La agencia de noticias Associated Press (AP) mantuvo una cooperación formal con el régimen de Hitler en los años 30, mediante la cual proporcionaba a los periódicos estadounidenses materiales producidos y seleccionados directamente por el Ministerio de Propaganda nazi. Lo han revelado unos archivos descubiertos por una historiadora alemana.
Cuando el Partido Nazi tomó el poder en Alemania en 1933, uno de sus primeros objetivos fue llevar a su terreno no solo a la prensa nacional, sino también a la internacional. En un año prohibió the Guardian, y en 1935 ya había obligado incluso a las grandes agencias anglosajonas como Keystone y Wide World Photos a cerrar sus oficinas tras ser atacadas por dar trabajo a periodistas judíos.
Associated Press, que se ha descrito a sí misma como “Cuerpo de marines del periodismo, siempre los primeros en entrar y los últimos en salir”, fue la única agencia de noticias occidental a la que le permitieron seguir trabajando en la Alemania de Hitler, y siguió en funcionamiento hasta que Estados Unidos entró en la guerra en 1941. Se encontró por tanto en la presuntamente rentable situación de ser el canal principal para la difusión de información e imágenes del Estado totalitario.
En un artículo publicado en la revista académica Studies in Contemporary History, la historiadora Harriet Scharnberg explica que AP solo pudo mantener su acceso al país entrando en un sistema de cooperación con el régimen nazi beneficioso para ambas partes. La agencia, radicada en Nueva York, cedió control de su producto al aceptar la denominada Schriftleitergesetz (ley de censura), mediante la cual se comprometía a no publicar ningún material “calculado para debilitar la fortaleza del Reich en el extranjero o dentro del país”.
Esta ley obligaba a AP a contratar a periodistas que también trabajaban para la división de propaganda del partido nazi. Uno de los cuatro fotógrafos empleados por la agencia en los años 30, Franz Roth, era miembro de la unidad de propaganda de las SS, cuyos fotógrafos elegía Hitler personalmente. AP ha eliminado las fotos de Roth de su web desde que Scharnberg publicó su estudio, aunque las imágenes de vista previa siguen visibles por “problemas de software”.
La agencia estadounidense también permitió al régimen nazi usar su archivo fotográfico para su virulenta propaganda antisemita. Entre las publicaciones ilustradas con fotos de AP está el exitoso panfleto de las SS Der Untermensch (Los subhumanos) y el folleto Los judíos en EEUU, que buscaba demostrar la decadencia de los estadounidenses judíos con una foto del alcalde de Nueva York, Fiorello LaGuardia, comiendo con las manos.
Fotos seleccionadas directamente por Hitler
El descubrimiento, que llega poco antes del 170º aniversario de Associated Press que se celebrará en mayo, plantea interrogantes complejos no solo sobre el papel que jugó AP al permitir a la Alemania nazi ocultar su verdadera cara durante los primeros años de Hitler en el poder, sino también sobre la relación de la agencia con los regímenes totalitarios contemporáneos.
Aunque el acuerdo con AP permitió a Occidente asomarse a una sociedad represiva que quizá de otro modo habría estado totalmente escondida –el corresponsal en Berlín Louis P. Lochner ganó por ello un premio Pulitzer en 1939–, también dejó que los nazis taparan algunos de sus crímenes. Scharnberg, historiadora de la universidad Martín Lutero de Halle, considera que la cooperación de la agencia con el régimen de Hitler permitió a los nazis “mostrar una guerra de exterminio como una guerra convencional”.
En junio de 1941, las tropas nazis invadieron la ciudad de Lviv, en el oeste de Ucrania. Al descubrir muestras de asesinatos masivos perpetrados por las tropas soviéticas, las fuerzas de ocupación alemanas organizaron matanzas de “venganza” contra la población judía de la ciudad. Las fotos de Franz Roth de los cadáveres en las prisiones de Lviv fueron seleccionadas bajo las órdenes personales de Hitler y enviadas a la prensa estadounidense a través de AP.
