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El aumento de leyes antiaborto en EEUU inspira una web que guía a las mujeres para hacerlo ellas mismas

Molly Redden

Por miedo a que la presidencia de Donald Trump suponga una amenaza para los derechos reproductivos de toda una generación en EEUU, un grupo de defensa internacional está presentando esta semana lo que será, con toda seguridad, una respuesta llena de controversia: una web dedicada a ayudar a las mujeres estadounidenses a que pongan fin a sus embarazos con medicamentos para inducir abortos que han conseguido fuera de los cauces sanitarios.

El proyecto, lanzado por Women Help Women, es una respuesta al hecho de que muchas mujeres estadounidenses ya están solucionando el asunto por sí mismas. Para ellas es cada vez más una opción, dada la situación legal del país sobre este asunto.

“Las mujeres en EEUU han estado y están tomando píldoras sin una buena guía”, asegura Susan Yanow, la portavoz estadounidense del grupo. “Si una mujer está nerviosa y tiene las pastillas en su mano, y no sabe lo que tiene que hacer... nosotros podemos ayudarle a entender qué hacer. Podemos ayudarle a entender a qué señales tiene que estar atenta y qué es lo que está pasando”.

Las investigaciones demuestran que hay un pequeño (pero significante) número de mujeres estadounidenses que intentan provocar sus propios abortos sin ningún tipo de supervisión médica. Varios estudios han demostrado que muchas de estas mujeres, sobre todo las que viven en la frontera entre México y EEUU, están utilizando misoprostol, un medicamento abortivo que puede ser legalmente adquirido sin receta en muchas farmacias de Centroamérica. En EEUU, es ilegal administrar este medicamento fuera de ciertas clínicas médicas.

Las indicaciones para tomar misoprosol se encuentran fácilmente en Internet. Lo que diferencia a la iniciativa de Women Help Women es que conecta a mujeres estadounidenses con asesores que pueden proporcionar instrucciones paso a paso, y responder a ciertas preguntas, en tiempo real.

Sus asesores están entrenados por profesionales médicos para acompañar a las mujeres durante el proceso de uso de misoprostol con el que provocar su propio aborto. Los asesores también tratarán de conectar a mujeres con fondos para el aborto si el dinero es el mayor obstáculo para abortar en una clínica.

Pero el principal objetivo es apoyar al número indeterminado de mujeres que se provoca abortos a sí mismas. Parte de la idea proviene, cuenta Yanow, de un artículo de the Guardian publicado en el mes de noviembre. La historia relató la historia de una joven mujer de Texas que, incapaz de costearse un aborto en EEUU, viajó a México para comprar sin receta un medicamento abortivo. 

“Hay demasiadas dudas”, dijo la mujer a the Guardian. “Preferiría mucho más que un profesional sanitario me ayudase en esto y no tuviese que hacerlo yo sola”.

Aquellas palabras se quedaron resonando en la mente de Yanow. Y mientras trataba de encontrar una manera de responder al resultado de las elecciones de noviembre, se le ocurrió que Women Help Women podía adaptar sus servicios a las mujeres necesitadas en EEUU.

El proyecto se llamará Self-managed Abortion, Safe and Supported o SASS (algo así como abortos autogestionados, seguros y con apoyo) y utilizará la web abortionpillinfo.org.

Atención vía mail

Desde hace tiempo, Women Help Women es una organización que provee píldoras abortivas e instrucciones en otros países. Cada mes, su equipo responde a unos 5.000 correos electrónicos de mujeres de todo el mundo que buscan poner fin a sus embarazos.

El grupo no proporcionará medicamentos para provocar abortos a las mujeres en EEUU. También ha realizado otros cambios en sus métodos debido a la atmósfera excepcionalmente hostil que sobrevuela EEUU en torno a este tema.

En el país, al menos 18 mujeres han sido acusadas de delito por intentar provocarse un aborto. Un puñado de estados lo han hecho explícitamente ilegal para cualquiera, excepto para ciertos profesionales sanitarios que sí que pueden administrar ese tipo de medicamentos.

Fiscales emprendedores han encontrado otras formas creativas de acusar a las mujeres a través del uso de leyes contra la negligencia infantil, contra la medicina sin licencia o por posesión de drogas. Los consejeros de Women Help Women informarán a las usuarias sobre algunos riesgos legales a los que se pueden enfrentar al automedicarse con misoprostol, así como de sus limitaciones.

