La ONU ha contratado a decenas de amigos y asociados políticos del presidente sirio, Bashar al Asad, como parte de su operación de ayuda humanitaria en el país, según indican documentos filtrados a the Guardian.
La lista de personal muestra que familiares de ministros de alto rango han estado en nómina en las agencias de la ONU en Damasco, incluida la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un antiguo alto dirigente de la ONU ha informado a the Guardian de que cada agencia de la ONU tiene, por lo menos, “un familiar cercano de un oficial sirio”. La ONU ha solicitado a the Guardian que no identifique a nadie en las listas de personal para proteger su seguridad.
Un portavoz ha señalado que “las conexiones familiares no son tomadas en consideración ni investigadas” a la hora de contratar y que la ONU no pregunta a potenciales trabajadores su afiliación política.
La organización niega que la presencia de personas cercanas a Asad sea una amenaza al trabajo de la ONU e indica que el personal tiene que reflejar “la estructura de la sociedad siria”. En sus respuestas, la ONU insiste en que se mantiene imparcial y defiende la necesidad de trabajar con todas las partes en conflicto.
Sin embargo, el grupo activista indpendiente Syria Campaign afirma que es “totalmente inadmisible que una agencia [de la ONU] dedicada a apoyar a los refugiados emplee a familiares cercanos del entorno íntimo de Asad”.
La ONU dice haber estado entregando ayuda humanitaria a 13,5 millones de sirios en situación difícil y peligrosa, pero reconoce que está limitada por el gobierno sirio, que solo permite a la organización trabajar con ciertos socios aprobados por Damasco.
Ayuda mal repartida
De acuerdo con los documentos analizados por the Guardian, casi dos tercios de los suministros sanitarios de emergencia necesitados en Siria han ido a parar a las áreas controladas por el régimen. Dichos documentos muestran que el 64% de los kits y medicinas proporcionados por la OMS desde enero han sido entregados en áreas controladas por Asad o que ayudan a su régimen. Solo el 13% de los suministros de la OMS han alcanzado las zonas sitiadas, la mayoría de las cuales están controladas por fuerzas opositoras.
Se calcula que hasta 400.000 personas han muerto durante los cinco años de conflicto y que la situación en Alepo es tan extrema que la junta sanitaria del Este de la ciudad ha advertido que solo hay siete doctores capaces de practicar cirugías. El mes pasado, la parte de Alepo occidental controlada por el gobierno tenía 1.415 doctores y 11 hospitales públicos con 1.383 camas.
La ONU explica que su respuesta general a la crisis “está bien calibrada, balanceada y es factible pese a los obstáculos de seguridad y administrativos con los que hay que trabajar”. “En algunos casos, en algunos sectores, incluso estamos logrando un mejor alcance en áreas no controladas por el gobierno”, apunta un portavoz.
Stephen O'Brien, subsecretario general de la ONU para asuntos humanitarios y ayuda de emergencia mantiene que los grupos rebeldes también habían evitado las evacuaciones médicas en el sitiado Este de Alepo durante la reciente pausa en los combates.
Durante los últimos meses, las dificultades a las que se enfrenta la ONU han llevado a algunas organizaciones de ayuda humanitaria a afirmar que la ONU de alguna manera está en deuda con el régimen de Asad, algo que la organización niega.
Sin embargo, las preocupaciones sobre este asunto empujaron a 73 grupos de ayuda a suspender su cooperación con el sistema de intercambio de información de la ONU en Siria hasta que hubiese una investigación transparente sobre si Asad ha tenido una influencia “significativa y sustancial” en los esfuerzos de asistencia.
Las revelaciones llegan mientras el impasse diplomático continúa. La creciente presión rusa sobre el Este de Alepo se mantiene, a pesar de la pausa de una semana de duración en los bombardeos.
O'Brien se dirigió la semana pasada al Consejo de Seguridad de la ONU para expresar de nuevo su indignación por la incapacidad de las partes para permitir un alivio del sufrimiento en la población del Este de Alepo.
Un cese de los bombardeos dejó ver la necesidad de los civiles y de los combatientes por salir a través de “corredores humanitarios”, al tiempo que los grupos de ayuda se centraron en intentar asegurar las evacuaciones médicas. Pero el pasado sábado, el Comité Internacional de la Cruz Roja confirmó que no se habían llevado a cabo evacuaciones médicas.
A principios de mes, el ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, afirmó que se debería investigar a Rusia por crímenes de guerra y que estaba en peligro de convertirse en una nación paria por su apoyo militar al gobierno sirio.
La ONU señala que los continuos bombardeos en el Este de Alepo acabarán con la ciudad para Navidad a no ser de que haya un alto el fuego. Las fuerzas rusas y sirias están resueltas a acabar con las fuerzas de la oposición en la zona y volver a tomar el control de toda la ciudad, reproduciendo su política de evacuaciones en todo el país.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti