Decenas de niños demacrados luchan por su vida en los hospitales de Yemen. La guerra civil y un bloqueo naval de meses están aumentando el riesgo de hambruna en el país más pobre de la Península Arábiga.
“Es totalmente devastador ver el terrible estado de desnutrición de estos niños”, cuenta el subsecretario general de la ONU para Asuntos Humanitarios, Stephen O’Brien, tras su visita a la ciudad de Al Hodeida, en la costa del Mar Rojo. Allí se encontró con “niños muy pequeños con claros signos de desnutrición” y “necesidades muy graves”.
Según la ONU, más de la mitad de los 28 millones de habitantes de Yemen sufre la escasez de comida, con los niños como los principales afectados: cientos de miles están al borde de la inanición.
De acuerdo con los datos de Unicef, 370.000 niños yemeníes sufren cuadros severos de desnutrición con el sistema inmune debilitado; y 1,5 millones de niños pasan hambre. La falta de alimentos es un problema de hace tiempo, pero en los últimos meses se ha agravado. Por culpa de la desnutrición crónica, la mitad de los menores de cinco años sufre retraso en el crecimiento.
Los suministros no llegan a la mayoría de los puertos debido al bloqueo naval impuesto en las zonas rebeldes por la coalición saudí que apoya al presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi.
Los efectos del bloqueo se ven en centros como el hospital Thawra, donde los padres se apiñan en las salas de espera pidiendo ayuda para sus hijos hambrientos y moribundos. En abril ingresaron en estas condiciones entre 10 y 20 niños al hospital. En la actualidad, según Reuters, son 120 los casos que llegan por mes.
Uno de ellos es Salem Issa, de seis años. Está tan demacrado que parece aún más pequeño. Por su estado, ya no puede comer. “Solía alimentarlo con galletas, pero está demasiado enfermo. No quiere comer”, dice su madre.
La crisis puede empeorar tras los cambios dispuestos por Hadi en el banco central. Con el objetivo de cortar la financiación a los rebeldes hutíes apoyados por Irán, Hadi decidió dejar a los comerciantes sin el apoyo financiero que el banco central les ofrecía. La medida podría dejar a los yemeníes con poco dinero y empeorar la escasez de alimentos.
Ibrahim Mahmoud, del Fondo de Desarrollo Social de Yemen, declaró a Reuters que solo una mejora en el sistema financiero del país y una campaña de ayuda de emergencia podrían evitar la hambruna.
“Si la comunidad internacional y los organismos de Estado no intervienen de manera directa e inmediata, podríamos sufrir hambruna y una crisis humanitaria”, dijo Mahmoud.
Según el asesor en políticas humanitarias de Oxfam para la región, Richard Stanforth, “todo recae sobre la población, que está al borde de la inanición”: “La politización del banco central y los intentos por parte de los diferentes bandos del conflicto de utilizar esta situación como un arma arrojadiza amenazan con empujar a los más pobres hacia el abismo”.
Hadi trasladó la sede principal del banco central de Saná, capital yemení actualmente bajo control de los rebeldes huzíes, a la ciudad portuaria de Adén, en el sur del país. El presidente yemení también designó a un nuevo director, que ha asegurado que el banco no tiene dinero.
Según Amal Nasser, un analista económico local, “se corre el riesgo de dejar sin salario a más de un millón de yemeníes”. “Puede ser que haya un efecto a largo plazo para los hutíes, pero el efecto inmediato lo sentirá la gente común que trata de llevar un plato de comida a casa”.
El bloqueo naval y los ataques aéreos diarios, que entre otros objetivos civiles han afectado a los hospitales, forman parte de una campaña para sacar a los rebeldes de la capital.
Muchos piden una investigación independiente del conflicto, incluso exdiputados del parlamento británico. Aparentemente, más de un tercio de las bombas árabes ha caído sobre zonas civiles. Según las organizaciones de derechos humanos, también los rebeldes hutíes están cometiendo violaciones.
Traducido por Francisco de Zárate