Después de tres meses de guerra a gran escala contra Ucrania, en los que las tropas terrestres rusas invadieron desde varias direcciones y los misiles alcanzaron objetivos en todo el país hasta la frontera occidental con Polonia, el foco de la fase actual del conflicto vuelve a estar en la región en la que Rusia ha estado luchando contra Ucrania durante los últimos ocho años: el Donbás.
“El equilibrio militar general en esta guerra sigue tendiendo a favor de Ucrania, dada la disponibilidad de recursos humanos y el acceso al apoyo militar generalizado de Occidente... Pero el equilibrio local en el Donbás durante esta fase es otra historia”, escribió en Twitter el analista militar Michael Kofman.
El grado de cumplimiento y la rapidez con la que el presidente ruso, Vladímir Putin, alcance sus objetivos en el Donbás puede determinar cómo y si otras partes de Ucrania vuelven a entrar en juego. El nivel de pérdidas sufridas también influirá.
El Donbás
Rusia ha renunciado a sus planes de rodear a todas las fuerzas ucranianas en el Donbás y ha optado por el objetivo más modesto de crear “calderos”, es decir, cercos más pequeños que aparten a los ucranianos de los suministros y los refuerzos.
La semana pasada la atención se centró en la ciudad de Severodonetsk, donde el gobernador, Serguéi Gaidai, dijo que Rusia había desplegado 10.000 soldados y 2.500 equipos adicionales para atacar la ciudad. Hay informaciones que afirman, citando a Haidai, que los soldados rusos ya controlan un hotel en las afueras de la ciudad, después de muchos días de implacables bombardeos.
Si Rusia toma Severodonetsk, controlará toda la región de Lugansk y podrá centrarse más en las partes de Donetsk que aún no controla. “No creo que la ofensiva rusa esté estancada, y aunque es lenta, no hay manera de predecir cuándo culminará”, dice Kofman.
Territorios ocupados
Ya no hay duda de que Rusia planea anexionarse partes de Ucrania, como hizo con Crimea en 2014. Entonces, Moscú se negó a hacer lo mismo con las zonas que controlaba en el este de Ucrania, prefiriendo en su lugar apuntalar las administraciones separatistas en esos territorios. Ahora se habla de una anexión rápida de las partes de las regiones de Jersón y Zaporiyia que Rusia tomó en los primeros días de la invasión.
A diferencia de Mariúpol, que conquistó tras bombardearla hasta dejarla en ruinas –y posiblemente otras ciudades de el Donbás que Rusia podría capturar pronto–, estos territorios fueron tomados en gran medida sin combates, por lo que Rusia ha podido centrarse en disipar la disidencia y tratar de tomar el control total.
En estas zonas se ha intensificado la represión del sentimiento proucraniano, así como las informaciones de que Rusia está introduciendo el rublo y el huso horario de Moscú, los anuncios de que los profesores recibirán una nueva formación en el plan de estudios ruso, y una serie de vídeos siniestros de los lugareños anunciando ante las cámaras que habían pasado por “un curso de desnazificación” y que ya no apoyan a Ucrania.
La anexión formal de este territorio podría tener enormes consecuencias para la posibilidad de un acuerdo de paz. Ucrania no aceptará la pérdida de estas zonas pero si lanza un contraataque, Rusia podría alegar que Ucrania está atacando territorio ruso.
Kiev
Cada semana que pasa, la vida en la capital ucraniana se parece cada vez más a como era antes de la ocupación rusa. Las ocasionales sirenas antiaéreas y los hombres armados en las calles son un recordatorio del conflicto, pero las terrazas de los cafés están llenas, la ópera ha vuelto a abrir y el toque de queda se ha retrasado hasta las 11 de la noche. Desde que los rusos se retiraron a principios de abril, no hay amenaza de artillería, ni se repiten los estruendos de los suburbios que caracterizaron las primeras semanas de la guerra.
Sin embargo, el medio de comunicación en ruso Meduzacitó la semana pasada a fuentes vinculadas al Kremlin que afirmaban que Putin aún no había renunciado a Kiev y que podría lanzar otro asalto una vez terminada la batalla por el Donbás.
Járkov
Al igual que en Kiev, los rusos intentaron asaltar la segunda ciudad del país en los primeros días de la guerra y, al igual que en la capital, se enfrentaron a una resistencia inesperadamente fuerte, se quedaron estancados en las afueras de la ciudad y se vieron obligados a retroceder.
En las últimas semanas, las fuerzas ucranianas han hecho retroceder a los rusos pero, a diferencia de lo ocurrido en Kiev, los invasores siguen estando a una distancia prudencial de la ciudad. El jueves pasado, las fuerzas rusas bombardearon por primera vez en dos semanas algunas zonas dentro de los límites de la ciudad. Según las autoridades locales, nueve civiles murieron como consecuencia de estos ataques, entre ellos un bebé de cinco meses.
Los mandos militares afirman que no hay señales de un nuevo avance sobre Járkov, pero los rusos se atrincheran firmemente en las posiciones que aún mantienen, sin planes de retirarse hasta la frontera como hicieron en otros lugares.
“Están planeando algo”, dice un comandante con base en las afueras de la ciudad la semana pasada. “Puede que solo lo descubramos cuando ocurra”, concluye.
Traducción de Emma Reverter
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