Un concejal de Nueva York anunció este miércoles su plan para prohibir las pajitas de plástico en la ciudad de 8,5 millones de habitantes. En todo el mundo se están poniendo en marcha cada vez más iniciativas para frenar el uso del plástico. “Dependemos del plástico y esto es una tendencia que tenemos que remediar inmediatamente”, ha dicho el concejal Rafael Espinal, que abordó su propuesta de prohibición en una rueda de prensa al sur de Manhattan, con la Estatua de la Libertad de fondo.
La preocupación por la contaminación y la propuesta de tomar medidas enérgicas contra las simples pajitas han obligado a intervenir a varios gobiernos y empresas.
Alaska Airlines dijo este lunes que eliminará las cucharillas y las pajitas de plástico de su servicio de a bordo. En abril, el Gobierno británico anunció planes para prohibir pajitas, cucharillas y bastoncillos de algodón para el año que viene. McDonald's ha dicho que sus clientes en Reino Unido tendrán que pedir las pajitas si las quieren y han anunciado un modelo de pajitas de papel.
La propuesta de Espinal ha surgido después de un intento fallido por parte del Ayuntamiento para implantar una cuota de cinco centavos por el uso de bolsas de plástico y papel. El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ha dicho que apoya la prohibición de las bolsas de plástico, pero no ha avanzado un plan para promulgar dicha prohibición, que ya existe en California y Hawái.
Espinal habló en un mirador del río Hudson entre una multitud de turistas, entre ellos, dos hombres que sorbían café helado utilizando pajitas de plástico. Ambos hicieron gestos hacia sus pajitas mientras Espinal hablaba sobre sus preocupaciones, después se fueron justo cuando el concejal dijo que iba a presentar un proyecto de ley para prohibir las pajitas esa misma tarde en el Ayuntamiento.
Mientras tanto, Espinal ha aconsejado a las empresas de la ciudad que dejen de proporcionar de manera automática pajitas en los restaurantes y en los pedidos para llevar, y que solo las den si lo pide el cliente. Espinal también anunció que más de 130 restaurantes de la ciudad se han unido a la campaña 'Give a sip' ('Da un sorbo'), que propone utilizar pajitas hechas con materiales alternativos al plástico como papel biodegradable, bambú y metal.
La Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre de la ciudad (WCS, por sus siglas en inglés) lidera esta campaña, que cuenta con el apoyo de museos, hoteles y restaurantes de alta cocina con estrellas Michelin. Sin embargo, fuera de la lista están los principales culpables del uso de las pajitas en la ciudad: cafeterías, puestos de zumos y restaurantes de comida rápida.
John Calvelli, vicepresidente ejecutivo de asuntos públicos de WCS, dijo que estos elementos de plástico son letales para tortugas, ballenas, peces y aves locales. “Una sola pajita puede parecer muy poca cosa, pero no lo es”, dijo Calvelli.
La Yemeni American Merchants Association también apoya esta iniciativa. Se trata de un grupo que representa a cientos de propietarios de tiendas de la ciudad de Nueva York, conocidas como bodegas. “Es sorprendente ver cuánta gente usa pajitas dobles o pajitas como palillos de dientes”, explica Zaid Nagi, vicepresidente de la asociación.
Si el proyecto de ley se convierte en ley, los restaurantes que continúen utilizando pajitas o cucharillas de plástico, serían avisados y después se enfrentarían a multas de entre 100 y 400 dólares. Habría excepciones para personas con diversidad funcional que verdaderamente las necesitan.
En EEUU, las ciudades de la costa oeste de Seattle –tras una campaña denominada 'Sin pajitas en Seattle'– y Malibú, cerca de Los Ángeles, han declarado la guerra a las pajitas, mientras que en California y Hawai están estudiando prohibirlas.
Al mismo tiempo, los grupos del sector piden mejores procesos de reciclaje y más opciones para los clientes, en lugar de prohibiciones absolutas. Steve Russell, vicepresidente del grupo de presión de la industria del plástico del Consejo Americano de Química, dice que “proveer pajitas bajo demanda ofrece a los clientes la posibilidad de elegir y ayuda a prevenir el despilfarro garantizando que las pajitas se distribuyan solo a quienes las necesiten”.
Un estudio reciente estima que hay alrededor de 7,5 millones de pajitas esparcidas en las playas de América y que, cada año, se producen 35 millones de toneladas de contaminación plástica en todo el mundo. Una cuarta parte de esta contaminación termina en ríos, arroyos y océanos.
Por norma general, los equipos de pesca y las bolsas de plástico causan más daño a la vida silvestre que las pajitas cuando son desechadas dentro del medio ambiente. Sin embargo, su ligereza hace que sean muy difíciles de reciclar y eso significa que se descomponen lentamente en microplásticos muy dañinos. Las pajitas enteras también son capaces de causar daño tal y como muestra un vídeo viral de 2015 en el que se ve cómo sacan de la nariz de una tortuga una pajijta que estaba completamente introducida.
“Muy poca gente se da cuenta de que las pajitas están entre los 10 artículos más encontrados durante la limpieza de las playas y de que pueden hacer tanto daño a las aves, a las tortugas y a otras criaturas marinas”, según el grupo ambientalista For A Strawless Ocean. “Dado que no es un artículo vital para ninguno de nosotros, creemos que rechazar las pajitas de un solo uso es la manera más fácil y simple para que todo el mundo tome medidas a día de hoy para hacer frente a la contaminación por plástico”, concluye.