“En lugar de imprimir fotos de las matanzas de Lviv de miles de víctimas judías, que duraron días, a los periódicos americanos solo les llegaban imágenes de las víctimas de la Policía soviética y de los 'salvajes' criminales de guerra del Ejército Rojo”, valora Scharnberg en declaraciones a the Guardian. “Por eso es justo decir que esas fotos ayudaron a esconder el verdadero carácter de la guerra librada por los alemanes”, añade. “Qué hechos se mostraban y cuáles se mantenían invisibles en el suministro de imágenes de AP se decidía en función de los intereses alemanes y del relato alemán de la guerra”.
A raíz de estas acusaciones, AP ha afirmado en un comunicado que el estudio de Scharnberg “describe a personas individuales y sus actividades antes y durante la guerra que eran desconocidas para AP”, y que actualmente está revisando documentos de sus archivos y de otras fuentes para “ampliar nuestros conocimientos sobre esa época”.
Un portavoz de la agencia estadounidense ha declarado a the Guardian: “Mientras seguimos investigando el asunto, AP rechaza cualquier idea de que 'colaborase' deliberadamente con el régimen nazi. Una descripción precisa es decir que AP y otros medios de comunicación extranjeros estaban sujetos a intensas presiones del régimen nazi desde la llegada de Hitler al poder en 1932 hasta la expulsión de la agencia de Alemania en 1941. La dirección de AP resistió a la presión mientras trabajaba para recopilar noticias precisas, necesarias y objetivas en un momento oscuro y peligroso”.
Dudas sobre la relación entre AP y Corea del Norte
El nuevo descubrimiento podría interesar solo a los historiadores, si no fuera porque la relación de la agencia con los regímenes totalitarios vuelve a ser cuestionada. Desde enero de 2012, cuando AP se convirtió en la primera agencia de noticias extranjera en abrir una delegación en Corea del Norte, se han planteado dudas reiteradamente sobre la neutralidad de la información producida en sus oficinas de Pyongyang.
En 2014, la web NK News, radicada en Washington, afirmó que en 2011, altos ejecutivos de la agencia “aceptaron distribuir propaganda de Corea del Norte producida por el Estado bajo el nombre de AP” para conseguir acceso al muy rentable mercado de la distribución de material fotográfico del país totalitario. La República Popular Democrática de Corea es el penúltimo país en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa de Reporteros sin Fronteras.
Un borrador de acuerdo filtrado mostró que AP parecía estar dispuesta a dejar que la Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA) eligiese a un periodista de texto y a un fotoperiodista de su departamento de agitación y propaganda para trabajar en la delegación de la agencia estadounidense. AP manifestó a the Guardian que “sería atrevido dar por hecho que 'el borrador' es significativo”, pero declinó desvelar información adicional sobre el acuerdo final.
Algunos hechos relevantes, de los que informaron los medios internacionales, no fueron cubiertos por la delegación de AP en Pyongyang. Es el caso de la desaparición pública durante seis semanas del líder Kim Jong-un entre septiembre y octubre de 2014, del hackeo a Sony Entertainment en noviembre de 2014 que supuestamente organizó una agencia de “guerrilla digital” norcoreana y de las informaciones sobre una hambruna en la provincia de Hwanghae del Sur en 2012.
Cuando la agencia de noticias francesa AFP firmó un acuerdo para abrir una delegación en Pyongyang en enero de este año, el exdelegado de AP en esa ciudad Jean Lee lo consideró una señal de la “mayor confianza” del régimen “en su capacidad de mantener a los periodistas extranjeros bajo control”. El portavoz de la agencia estadounidense niega que esta se haya sometido a la censura: “No enviamos nuestras informaciones a la KCNA ni a ninguna autoridad gubernamental antes de publicarlas. Al mismo tiempo, las autoridades son libres de concedernos o denegarnos accesos o entrevistas”.
Nate Thayer, la antigua corresponsal de AP en Camboya que publicó el borrador de acuerdo filtrado, declara a the Guardian: “Parece que la agencia ha aprendido muy poco de su propia historia. Asegurar, como ellos hacen, que Corea del Norte no controla sus informaciones es absurdo. Es natural argumentar que cualquier acceso a países reservados es importante. Pero, a fin de cuentas, es relevante decir a tus lectores que lo que estás contando está basado en fuentes independientes y neutrales”.
Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo