Nathan Law iba camino de convertirse en un un ciudadano modelo de Hong Kong a los ojos del Gobierno chino. Creció en el seno de una familia apolítica que se alojaba en una vivienda gubernamental, fue criado por padres de clase trabajadora que inmigraron a Hong Kong procedentes de China continental. Asistió a un instituto acorde con las directrices de Pekín en el que los profesores jamás tenían una mala palabra sobre el Gobierno autoritario chino y en el que se eludían temas como los derechos humanos o los movimientos democráticos.
Pero en su primer año de universidad, Law ya estaba del todo comprometido en la lucha por una democracia mejorada para Hong Kong y en el desafío al partido Comunista gobernante en China. En septiembre, con 23 años, se convirtió en la persona más joven en ser elegida para formar parte de la asamblea legislativa de Hong Kong, formando parte de una ola de políticos progresistas que llegaron al poder como consecuencia de las protestas por la democracia de 2014.
Pero su breve carrera legislativa se topó con un final abrupto esta semana, cuando un juez les inhabilitó a él y a otros tres parlamentarios por no leer correctamente el juramento del cargo.
Durante años, ha sido una tradición en el bando pro-demócrata añadir pequeñas acciones desafiantes durante la jura. Pero, la semana pasada, el Tribunal Supremo de Hong Kong dictaminó que lo que hizo Law durante el acto fue poco sincero. Antes de su juramento, leyó una cita de Gandhi e hizo la promesa de servir al pueblo de Hong Kong.
“La táctica de Pekin es muy sencilla: quieren suprimir a las voces más progresistas de Hong Kong”, comenta el joven a the Guardian. “Es como la teoría del palo y la zanahoria: utilizan el palo sobre las fuerzas progresistas y la zanahoria con los partidos moderados pro-demócratas”.
Existe un movimiento que no para de aumentar que busca resistir a una mayor integración con China. La postura de los activistas choca de frente con los líderes chinos que, como respuesta, han ejercido un mayor control sobre Hong Kong.
El Gobierno de Hong Kong abrió un proceso para revocar a estos cuatro legisladores de la cámara, después de impedir con éxito que dos legisladores favorables a la independencia llegasen a sus escaños en noviembre. Los seis alteraron sus juramentos oficiales durante la ceremonia oficial celebrada en octubre de 2016, dando pie al Gobierno chino a emplear un poder rara vez utilizado. Se trata de la intromisión política más directa en la política de la ciudad desde que Reino Unido devolvió Hong Kong a China en 1997.
Law puede que no recurra el fallo, en lugar de eso, espera poder forzar al Gobierno a celebrar nuevas elecciones y volver a ganar su escaño. Se supone que las elecciones parciales tendrán lugar 21 días después de que los recursos se agoten.
Otro factor es lo que cuesta. Law estima que interponer un recurso hasta llegar al máximo tribunal de Hong Kong costaría más de un millón de dólares de Hong Kong (unos 111.000 euros), lo cual lo endeudaría. Si se viese obligado a declarase en bancarrota, no podría presentarse a las próximas elecciones parciales.
Volverá a la carga en los próximos comicios
A pesar de su retórica optimista, Law está visiblemente cansado de esta dura experiencia. El que fue un joven y brillante legislador, es ahora un hombre que no sonríe, que está abatido y exhausto.
“Soy un don nadie que tiene dos semanas para hacer su maleta”, dice Law con una voz monótona. Es desagradable, pero así es como lo veo: en primer lugar, yo no tenía un escaño en mi poder, así que si lo pierdo me da igual, volveré donde estaba al principio“, asegura. ”Si tengo suerte, volveré a conseguirlo en el futuro“.
Law asegura que no tiene remordimientos. Recuerda el hecho de que, durante mucho tiempo, los políticos pro-demócratas han realizado declaraciones políticas durante la ceremonia de juramento sin ningún tipo de represalias.
La actuación del Gobierno ha negado a más de 185.000 votantes, alrededor de un 8% de los votos, una voz en el órgano legislativo y ha despojado al bando pro-demócrata de su derecho a veto cuando se tramiten leyes importantes, una de las herramientas más importantes en un parlamento abarrotado de legisladores favorables a la élite. Law recibió en torno a 50.000 votos, una de las mayores sumas recibidas por un solo candidato.
Se mudó a Hong Kong procedente de China continental junto a su madre cuando tenía seis años. Su padre tenía trabajos temporales mientras que su madre era ama de casa y también trabajaba limpiando calles. El punto de vista político de la familia era el común en China: mantener la cabeza gacha y no hacer mucho ruido, algo necesario para sobrevivir en un país donde alzar la voz te puede llevar directo a la cárcel.
Liu Xiaobo fue su inspiración
Antes de que Liu Xiaobo, activista pro-demócrata chino, ganase el Nobel de la Paz en 2010, a Law apenas le interesaban conceptos como la libertad o la justicia social. Pero, después de que Liu recibiese el premio mientras cumplía una condena de 11 años por subversión, el director de la escuela de Law denunció a Liu delante de toda la escuela diciendo que simplemente era una “herramienta de las fuerzas extranjeras intentando alterar el orden de China”, haciéndose eco de la línea política de Pekín.
“Estaba confuso. Pensaba que solo las grandes personas podían llegar a ganar un Nobel de la Paz porque es el premio más honorable y prestigioso”.
Después de aquello, empezó a leer los trabajos de Liu y también sobre los movimientos a favor de la democracia alrededor del mundo. Todo esto le transformó de la noche a la mañana. En la universidad, se unió al sindicato estudiantil y participó en boicots académicos contra el plan de estudios patriótico y, finalmente, se convirtió en uno de los líderes de la sentada de once semanas en 2014 en la que se pedían elecciones directas para elegir al líder de Hong Kong.
Aquellas protestas, que también se denominaron la 'Revolución de los Paraguas', fracasaron a la hora de conseguir cualquier tipo de concesión por parte del Gobierno, pero inspiró a una generación de gente joven para convertirse en personas activas políticamente. Que Law consiguiera un escaño fue un resultado directo de aquellas protestas, lo cual tenía un valor simbólico que el Gobierno estaba ansioso por borrar.
A menudo, los padres de Law le decían que no se metiese en política, su madre siempre le decía: “No juegues con el Partido Comunista, son terribles pero nunca podrás vencerles”. Su victoria electoral parecía que desafiaba ese sentimiento, al menos por un tiempo, hasta que de repente fue de nuevo sorprendido por su inhabilitación.
“Pekín quiere asegurarse de que puede controlar Hong Kong de una manera fácil y por eso eligen suprimir nuestras voces. Esto ha supuesto un daño definitivo para nuestra democracia”, apunta el activista.
La pérdida de su escaño llegó al final de una semana difícil a nivel emocional. El día anterior, Liu Xiaobo murió a causa de un cáncer de hígado bajo fuertes medidas de vigilancia en un hospital chino. Fue el mismo día en el que Law cumplía 24 años.
“El 13 de julio ya no será un día en el que celebrar nada para mí, aunque sea mi cumpleaños. Una autoridad moral ha muerto, no estaría bien celebrar nada”. En su actual crisis, Law ha encontrado inspiración en Liu.
“Ni siquiera me atrevo a pensar en el descanso porque recae una gran responsabilidad sobre mí, no dejaré de luchar. Si Liu Xiaobo pudo resistir bajo unas circunstancias más duras, nosotros también podremos”, concluye.
Traducido por Cristina Armunia Berges