Los testimonios de primera mano de los supervivientes y los análisis de los expertos desacreditan la versión de Moscú sobre el mortífero ataque con misiles a un centro comercial en la ciudad ucraniana de Kremenchuk el pasado lunes.
Igor Konashenkov, portavoz del Ministerio de Defensa ruso, dijo que sus militares lanzaron un “ataque aéreo de alta precisión contra hangares donde se almacenaban armamento y municiones” y que la explosión de esos depósitos de armas provocó un incendio en el centro comercial cercano, que, según él, “no estaba en funcionamiento” en ese momento.
Sin embargo, las declaraciones de los testigos, la información publicada por la fiscalía ucraniana y el análisis de expertos militares independientes apuntan a tres posibles afirmaciones erróneas en esa versión: que los militares ucranianos escondían armas en las cercanías, que el centro comercial no era un objetivo y que nadie lo estaba utilizando.
Las imágenes de las cámaras de seguridad muestran que el primer misil impactó en el centro comercial a las 15:51 horas del lunes y que un segundo misil impactó poco después en una fábrica que, según Moscú, almacenaba munición occidental.
En el exterior del centro comercial, la Policía ucraniana instaló una mesa para recoger los maltrechos restos de un misil encontrado en el interior del edificio. Se cree que se trata de un misil de crucero ruso X-22 que fue disparado desde un bombardero de largo alcance Tu-22M.
Las imágenes de satélite muestran que la fábrica está a 500 metros de distancia del centro comercial. Según expertos militares independientes e investigadores de Molfar, una asociación internacional de inteligencia a través de fuentes abiertas, la explosión allí no pudo haber provocado un incendio lo suficientemente fuerte como para alcanzar otro edificio tan lejano.
Durante una visita al área entre el centro comercial y la fábrica, se han observado pocos o ningún daño en los edificios o las carreteras, lo que sugiere que no hubo propagación del fuego.
Decenas de trabajadores que sobrevivieron, así como testigos que viven cerca, han contado a The Guardian que el centro comercial estaba abierto y concurrido en el momento del ataque. Entre los escombros se encontraron restos de las acreditaciones de los trabajadores y los productos que ese día estaban a la venta en el supermercado.
The Guardian también ha visto un mensaje de móvil que supuestamente fue enviado por la dirección local del centro comercial el pasado 23 de junio en el que se instaba a los empleados a no abandonar su puesto en caso de que sonaran las sirenas antiaéreas. “A partir de hoy, este centro comercial no cerrará durante las alarmas aéreas”, decía el mensaje. “El centro comercial estará abierto desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche. Sin pausas”. Al menos cinco empleados confirmaron haber recibido el mensaje.
Bellingcat, un medio sin ánimo de lucro y especialista en la investigación de crímenes de guerra, ha recopilado recibos de compras realizadas en el centro comercial durante los últimos días y que han sido publicados en redes sociales por residentes en Kremenchuk para demostrar que, en efecto, el centro comercial estaba abierto.
En cuanto al supuesto depósito de armas, la fábrica KredMash, Kremenchuk Road Machinery, es una empresa que produce equipos para reparar y mantener carreteras o para reparar vehículos utilizados por trabajadores de la construcción.
“Aunque una información de 2014 afirmaba que la fábrica se había utilizado para reparar tres vehículos militares, esto en sí mismo no prueba que ocho años después fuera un lugar de almacenamiento de armas y municiones estadounidenses y europeas, como asegura Rusia”, dice Bellingcat.
Vídeos corporativos publicados en YouTube por empresas de construcción especializadas muestran la presencia de grúas y otros equipos en la fábrica, lo que corrobora el relato de las autoridades ucranianas.
Según varios testimonios recopilados por The Guardian, la planta había sido cerrada temporalmente a causa de la guerra. Estaba siendo custodiada por un conserje cuyo turno había terminado a las 14:00 horas, justo antes del impacto del misil.
Traducción de Julián Cnochaert