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Obama se va a jugar al golf para esquivar el aniversario del golpe de estado en Argentina

The Guardian

Uki Goñi - Buenos Aires —

Barack Obama ha cambiado la fecha de su viaje a Buenos Aires, a raíz de las críticas que recibió por la visita que había planeado a la capital argentina este 24 de marzo. Ese día se conmemora el 40 aniversario del brutal golpe de estado de 1976 que instauró la dictadura militar con el apoyo inicial de Estados Unidos.

Obama no estará en Buenos Aires el 24 de marzo pero sí en Argentina: estará jugando al golf en Bariloche, un centro turístico del sur argentino, a unos 1.600 kilómetros de la capital.

El cambio de planes tuvo lugar después de que varios defensores de los derechos humanos pidieran a Obama que cancelara o, por lo menos, cambiara la fecha de su visita. Según el nuevo plan, el mandatario estadounidense llegará a la capital argentina la noche del 22 de marzo. Al día siguiente, se encontrará con el presidente de Argentina Mauricio Macri. Luego partirá rumbo a Bariloche [donde se alojará en un lujoso resort de golf].

El 24 de marzo de 1976, una junta militar implementó la ley marcial y dio inicio a la matanza de miles de opositores al régimen, en su mayoría jóvenes, que prosiguió hasta el retorno de la democracia en 1983.

Adolfo Pérez Esquivel, ganador del premio Nobel de la paz por su trabajo como defensor de los derechos humanos durante la dictadura, había advertido que la llegada de Obama coincidiría con las multitudinarias marchas en conmemoración de las víctimas del golpe de estado y que incluso podría provocar enfrentamientos.

“Obama representa al país responsable de varios golpes militares en Latinoamérica, incluidos los de Chile y Argentina”, ha asegurado Pérez Esquivel a the Guardian. Aunque se desconoce el número exacto de víctimas, se estima que unos 30.000 opositores de izquierda, en su mayoría jóvenes, fueron “desaparecidos” durante la dictadura que sufrió Argentina entre 1976 y 1983.

Pérez Esquivel, que fue torturado y detenido sin juicio durante 14 meses a finales de la década del 70, escribió una carta abierta a Obama para pedirle al presidente de EEUU que retrasara su visita a la Argentina.

“En 1976, mientras tú tenías tan solo 14 años, nosotros comenzábamos el período más trágico de nuestra historia, con la instauración de un terrorismo de Estado que sometió a nuestro pueblo a la persecución, la tortura, la muerte y la desaparición de personas. Le escribo como sobreviviente de ese horror, que contaba con financiamiento, adoctrinamiento y coordinación de Estados Unidos”, escribió Pérez Esquivel.

Las acciones del régimen militar todavía son tema de feroz debate en Argentina. Mientras que la expresidenta de Argentina Cristina Fernández de Kirchner mantenía una relación muy cercana con las organizaciones de derechos humanos, el nuevo gobierno de centroderecha de Macri ha mostrado poco entusiasmo con los activistas desde que asumió el pasado 10 de diciembre.

A principios de año, el ministro de Cultura de Buenos Aires, Darío Lopérfido, provocó el enfado de muchos al sugerir que se había exagerado el número de personas “desaparecidas”, con el objetivo de aprovecharse de los subsidios que el gobierno otorgaba a los familiares de las víctimas.

“No hubo 30.000 desaparecidos en Argentina. Esa es una mentira que se barajó en una mesa de negociaciones para obtener subsidios”, aseguró Lopérfido en una conferencia reciente. Las palabras del ministro encendieron un amargo debate y generaron que se lo abucheara estruendosamente durante un concierto de Rufus Wainwright en Buenos Aires.

El apoyo brindado por los Estados Unidos a los regímenes militares durante la década de 1970 sigue siendo fuente de discordia en toda Latinoamérica. Durante la administración de Gerald Ford, Henry Kissinger, en ese entonces secretario de Estado, dio su consentimiento apenas velado para que las fuerzas militares argentinas usaran métodos extremos contra los activistas de izquierda.

El apoyo de Kissinger

El Gobierno de EEUU desclasificó documentos que describen dos reuniones de 1976 entre Kissinger y el ministro de Relaciones Exteriores de la dictadura, César Guzzetti, que le pedía “entendimiento y apoyo” para vencer al “terrorismo”.

Según el memorándum de una conversación que tuvo lugar en Santiago de Chile en junio de ese mismo año, Kissinger le dijo al ministro: “Si hay cosas que tienen que hacerse, es mejor que se hagan rápido. Pero se deben retomar inmediatamente los procedimientos normales”. En una reunión posterior en Nueva York, Kissinger volvió a repetir su apreciación: “Cuanto más rápido tengan éxito, mejor”.

Las palabras de Kissinger debilitaron los esfuerzos del entonces embajador de EEUU en Buenos Aires, Robert Hill, para convencer a los militares argentinos de respetar los derechos humanos.

“Guzzetti fue a EEUU completamente convencido de que tendría que oír fuertes llamados de atención, firmes y concretos, acerca de las prácticas contra los derechos humanos de su Gobierno; en vez de eso, el ministro regresó en un estado de júbilo”, informó Hill al Departamento de Estado.

Cuando Jimmy Carter asumió el cargo como presidente de Estados Unidos en 1977, la tolerancia de ese país a los abusos de los militares argentinos llegó a su fin. Carter había prometido que los derechos humanos serían la piedra angular de su política exterior.

El punto más controvertido del itinerario de Obama es la visita a la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ex ESMA), un antiguo centro de detención clandestino que ahora funciona como museo de la memoria.  

Para Nora Cortiñas, una de las líderes de las Madres de Plaza de Mayo (una organización que ha luchado durante décadas para localizar e identificar los restos de hijos e hijas de desaparecidos), “es una ofensa para el pueblo argentino, las víctimas, los familiares, es una ofensa, es una provocación que este señor esté el 24 de marzo”.

Algunos activistas creen que el gobierno de Macri eligió a propósito la fecha de la visita de Obama con el fin de desviar la atención de las declaraciones poco entusiastas del presidente acerca de los derechos humanos. “Es una decisión política”, dijo Pérez Esquivel antes del cambio de fecha en la agenda de Obama. “Podría visitar la Patagonia al sur de Argentina, que es muy hermosa y podría regresar después, el 25 de marzo”.

Traducción de Francisco de Zárate