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Primera condena penal al director de una farmacéutica por su papel en la epidemia de opiáceos que asola EEUU

Chris McGreal

Kansas City —

Primera condena penal por la epidemia de opiáceos en Estados Unidos: John Kapoor (75), fundador y líder multimillonario de la farmacéutica Insys Therapeutics, ha sido declarado culpable por sobornar a médicos para recetasen a sus pacientes un peligroso analgésico que no necesitaban.

El jurado de Boston que le ha juzgado también le ha condenado por defraudar a las aseguradoras para vender su aerosol Subsys. Elaborado a partir de fentanilo (un opiáceo sintético mucho más potente que la morfina), el Subsys había sido aprobado para pacientes con cáncer terminal. Pero la empresa dirigió sus esfuerzos de ventas a un mercado mucho más grande y rentable: el de las personas con dolor crónico cuya vida no está en riesgo. Según los fiscales, Insys contribuyó así a la epidemia de opiáceos que tantas vidas ha costado.

Tras dos semanas de deliberación, el jurado también ha declarado culpables a otros cuatro ejecutivos de Insys acusados de crimen organizado. Cada uno de ellos se enfrenta hasta a 20 años de cárcel. Se espera que estas condenas estimulen nuevas demandas contra ejecutivos de otras empresas de opiáceos por una epidemia que en los últimos veinte años se ha cobrado unas 400.000 vidas.

Estados y ciudades de Estados Unidos han presentado ya cientos de demandas civiles contra fabricantes de medicamentos, distribuidoras y farmacias con el objetivo de recuperar el gasto que la epidemia ha supuesto para las arcas públicas, desde el aumento de la delincuencia hasta el tratamiento de las adicciones y el cuidado de los huérfanos.

La distribuidora de medicamentos McKesson accedió este jueves a pagar 37 millones de dólares al Estado de Virginia Occidental. Terminaba así con una demanda interpuesta contra la empresa por saltarse los controles inundando Virginia Occidental con millones de pastillas de opiáceos.

Pero cada vez hay más resentimiento por la forma en que las corporaciones incorporan estos arreglos a sus costes operativos mientras siguen generando beneficios fabulosos con la prescripción masiva e ilegal de sus medicamentos en contra de las leyes que previenen su uso indebido.

En algunas de las zonas más afectadas del país, los políticos están pidiendo condenas penales para los ejecutivos responsables, también llamados “traficantes vestidos de Armani”.

Kapoor supervisó una estrategia de marketing en la que Insys contrató a doctores como oradores de seminarios educativos. Era una forma encubierta de pagarles más de un millón de dólares por prescribir altas dosis de Subsys a pacientes que no lo necesitaban. Como dijeron los fiscales, aquellos seminarios no eran sino reuniones en restaurantes caros de Nueva York, seguidas de bares y clubes de striptease por cuenta de los comerciales de la empresa.

Los fiscales han mostrado al jurado las hojas de cálculo con los pagos a los médicos y las ventas que generaba la empresa por cada soborno. En uno de los casos, la compañía pagó casi 260.000 dólares a dos médicos neoyorquinos que en 2014 prescribieron Subsys por más de 6 millones de dólares.

Los empleados de Insys también se hicieron pasar por médicos para entregar a las aseguradoras diagnósticos inventados y conseguir así que pagaran el medicamento.

El jurado también vio un vídeo promocional en el que los comerciales de Insys aparecen cantando rap junto a una gran botella de Subsys. “Tengo nuevos pacientes, y tengo un montón de ellos”, decía la canción.

La agresiva técnica de comercialización funcionó: las ventas del Subsys pasaron de 14 millones de dólares cuando salió al mercado en 2012 a casi 500 millones de dólares cinco años después.

El fentanilo es una droga muy poderosa y adictiva. En los últimos años, ha matado a más personas que ningún otro opiáceo, aunque en su mayoría los muertos por sobredosis han sido personas que consumían el opiáceo en una de sus versiones ilegales, metidas en el país de contrabando.

Los fiscales dijeron que el programa de sobornos fue uno de los factores que alimentó la epidemia de opiáceos y que los médicos vieron que había “una paga enorme por algo que podía poner en peligro la vida de las personas”. Mostraron al jurado los correos electrónicos en los que un antigo consejero delegado de Insys decía que ciertos médicos son “propiedad” de la empresa debido a la cantidad de Subsys que prescribían.

Los fiscales han afirmado que los ejecutivos de Insys han puesto en riesgo la vida de pacientes por codicia. “Estos pacientes fueron usados, se aprovecharon de su dolor”, dijo al jurado el fiscal Nathaniel Yeager. “Las decisiones, el dinero, y la estrategia venían de arriba”.

También han sido condenados Michael Gurry, exvicepresidente de mercados regulados; Richard Simon, su exdirector nacional de ventas; así como los directores comerciales Joseph Rowan y Sunrise Lee.

Otros antiguos ejecutivos de Insys que ya se habían declarado culpables testificaron contra Kapoor. Uno de ellos fue el exgerente de la empresa, Michael Babich, que a principios de 2019 se declaró culpable. Cuando llegue su sentencia a finales de este año podría ser condenado hasta a 20 años de cárcel. Su esposa, Natalie Levine, trabajaba como representante de ventas para Insys y también espera sentencia tras declararse culpable por el programa de sobornos.

El vicepresidente de ventas, Alec Burlakoff, también ha sido condenado. Durante el juicio dijo que Kapoor había diseñado una estrategia de ventas dirigida a los médicos conocidos como 'fábricas de pastillas' por su disposición a prescribir opiáceos sin hacer demasiadas preguntas: “Para nosotros, las fábricas de píldoras significaban dólares”.

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Traducido por Francisco de Zárate