Durante los últimos días, Rusia ha repetido la afirmación de que Ucrania tiene planes de emplear lo que se conoce como una “bomba sucia” en su propio territorio. El último ha sido su presidente, Vladímir Putin, que este miércoles ha reiterado ante los servicios de seguridad de los socios postsoviéticos esta acusación, de la que Moscú no ha aportado pruebas y ha sido rechazada repetidamente por Kiev y descartada como falsa por Occidente.
¿Qué es una “bomba sucia”?
Una “bomba sucia” es un artefacto explosivo convencional, mezclado con otra sustancia que puede ser material radiactivo, con el objetivo de contaminar los alrededores inmediatos de la zona de la explosión. En las “bombas sucias” que incorporan material nuclear no se produce ninguna fisión, como sí ocurriría en la detonación de un arma nuclear. Considerada normalmente como un arma de posible uso terrorista, su utilidad en una guerra convencional es limitada.
¿Por qué estamos hablando de “bombas sucias”?
Moscú asegura que Ucrania planea usar una “bomba sucia” en su propio territorio para luego culpar a Rusia, una afirmación que ha llevado hasta el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
La insinuación ha sido calificada de “evidentemente falsa” y “absurda” por altos cargos de Defensa de Occidente y por Kiev, que ha invitado a los inspectores nucleares de la ONU a visitar dos emplazamientos señalados por Moscú como lugares donde supuestamente se está preparando una “bomba sucia”. Tras una serie de reveses para Moscú en el campo de batalla, temen que el Kremlin esté planteándose usar este explosivo y luego culpar a Kiev como pretexto para su propia escalada.
Entonces, ¿qué está tramando Rusia?
En primer lugar, el objetivo de Vladímir Putin parece ser que Occidente hable sobre cómo podría usarse una “bomba sucia” y de lo que eso significaría, de la misma manera que las insinuaciones de Moscú sobre la utilización de un arma nuclear táctica en Ucrania dominaron las noticias.
Incluso si se piensa que es más probable que Moscú esté detrás de una maniobra así, brinda la posibilidad tanto de una escalada rápida y peligrosa como de insinuar la idea de una escalada para asustar a la opinión pública y a los líderes políticos.
El Kremlin tiene un largo historial de utilizar las infracciones a las normas internacionales para calibrar las posibles respuestas futuras de Occidente (con asesinatos, invasiones o crímenes de guerra en Siria, por ejemplo). El debate sobre el posible uso de armas nucleares, o sobre lo que ocurriría en caso de hacer explotar una “bomba sucia”, podrían ser una forma de evaluar cuáles son las líneas rojas, así como un intento de chantaje nuclear contra los países que apoyan a Ucrania.
Moscú no ha conseguido evitar que los países occidentales envíen sistemas de armamento modernos a Ucrania, pero el temor a la reacción rusa ha logrado que EEUU y otros países se abstengan con armas de mayor alcance.
¿Por qué ahora?
Putin afronta desafíos crecientes en todos los frentes. Los ucranianos están haciendo retroceder a las exhaustas tropas rusas en el este y el sur del país. Especialmente alrededor de Jersón, donde cada vez parece más inminente la batalla por la ciudad.
Tampoco va bien la idea del mandatario de usar la crisis energética como palanca para hacer que la opinión pública europea se oponga a la guerra. Europa ha conseguido llenar sus depósitos de gas para el invierno mucho más de lo que se esperaba y el elevado precio mayorista del gas, que beneficiaba a Rusia, está bajando rápidamente.
La guerra ha hecho que la OTAN y los países europeos dejasen en evidencia el farol de Moscú sobre una escalada mayor más allá de las fronteras ucranianas, una amenaza debilitada y que en gran medida ha terminado centrándose en declaraciones sobre una escalada nuclear.
Según varios analistas, en estos momentos el principal objetivo de Rusia es congelar los frentes del conflicto y presionar a Ucrania para que negocie, algo que rechaza Kiev, cuyo objetivo declarado es liberar todas las zonas ocupadas.
¿Debemos preocuparnos por una escalada?
“No hemos visto ningún motivo para adaptar nuestra propia postura nuclear, ni tenemos indicios de que Rusia se esté preparando para usar armas nucleares, pero hemos escuchado estas declaraciones muy preocupantes y queríamos enviar una señal muy clara [a Moscú]”, dijo el pasado lunes Ned Price, portavoz del Departamento de Estado de EEUU.
También hay que preguntarse si Rusia es capaz de escalar de manera convencional. Moscú ya ha aumentado el ritmo de ataques con misiles y drones kamikazes contra la infraestructura civil, incluidos los daños a la infraestructura de suministro energético ahora que se acerca el invierno. La movilización parcial de 300.000 soldados ha creado más problemas de los que ha resuelto, llevando a la línea del frente a soldados poco entrenados y mal equipados. Y la nueva alianza militar regional con Bielorrusia, así como el despliegue de tropas rusas en ese país, parece en gran medida un ruido de sables.
Las afirmaciones de Moscú sobre una “bomba sucia” –y lo que podría significar– han asustado claramente a los representantes occidentales, pero la otra cara de la moneda es un inusual aumento en los contactos de alto nivel entre las autoridades rusas y occidentales.
Por parte de Occidente, está claro que estos contactos se han utilizado para reforzar los mensajes sobre las líneas rojas en relación con el uso de armas nucleares y de armas no convencionales como las “bombas sucias”, pero también es posible que esos contactos fueran el objetivo de todo esto.
Entonces, ¿es todo esto una táctica para asustar?
Es posible. Los analistas han señalado lo poco convincente que ha sido el mensaje ruso sobre una posible bomba sucia y que, en otras ocasiones, Moscú ha advertido de ataques químicos y biológicos inminentes que finalmente no se materializaron (por suerte).
“No es la primera vez que Rusia alega que en Ucrania va a haber algún tipo de uso de armas de destrucción masiva de falsa bandera”, ha escrito Andrei Baklitskiy, del Instituto de Investigación sobre el Desarme de la ONU.
Rusia lleva diciendo que Ucrania prepara ataques nucleares y químicos desde abril. Teniendo en cuenta la voluntad rusa de congelar el conflicto y el aluvión de actividad diplomática que ha habido, incluida una solicitud de conversaciones en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, es posible que Moscú esté buscando pretextos para mantener negociaciones mientras refuerza sus posiciones en el campo de batalla.
Traducción de Francisco de Zárate.