El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ha regresado a Oriente Próximo por cuarta vez en tres meses, tras advertir de que la invasión de Israel sobre Gaza, que ya suma más de 22.000 palestinos muertos, corre el riesgo de extenderse por toda la región. La reciente intensificación de la violencia entre Israel y Hizbulá en Líbano, el aumento de los ataques de los hutíes de Yemen, apoyados por Irán, contra la navegación comercial en el Mar Rojo, y los ataques de grupos vinculados a Teherán contra bases estadounidenses en Irak han creado una atmósfera cada vez más tensa en todo Oriente Próximo.
Este lunes, un comandante de la unidad de élite Radwan, del grupo chií Hizbulá, ha muerto en un bombardeo supuestamente efectuado por un dron israelí en el sur de Líbano, según distintas fuentes. El fallecido es Wissam al Tawil y desempeñaba un papel destacado en la gestión de las operaciones del grupo armado en el sur del país, junto a la frontera con Israel, donde Hizbulá y el Ejército israelí se han intercambiado fuego a diario desde el comienzo de la guerra en Gaza, hace tres meses. Al Tawil ha perecido junto a un acompañante que viajaba con él cuando el vehículo ha sido blanco del ataque, según relatan varias fuentes de seguridad.
Hoy mismo, el Ejército israelí ha afirmado que sus aviones han golpeado “una serie de objetivos terroristas de Hizbulá” en el sur de Líbano, después de que un proyectil antitanque fuera lanzado desde el país vecino contra la localidad de Kiryat Shmona. El domingo, Israel admitió que un lanzamiento de cohetes de Hizbulá dañó la noche anterior una base aérea estratégica en el norte de Israel; las imágenes difundidas por Hizbulá parecían mostrar un incendio sobre o junto a una cúpula de la base del monte Meron, situada a menos de 10 km de la frontera con Líbano.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) declinaron hacer comentarios sobre el alcance de los daños y afirmaron que los sistemas de reserva permitían que las defensas aéreas del país siguieran funcionando. Pero el éxito del ataque contra una instalación militar sensible pone de manifiesto la capacidad de Hizbulá.
Los responsables de seguridad israelíes reconocen que el grupo sería un enemigo mucho más formidable que Hamás si los intercambios de disparos transfronterizos desembocaran en un conflicto total.
Blinken se refirió a la amenaza de que el conflicto se extienda en sus declaraciones del domingo por la noche. “Es un momento de profunda tensión en la región. Se trata de un conflicto que fácilmente podría hacer metástasis, causando aún más inseguridad y aún más sufrimiento”, declaró Blinken en una conferencia de prensa en Doha junto al primer ministro de Qatar, el jeque Mohammed bin Abdulrahman Al Thani.
El secretario de Estado estadounidense ya ha visitado Jordania, Turquía y Grecia en una gira que también incluirá paradas en Israel, Cisjordania, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí y Egipto.
El Washington Post informó el domingo de que la administración Biden había advertido a Israel contra una escalada significativa en el Líbano, al tiempo que citaba una evaluación secreta de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EEUU, según la cual Israel tendría dificultades para luchar contra los conflictos en dos frentes, en Gaza y en el Líbano.
El periódico también informó de que al principio de la guerra de Gaza, Joe Biden llamó a Netanyahu hasta tres veces al día para disuadir a Israel de lanzar simultáneamente una guerra contra Hizbulá, ante el temor de que “se desatara el infierno” en la región.
Mientras proseguían los enfrentamientos fronterizos el domingo por la mañana, Líbano informó de que las IDF habían bombardeado la región de Khiam y Majdel Zoun.
La visita de Blinken se produce después de que el jefe de la política exterior de la UE, Josep Borrell, advirtiera en Beirut de que era “imperativo” evitar una escalada regional en Oriente Próximo. Advirtió a Israel de que “nadie saldrá ganando de un conflicto regional”.
El temor a que el conflicto se extienda ha ido en aumento desde que Israel asesinó la semana pasada a Saleh Al Arouri, alto cargo de Hamás, en un ataque contra una oficina en Dahiyeh, un suburbio del sur de Beirut que es bastión de Hizbulá. Se trata del primer ataque aéreo contra la capital libanesa desde el final de la guerra israelí contra Líbano en 2006, que resultó enormemente destructiva.
