Quince de los últimos 35 médicos que quedan en la zona este de Alepo bajo control de los insurgentes han escrito una carta a Barack Obama pidiéndole que intervenga de forma urgente para detener los bombardeos de la Fuerza Aérea siria con apoyo ruso que destruyen hospitales y sitian la ciudad.
“No necesitamos lágrimas ni compasión, ni siquiera plegarias: lo que necesitamos desesperadamente es una zona libre de bombardeos en el este de Alepo y acción internacional para asegurarnos de que la ciudad no vuelva a estar sitiada”, escriben los médicos.
La carta fue redactada después de que Rusia anunciara que suspendería las acciones aéreas sobre Alepo durante tres horas al día –empezando el jueves de 10:00 a 13:00 horas, hora local– y que el Reino Unido hiciera llegar a la sede de la ONU en Nueva York un plan de alto el fuego que propone la entrega de ayuda humanitaria a cargo de agentes imparciales, en lugar de los ejércitos sirio y ruso.
A pesar del anuncio ruso, fue poco el alivio que llegó a Alepo. Las batallas continúan dentro de la ciudad y en los alrededores. El gobierno sirio admitió haber lanzado una contraofensiva “en colaboración de los aliados” contra los insurgentes que rompieron el sitio a la zona este de Alepo y no indicaron que fuera a haber un alto el fuego por razones humanitarias.
“Es mentira”, declaró Osama Aboul Ezz, un médico de la ciudad. “Durante el alto el fuego se bombardeó la ciudad, que hoy está llena de heridos; y otros médicos nos dijeron que recibieron heridos durante el supuesto alto el fuego ruso”, añadió.
Algunas facciones del Ejercito Libre Sirio que participaron en la operación para romper el sitio habían declarado que estaban dispuestas a negociar con la ONU la entrada de ayuda humanitaria tanto en el oeste como en el este de Alepo. El oeste, controlado por el gobierno, está aislado desde el fin de semana, cuando los insurgentes tomaron Ramouseh, una arteria vital hacia ese lado de la ciudad donde viven un millón y medio de civiles. El régimen cercó el mes pasado el lado este de la ciudad, donde viven 250.000 civiles, y las provisiones escasean.
Investigan los ataques con gas cloro
La última ola de violencia llegó inmediatamente después de otro posible ataque con gas cloro, esta vez en el distrito Zubdiya, controlado por los rebeldes. En el ataque murieron tres personas y otros sufrieron problemas respiratorios, según los médicos locales. La semana pasada, médicos de la vecina provincia de Idlib afirmaron haber tratado a más de dos docenas de pacientes en otro supuesto ataque con gas cloro en el pueblo de Saraqeb.
El enviado de la ONU en Siria, Staffan de Mistura, aseguró que está investigando el posible ataque con gas cloro sobre Alepo. “Hay muchs pruebas de que efectivamente ocurrió”, declaró a la prensa, advirtiendo que en caso de confirmarse el ataque, estaríamos hablando de un crimen de guerra.
También afirmó que la ONU está intentando encontrar una solución “factible” junto a Moscú para llevar ayuda humanitaria a los civiles de Alepo.
Pocos observadores creen que la ventana de tres horas propuesta por Rusia el miércoles sea suficiente para hacer llegar la cantidad necesaria de provisiones.
El jefe humanitario de la ONU, Stephen O’Brien, dijo estar dispuesto a tener en cuenta la propuesta rusa, pero agregó que para poder llevar suficiente ayuda a Alepo hacen falta un alto el fuego de 48 horas y una carretera liberada.
“Cuando nos ofrecen tres horas, uno debe preguntarse: ¿qué podemos hacer en esas tres horas?”, declaró. “¿Es suficiente para cubrir las necesidades que hay o solo una muy pequeña parte de ellas?”
Islam Alloush, portavoz de Jaysh al-Islam, uno de los grupos de insurgentes más importantes de Siria y una facción clave en la ofensiva de Alepo, dijo que la propuesta era un engaño propagandístico pero que el grupo colaboraría con cualquier plan de llevar ayuda humanitaria a Alepo.
