La ofensiva rusa en torno a Kiev está prácticamente detenida –a pesar de los constantes bombardeos sobre zonas residenciales de la capital de Ucrania–, mientras que los atacantes rusos tratan de reagruparse y reabastecerse en el noroeste y el este del país. Hace una semana, el Instituto de Estudios de la Guerra (ISW, por sus siglas en inglés), un influyente centro de estudios estadounidense que sigue de cerca los combates, había pensado que las tropas rusas podrían lograr un cerco a la capital en un plazo de “24 a 96 horas”. Sin embargo, los acontecimientos de los últimos días han hecho que cambien sus predicciones.
El lunes y el martes, los invasores rusos se pudieron concentrar ataques locales en los que participaron unos pocos centenares de soldados. Esto ha llevado a pensar a los analistas que las fuerzas rusas son “probablemente incapaces de completar el cerco a Kiev o de reanudar las operaciones ofensivas móviles en el noreste de Ucrania en un futuro próximo”.
Resistencia ucraniana
Que el Ejército ruso esté estancado se debe en parte a la dura resistencia de las fuerzas ucranianas, que han logrado impedir el avance ruso a ambos lados de la capital hasta los suburbios más allá de la ciudad, alrededor de Brovary por el este y, sobre todo, alrededor de Irpin al noroeste, un distrito que antes estaba arbolado y que ha sido el centro de los combates durante más de 15 días.
Aparentemente, las fuerzas rusas no han sido capaces de cruzar el río Irpin, que fluye a lo largo del borde occidental de la ciudad, y los invasores permanecen a 20 kilómetros o más del centro. Esta situación hace imposible el cruel uso de la artillería de corto alcance contra la población, que ha sido mortal en otras ciudades orientales en las que sí que han logrado utilizarla como, por ejemplo, en Mariúpol y Járkov.
Esto ha podido suponer un respiro, pero si la guerra continua, se avecina un periodo crítico. La cuestión es si las fuerzas rusas logran completar el cerco a Kiev y comienzan entonces lo que podría ser un temible asedio de la ciudad, lugar en el que vivían tres millones de personas antes del comienzo de la guerra.
Mathieu Boulègue, experto de Chatham House, dijo este martes durante un acto organizado por este thinktank que “el peligro de los bombardeos en el centro de las ciudades” recalca la importancia de “evitar una batalla en Kiev” porque Rusia no tiene otra forma de capturar su objetivo estratégico más importante.
Defender la ciudad
Tres semanas después del inicio de la guerra, las imágenes de Kiev han mostrado el esfuerzo por defender el centro de la ciudad con reservistas militares, soldados voluntarios que una vez fueron periodistas, abogados y fiscales, que ahora vigilan las defensas construidas con sacos de arena. Los ‘erizos’ de acero se encuentran dispersos por las carreteras, con el fin de impedir que los blindados rusos puedan avanzar a gran velocidad y dar la posibilidad de una emboscada.
Pero, como señaló Boulègue, Rusia ha intentado evitar la guerra urbana en lo que llevamos de conflicto. En este tipo de combate se considera que un atacante necesita cifras de cinco a uno a su favor para tener una oportunidad. En cambio, cuando las fuerzas rusas se acercan a una ciudad, lo que hacen es recurrir a “bombardeos terrestres e indiscriminados”, dijo Boulègue, y así acabar con la resistencia de sus habitantes.
Para los dos bandos de la guerra Kiev lo es todo. También persiste la incertidumbre sobre qué ocurriría si Rusia no puede acercarse a la ciudad o qué pasaría si sus habitantes luchan con firmeza para defenderla, que es lo que se espera. A Boulègue le preocupa que eso pueda llevar a “una mayor frustración y asunción de riesgos por parte del Kremlin”.
Los líderes occidentales han expresado en diversas ocasiones su preocupación por la posibilidad de que Moscú pueda utilizar armas químicas en Ucrania, algo que Rusia ha negado. Incluso si esos temores no se hicieran realidad, como ha mostrado Rusia a lo largo de la guerra, puede lanzar ataques con misiles de crucero contra objetivos en el centro de las ciudades, como ya ocurrió en Járkov; o ataques aire-tierra, como los que se produjeron contra la base militar de Yavoriv durante el fin de semana.
Por el momento, las fuerzas rusas están replegadas. La tensa espera continua en la capital.
Traducción de Cristina Armunia.
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