En declaraciones realizadas durante una breve escala en Creta, Blinken describió la “preocupación real” por la línea azul entre Israel y Líbano, donde incluso antes del ataque se habían producido intercambios diarios de disparos.
“Queremos hacer todo lo posible para asegurarnos de que no se produce una escalada allí” y evitar un “ciclo interminable de violencia”, declaró Blinken.
El sábado, en lo que describió como su “respuesta inicial” al asesinato de Arouri, Hizbulá disparó decenas de misiles contra el norte de Israel, incluida la zona de la base aérea de Monte Meron, un importante centro de vigilancia israelí.
En respuesta, Israel atacó objetivos situados a 40 km en el interior de Líbano, entre ellos un centro de defensa aérea de Hizbulá, mientras funcionarios estadounidenses han sugerido que los intercambios en la frontera se han vuelto más agresivos en las últimas semanas.
Según el artículo publicado el domingo por el Washington Post, basado en información de inteligencia estadounidense que ha revisado y en entrevistas con funcionarios, en la Casa Blanca ha vuelto a aumentar la preocupación por la posibilidad de que la retirada parcial de Israel de miles de tropas en Gaza le permita considerar la posibilidad de atacar a Hizbulá.
“Tienen más libertad para escalar”, declaró un funcionario estadounidense al periódico.
La sensación de urgencia en torno al Líbano en particular se vio subrayada el domingo por los análisis cada vez más pesimistas de los medios de comunicación israelíes y de otros lugares sobre la posibilidad de evitar una guerra más amplia con Hizbulá, después de que el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, dijera la semana pasada que sólo quedaba un pequeño margen para una solución diplomática a la crisis fronteriza.
El Canal 13 de Israel citó a altos funcionarios israelíes anónimos que echaban agua fría sobre la probabilidad de una solución política, añadiendo que su valoración era que la guerra con Hizbulá era “inevitable”.
En Yedioth Ahronoth, Yossi Yehoshua también pintó un panorama sombrío: “La dinámica es obvia. Una escalada de hostilidades que puede descontrolarse”.
Eyal Hulata, ex asesor de seguridad nacional, afirmó que después del 7 de octubre Israel no podía aceptar a los militantes de Hizbulá justo en su frontera norte. “El hecho de que estén tan cerca de la valla es algo que creo que deberíamos haber abordado en tiempo real”, dijo a los periodistas en una reunión informativa. “Tendremos que ocuparnos de eso en algún momento”. Los israelíes no podían vivir a la sombra de otro ataque, aunque los militares probablemente intentarían evitar una guerra en toda regla mientras combatían en Gaza, añadió.
La visita de Blinken se produce en un momento en que los acontecimientos en Líbano, el norte de Israel, el Mar Rojo e Irak han sometido a una intensa tensión a lo que había sido un modesto éxito de Estados Unidos en su empeño por evitar una conflagración regional desde que Hamás atacó Israel el 7 de octubre, y a medida que aumentan las críticas internacionales a la operación militar israelí.
La posición a largo plazo de los funcionarios de defensa israelíes y de los expertos con estrechos vínculos con el ejército ha sido que no creen que el líder de Hizbulá, Hassan Nasrallah, quiera una guerra con Israel .
Sin embargo, también es cierto que los servicios de defensa e inteligencia israelíes no previeron las verdaderas intenciones de Hamás antes del ataque del 7 de octubre.
También hay preocupación en Israel por las inminentes audiencias en el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) en los procedimientos iniciados por Sudáfrica contra Israel por la guerra de Gaza.
Sudáfrica ha solicitado a la CIJ una orden urgente que declare que Israel ha incumplido sus obligaciones en virtud de la convención sobre genocidio de 1948 en su guerra contra Hamás. Israel había dicho que comparecería ante el tribunal para rebatir las acusaciones, algunas basadas en declaraciones de ministros de extrema derecha del gobierno de Netanyahu.
El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, volvió a pedir el domingo la emigración masiva de palestinos y la renovación de los asentamientos israelíes en Gaza. “Creo que es la solución correcta”, dijo en una entrevista con la radiotelevisión nacional.
Estados Unidos condenó la semana pasada tales llamamientos como incendiarios e irresponsables, pero Netanyahu ha ignorado hasta ahora las presiones de Washington para que frene a sus socios de coalición.