Los ataques no cesan
“Estamos a disposición de cualquier ayuda que preserve la sangre del pueblo sirio y reduzca su sufrimiento,” declaró Alloush. “Pero la realidad es que este anuncio sirve para alimentar a los medios, cuando en la práctica no se ha hecho nada, y el régimen y sus aliados siguen atacando a los sirios durante el período designado como supuesto alto el fuego y fuera de él.”
La embajadora de Estados Unidos en la ONU, Samantha Power, ha realizado repetidos llamamientos a un alto el fuego de 48 horas para poder introducir ayuda humanitaria a la ciudad y poder evacuar a los heridos de gravedad. Una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU el pasado martes no logró llegar a un acuerdo para un alto el fuego inmediato.
La carta conjunta escrita por los médicos pide al presidente de Estados Unidos “que actúe ahora para detener los bombardeos que siguen destruyendo la ciudad y que se asegure de que no se vuelva a instaurar el estado de sitio”.
Los médicos afirman que se bombardea una instalación sanitaria cada 17 horas y que se ven forzados a tomar decisiones devastadoras como dejar morir a niños por falta de sangre, suministros médicos o ecógrafos.
Algunos médicos se han negado a firmar la carta porque no quieren hacer ninguna petición de ayuda a Occidente.
Los diplomáticos occidentales parecen no tener dudas de que las fuerzas sirias se han puesto como objetivo las instalaciones médicas del este de la ciudad en un intento de aterrorizar a los 250.000 o 300.000 ciudadanos que quedan y obligarlos a rendirse, morir de hambre o escapar. Las seis instalaciones bombardeadas dentro y en los alrededores de Alepo incluían una clínica pediátrica donde murieron cuatro niños después de que se cortara el suministro de oxígeno.
No ha sido posible verificar todos los nombres de los médicos que han firmado la carta, pero su relato cuenta con información que proporcionaron médicos estadounidenses a la ONU tras una visita a los hospitales de Alepo hace dos semanas.
Alepo es la segunda ciudad más grande de Siria y tiene un valor simbólico; su caída confirmaría hasta qué punto el presidente Bashar al Asad ha recuperado el poder militar gracias al apoyo aéreo ruso.
En la carta, los médicos sirios relatan: “Durante cinco años nos hemos enfrentado a la muerte cada día. Pero ahora nos llega por todos los lados. Durante cinco años hemos visto a infinidad de pacientes, amigos y colegas padecer las muertes más violentas y tormentosas. Durante cinco años el mundo se paró a comentar cuán ”complicada“ es Siria, mientras no hacían nada por protegernos. Las recientes propuestas de evacuación del régimen y de Rusia sonaron a amenazas veladas contra los ciudadanos: ¿Huir ahora o enfrentarse a qué destino?”.
“Los servicios médicos quedarán destruidos”
“El mes pasado bombardearon 42 instalaciones médicas en Siria, 15 de las cuales eran hospitales en los que trabajamos. Ahora sufrimos un ataque a una instalación médica cada 17 horas. A este ritmo, los servicios médicos en Alepo estarán totalmente destruidos en un mes, abandonando a 300.000 personas ante la muerte.”
“Lo más doloroso, como médicos, es tener que elegir quién vive y quién muere. A veces nos traen niños pequeños heridos de tanta gravedad que tenemos que priorizar a los que tienen más posibilidades de sobrevivir, o simplemente no tenemos el equipamiento para asistirlos. Hace dos semanas, cuatro recién nacidos murieron ahogados intentando respirar cuando un bombardeo cortó el suministro de oxígeno de las incubadoras. Sin una bocanada de aire, sus vidas terminaron antes de comenzar.”
Los médicos advierten a Obama que “a menos que se abra un corredor humanitario, es cuestión de tiempo para que volvamos a estar rodeados por tropas del régimen, cunda el hambre y se acaben por completo los suministros médicos.”
“No hace falta que le expliquemos a usted que al tener como objetivos los hospitales, los aviones rusos y del régimen sirio están cometiendo un crimen de guerra. No hace falta que le expliquemos a usted que se están cometiendo atrocidades en Alepo,” concluye la carta.
Traducido por Lucía Balducci