La “purga” de Boris Johnson para rodearse de ministros que no le hagan sombra
Por mucho que sea descrito habitualmente como complaciente y sea conocido por evitar los conflictos, Boris Johnson ha despedido a 27 integrantes de su gabinete en sus dos años como primer ministro. Sus tres reestructuraciones han sido brutales y ha rechazado cualquier intento de disensión.
Fuentes del Gobierno explican que las bajas tenían la intención de mandar a los miembros del gabinete un mensaje sobre la fortaleza de Johnson. Robert Buckland, el ministro de Justicia, perdió su puesto a pesar de no haber hecho en apariencia nada mal. Gavin Williamson, el ministro de Educación, fue despedido sin miramientos, a pesar del temor de que tenerlo en contra podría ser un riesgo. Una fuente oficial dice que todos los ministros del Gobierno “deberían saber que no son imprescindibles”.
Un conservador compara la reestructuración a la “purga” de Margaret Thatcher en 1981 – una demostración brutal de su autoridad tras 18 meses de rebeliones y giros de 180 grados. “Boris le ha demostrado al pueblo que está al mando”, dice esta fuente. “Ya no perderá el tiempo. Cualquiera puede ser despedido”.
Un alto cargo explica que los principales motivos para los cambios son las características que Johnson más apreciaba: la lealtad y la capacidad de respuesta. “Eso es lo que los ascensos intentan demostrar. Lo muestran los nombramientos de la nueva ministra de Cultura Nadine Dorries, que es increíblemente leal, y el nuevo ministro de Educación, Nadhim Zahawi, con su increíble capacidad de respuesta”.
Amapolas de tallo corto
Pero un ex ministro conservador describe al nuevo equipo de Johnson como “un gabinete de amapolas de tallo corto”, una expresión británica que se refiere a la tendencia a desconfiar de los más brillantes (las flores de tallo largo). Así, a Johnson, según este ministro, a quien no le gusta estar rodeado de rivales en potencia que le puedan hacer sombra. “¿Quiénes son los grandes líderes?”, se pregunta. El primer ministro, según esta fuente, podría haber recuperado a pesos pesados, como Jeremy Hunt.
Los diputados tories que ocupan sitios disputados por los laboristas también se preguntan qué mensaje transmitirá la reestructuración a sus votantes. A pesar de que una fuente de la oficina del primer ministro ha prometido que habría un “foco en unir y poner a todo el país al mismo nivel”, hay poca diversidad geográfica en el nuevo gabinete. “Muéstrame un solo miembro del gabinete que comprenda a mis votantes”, se queja un tory del norte.
Ya entrada la noche de este miércoles, Johnson respondió a esa cuestión ascendiendo a uno de los miembros del Parlamento provenientes de los sitios disputados, Simon Clarke, representante de Middlesbrough South y East Cleveland, a secretario de Estado del Tesoro – quizá como señal para el canciller de Hacienda Rishi Sunak sobre sus prioridades de gasto en el futuro.
La victoria de Dominic Raab
La intención fue que los despidos sucedieran con rapidez después de las preguntas al primer ministro en el Parlamento. Pero no importa cuántas veces reubiquen los post-it en la pizarra blanca de la oficina en Downing Street, siempre hay un miembro del gabinete que puede patear el tablero y hacer que suceda lo inesperado.
En la oficina del primer ministro en el Parlamento, escondida tras el sillón del presidente de la Cámara de los Comunes, Dominic Raab se opuso tajantemente a ser desplazado del Ministerio de Exteriores al Ministerio de Justicia, a pesar de haber sido muy criticado por la caótica retirada de Afganistán el mes pasado.
Durante una negociación tensa, Raab consiguió el cargo de viceprimer ministro, un puesto que no existía en el gabinete de Johnson, aunque Raab fuera descrito con frecuencia como su viceministro de facto, y que podría darle más posibilidades de participar en reuniones vitales de estrategia.
Una fuente cercana a Raab lo ha descrito como una victoria este cargo, afirmando que “es el Rayner de la reestructuración”, comparándolo con el desplazamiento fallido de Keir Starmer de su delegada Angela Rayner, donde ella salió con una posición más poderosa. Otro aliado de Raab ha descartado esa comparación. “A Angela Rayner le llevó todo el día – Dom lo logró en 45 minutos”.
Sin embargo, es difícil argumentar que el desplazamiento a ministro de Justicia sea una degradación. Raab salió del Parlamento el miércoles por la tarde con un futuro todavía incierto antes de que las negociaciones se trasladaran a la oficina del primer ministro en Downing Street. Cuando se dirigió al Ministerio de Justicia en Victoria, su equipo se fue a recuperar las piezas de un viaje a Estados Unidos planeado para la semana próxima, en el que Raab ya no participaría.
Aunque su partida ya había sido ampliamente notificada, fuentes cercanas a Raab creían que podría sobrevivir a los artículos sobre su ausencia durante la retirada de Afganistán por estar de vacaciones.
“Lo han tratado terriblemente”, ha dicho un miembro del Parlamento cercano a Raab, recordando cómo el ahora viceprimer ministro quedó al mando el año pasado cuando Johnson estuvo hospitalizado en cuidados intensivos por COVID-19. “Es el hombre que dio un paso al frente cuando el primer ministro se estaba muriendo, gestionó el país y nunca lo utilizó para pulir su propia imagen. Ha sido leal hasta la saciedad, es indignante”.
Más cambios
Buckland – el antecesor de Raab como ministro de Justicia – es el que ha recibido más apoyo entre los despedidos. “¿Qué hizo mal en los últimos dos años? Nada”, dice una fuente. Otra sostiene: “Era muy competente y popular y le echaremos de menos”.
En cambio, pocos miembros del Parlamento sentían simpatía por Gavin Williamson, de quien se dice que dio un discurso de despedida a su equipo este miércoles, ya que estaba seguro de que su destino estaba sellado. Algunas fuentes dicen que habría pedido los puestos de jefe de bloque o líder del Parlamento durante los últimos meses. Johnson no lo consideró necesario.
“Gav siempre fue visto como un gran organizador de los miembros del Parlamento, pero creo que su brillo se ha apagado mucho para ser una verdadera amenaza”, dice un antiguo ministro. Otro ministro dice que la retirada de Williamson llega “dos años tarde”.
El nombramiento de Liz Truss para el Ministerio de Relaciones Exteriores pone contento a muchos de los fieles al partido – algunos miembros del Parlamento se preguntaron en voz alta si Johnson realmente ascendería a un miembro del gabinete más popular que él mismo. Pero ha consternado a tories que ven en ello otra señal de que las ambiciones del Reino Unido en política exterior están menguando.
“¿Habrá seguramente un límite a cuán alto puede ser ascendida Truss?”, se queja un miembro del Parlamento. Otro dice: “Nuestra ala del partido ha sufrido bastantes humillaciones en los últimos años, pero cada vez que te preguntas cuánto pueden empeorar las cosas, te encuentras con Liz Truss en el Ministerio de Relaciones Exteriores y con Nadine Dorries también en el gabinete”.
Además de Priti Patel, que permanece en su puesto como ministra de interior, hay otro gran ganador en la reestructuración: Sunak.
Los miembros del gabinete acaban de entregar sus propuestas presupuestarias. Así que los nuevos miembros del gabinete se verán atados a los planes de sus antecesores e imposibilitados para hacer cambios de rumbo significativos. Cuando comiencen a lidiar con sus nuevos deberes, muchas decisiones no estarán en sus manos. “Es la primera regla del gobierno: el Tesoro siempre gana”, bromea un alto cargo.
Traducción de Ignacio Rial-Schies
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