Pero las implicaciones legales de este proyecto son bastante inciertas. “Esta parte de la ley es muy complicada”, comenta Jill Adams, la líder de estrategia de Self-Induced Abortion Legal Team, un proyecto asociado con Berkeley Law. Su grupo ha compartido información legal sobre los abortos autoinducidos con Women Help Women, pero se abstuvo de examinar legalmente la información que los asesores proporcionarán a las mujeres estadounidenses.

En general, el acto de buscar o dar información sobre la realización de un aborto autoinducido está protegido por la ley, comenta Adams. Y, que ella sepa, nadie ha sido procesado solo por buscar información.

Sin embargo, podría aumentar el riesgo de un enjuiciamiento. Purvi Patel, la primera mujer en EEUU a la que se le impuso una pena seria de prisión por provocarse un aborto, fue condenada después de que los fiscales obtuviesen una serie de mails que mostraban que compraba píldoras abortivas procedentes de una farmacia China.

Teniendo en cuenta todo esto, Women Help Women diseñó su portal de tal modo que las conversaciones entre usuarios y asesores se eliminan siete días después. Por otro lado, sus servidores están alojados en el extranjero, para dificultar el acceso a los fiscales. Sus 23 consejeros también asesoran desde el extranjero.

Según cree, los riesgos legales son cada vez mayores que los riesgos médicos. “En general, diría que hay una especie de reconocimiento creciente sobre que, desde una perspectiva médica, tenemos muy pocas preocupaciones” cuando las mujeres utilizan este tipo de medicamentos por sí mismas, asegura Daniel Grossman, un profesor clínico de ginecología y obstetricia en la Universidad de California en San Francisco que investiga sobre los abortos autoinducidos.

“Especialmente si estamos hablando de mujeres que usan misoprostol, se trata de una medicación muy segura y efectiva”, afirma. “Si las mujeres tienen la información sobre cómo utilizarla, pueden utilizarlas ellas solas con total seguridad”.

¿Cómo funcionan estos medicamentos?

Cuando una mujer acude a una clínica abortiva, normalmente les dan dos medicamentos: mefiprestona, que bloquea las hormonas necesarias para preservar un embarazo y misoprostol, que se administra unas horas después y que provoca que el útero se contraiga y expulse su contenido. La agencia estadounidense de Administración de Alimentos y Medicamentos permite a las mujeres salir de la clínica y tomar el misoprostol en casa.

Los investigadores creen que las mujeres que se toman medicamentos abortivos son más proclives a tomar misoprostol por sí mismas porque es fácil de obtener en farmacias extranjeras. El misoprostol utilizado sin la mefiprestona es menos efectivo pero tiene una tasa de éxito muy alta.

Existen ciertos riesgos médicos al tomar píldoras abortivas sin la supervisión de profesionales médicos. A menudo, es necesaria una ecografía para confirmar el embarazo y de cuántas semanas está embarazada. El misoprostol es menos efectivo y requiere un régimen de medicación diferente después del primer trimestre del embarazo.

Los médicos expertos también dan información a las mujeres para que sepan cómo reconocer posibles complicaciones como el sangrado excesivo que podría suceder fuera de la clínica y requerir atención especializada. Por otro lado, el uso inapropiado de estos fármacos –como una alta dosis en el segundo trimestre– podría suponer complicaciones médicas serias.

Grossman comenta que un proyecto como el de Women Help Women podría minimizar este tipo de riesgos. “Creo que es peor seguir en silencio mientras sabemos que hay mujeres haciendo esto”.

Pero los que se oponen al derecho al aborto se basan en estas preocupaciones médicas para oponerse a cualquier proyecto que haga que los medicamentos abortivos se puedan utilizar fuera de las clínicas.

En respuesta a un estudio que dio a conocer the Guardian, que prueba la eficacia de enviar píldoras abortivas por correo, un portavoz de Americans United for Life dijo: “Estamos muy preocupados por la distribución de medicamentos peligrosos y asesinos sin supervisión médica porque las mujeres se enfrentan a graves riesgos con los abortos químicos”.

Carol Tobias, presidenta del Comité Nacional del derecho a la vida se preguntaba: ¿A quién se supone que van a llamar si tienen algún problema?“ Yanow dice que eso es exactamente para lo que se ha creado la nueva web.

“A la gente no se les aconseja a que tomen píldoras. Se les aconseja si ya han decidido tomarlas. Lo que impulsa a este proyecto es la certeza de que las mujeres ya están haciendo todo esto ellas solas”, concluye.

Traducido por Cristina Armunia Berges