.

Aquellos que critican a Modi y al movimiento nacionalista hindú en general consideran que la amenaza sobre las vacas es exagerada y que el bienestar del animal se está utilizando para avivar el sentimiento anti-islámico entre la mayoría hindú.

El año pasado, Modi criticó a las bandas de gau raksha, o protectoras de vacas, que habían surgido en el norte del país desde su elección. A menudo armadas, las bandas inspeccionan el transporte con camiones a lo largo de las principales autopistas y rutas de contrabandistas, y habitualmente protagonizan episodios violentos.

También se acusa con frecuencia a la policía de dar apoyo tácito a estos vigilantes. Incluso un estado, el de Haryana, anunció el año pasado sus planes para dar licencias a algunos de estos grupos.

El mes pasado, el estado de Gujarat elevó la sentencia por sacrificio de vacas a cadena perpetua. Es uno de un puñado de estados que ha aumentado la severidad de sus castigos por crímenes contra las vacas en los últimos años. El primer ministro de Chhattisgarh dijo en abril que cualquier persona que fuese capturada matando vacas en su estado podría terminar en la horca.

Traducido por Javier Biosca y Cristina Armunia