Tanques, bombas y ejecuciones: los ucranianos cuentan la toma de los pueblos por los soldados rusos

Isobel Koshiw

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Vecinos que han logrado escapar aseguran que los soldados rusos han ejecutado a tiros a gente en la calle al tomar los pueblos ucranianos. Los militares han disparado al azar contra los edificios, han lanzado granadas en las carreteras y han ido casa por casa confiscando teléfonos móviles y ordenadores portátiles, según los testigos.

Cada día, hay cientos o miles de consultas en los grupos online creados para familiares o amigos que buscan información sobre sus allegados en las zonas afectadas.

“Ejecutaron a mi hermano en la calle”

Uno de los testigos, Mykola, describe la llegada de los soldados al pueblo, cerca de Kiev. “Lanzaban granadas por la calle, un hombre perdió la pierna y al día siguiente murió”, dice. “Luego bajaron por la calle central y empezaron a disparar a las ventanas y alcanzaron a una mujer. Sus hijos consiguieron esconderse”.

Mykola vivía cerca de Dymtro, su hermano. “Mi hermano salió de casa con las manos en alto, lo golpearon y luego lo ejecutaron en la calle”, dice. La esposa de Dymtro cuenta que presenció el asesinato de su marido desde una ventana. También dice haber visto cómo mataban a su vecino de la misma manera. La hija de Dymtro cree que los dos fueron asesinados por haber ayudado al Ejército ucraniano como voluntarios.

Mi hermano salió de casa con las manos en alto, lo golpearon y luego lo ejecutaron en la calle

Mykola dice que quiso enterrar a su hermano, pero su esposa temía que los soldados les dispararan. “Al día siguiente fueron casa por casa, confiscando teléfonos y ordenadores portátiles”, dice. En ese momento, el 3 de marzo, no había electricidad. “Los que entraron en nuestra casa se portaron bien”, cuenta. “Es bueno que tengáis un sótano', nos dijeron. 'Recoged agua porque os van a bombardear durante seis días”.

Los rusos no les permitieron enterrar a Dymtro en el cementerio, así que lo enterraron en el jardín. La hija de Dymtro, Yulia, cuenta que poco después comenzó un ataque con morteros y que la casa vecina empezó a arder. También, que un soldado ruso les dijo que esperaran detrás de su tanque porque era más seguro. “Estábamos aterrorizadas, no entendíamos si los que disparaban eran los rusos o los nuestros, todo lo que sucedió después es una imagen borrosa, corrimos a casa y casi no llegamos bajo fuego constante de morteros”.

Sin señal telefónica ni electricidad, Mykola, su familia y la de Dymtro decidieron marcharse el 8 de marzo. La mujer de Dymtro se acercó a los soldados para pedir permiso, pero empezaron a disparar al aire. Los ataques con morteros tampoco cesaban y la familia decidió irse sin autorización. “A pesar de que teníamos la palabra 'niños' escrita en trozos de papel sobre las ventanillas dispararon contra nuestro coche cuando nos íbamos; evidentemente eso no les importaba mucho”, dice Yulia.

Yulia cuenta que el padre de una familia que se fue con el grupo de Mykola recibió un disparo porque un soldado lo vio haciendo una llamada telefónica desde su jardín. “¿Cómo se puede entender que maten a la gente solo por llamar a sus familiares para decirles que están vivos?”.

“Dijeron a la gente que se quedara en casa”

Cuando los rusos entraron en Druzhnya, otro pueblo cerca de Kiev, dispararon contra las casas, cuenta Serhiy, que huyó entonces de su hogar. “Creo que lo hicieron para que no les atacaran con cócteles molotov”, dice. “A lo largo de la carretera principal de Borodyanka a Makariv, alcanzaron todas las casas y algunas personas murieron. Luego empezaron a ir casa por casa. Mataron a una profesora que estaba fuera dando de comer a sus gallinas”.

“Le dijeron a la gente que no saliera y que se quedara en casa”, dice. Los soldados, según cuenta, le dijeron: “Si nos ves, pon las manos encima de la cabeza y no hagas ningún movimiento brusco”.

“No hay ninguna forma de contactar, todavía tenemos familiares allí y no podemos hablar con ellos; se llevaron los teléfonos de algunas personas y a otros se los confiscaron por un tiempo para comprobar que no habían fotografiado nada ni grabado nada”.

El 10 de marzo, los rusos aceptaron facilitaron un corredor humanitario para evacuar a los residentes de Borodyanka y de los pueblos vecinos. Según Serhiy, los bombardeos de ese día fueron aún más intensos. El cuñado de Serhiy cogió la bicicleta para comprobar si el camino forestal de tierra estaba libre de rusos. Cuando lo confirmó, la familia se fue con el coche por ahí.

Mensajes desesperados

El 26 de febrero, un conocido presentador de televisión ucraniano puso en marcha un grupo de Telegram para familiares que buscan a personas en las zonas afectadas. Recibe unas 1.000 nuevas consultas cada día y ha recibido más de 60.000 desde entonces.

Los grupos de Facebook para las zonas afectadas están llenos de llamamientos desesperados de familiares con la esperanza de que alguien de la zona tenga señal y pueda decirles si sus seres queridos siguen vivos.

Valeriy, de 34 años y profesional de recursos humanos en Kiev, estaba en su casa de campo de Lypivka cuando comenzó la guerra. Después de que los rusos se instalaran en el pueblo de al lado, empezó a recibir en un grupo mensajes de familiares que ya no podían comunicarse con sus parientes de ese pueblo.

“Por favor, ayúdame a encontrar a Ivan Ivanovych', decían los mensajes, con una fotografía y una dirección. El número de mensajes no paraba de crecer y me asusté”, dice Valeriy. “Luego empezó a llegar información de que en Borodyanka estaban usando tanques para destruir edificios de varias plantas con la gente dentro”. 

Estuvieron sin electricidad ni señal telefónica desde el 1 de marzo, dice, pero en el campo había alguna señal inestable. “O bien bloquearon la señal de algún modo, o fue por la falta de electricidad”. Valeriy consiguió escapar bajo los bombardeos el 3 de marzo.

Los nombres usados en este reportaje son ficticios para proteger su seguridad.

Traducción de Francisco de Zárate.

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