Las fuerzas iraquíes han lanzado la tan esperada ofensiva sobre el oeste de Mosul. La operación ha comenzado con cautelosos avances hacia el aeropuerto de la ciudad antes de entrar en las zonas residenciales, donde hay un gran número de población y donde hasta 3.000 combatientes de la organización terrorista han jurado defender su último gran bastión en Irak.
Alrededor de 750.000 civiles están atrapados al oeste de la ciudad. La ONU afirmó el domingo que muchos de ellos están “en riesgo extremo”. Los suministros de comida y combustible menguan, y el agua potable y la electricidad escasean.
Las columnas de humo evidencian el apoyo de los bombardeos estadounidenses en los primeros avances, que se encuentran con una débil resistencia. Las fuerzas gubernamentales exploran las zonas del sur y el suroeste de la ciudad. Combates más intensos se esperan con la llegada de las tropas al centro urbano, que al parecer ha sido fortificado por miembros de las unidades de élite del ISIS.
Autoridades de alto rango afirman que probablemente la batalla dure al menos lo mismo que la lenta y costosa operación por el este de la ciudad. Los combates por el este de Mosul arrancaron a mediados de octubre y concluyeron en enero, cuando las castigadas tropas llegaron al río Tigris, que parte la ciudad en dos: este y oeste.
Los bombardeos y las operaciones de sabotaje han destrozado cuatro de los cinco puentes del río. Además, el último puente en pie solo se puede cruzar andando. Los combatientes del ISIS han disparado a todo aquel que ha intentado huir por ese puente, haciendo el cruce al este de la ciudad prácticamente imposible.
El primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, anunció el comienzo de la ofensiva sobre el oeste de Mosul el pasado domingo, minutos antes de que unos 30.000 soldados y policías iraquíes empezasen la operación. Abadi pidió a los militares armadas que respeten los derechos humanos durante la batalla y que cuiden a los desplazados por el conflicto.
Se prepara refugio para 150.000 personas
Las autoridades iraquíes creen que en esta parte de la ciudad los ciudadanos están más alineados ideológicamente con el ISIS que en la parte este. Los extremistas han preparado una extensa red de puntos de emboscada en las estrechas calles y los callejones de la zona. Aun así, destacados miembros de ISIS han huido de la ciudad en las últimas semanas. Algunos han regresado a la provincia de Anbar y otros han cruzado la frontera hacia Siria, donde se han unido a otros miembros de alto rango en los pueblos del sur de Raqqa.
Más preocupante para las tropas iraquíes es el manejo de un éxodo esperado de al menos varios cientos de miles de personas, lo cual pondrá en apuros una red de ayuda que ya está bajo una fuerte presión. Dicha red ha suministrado comida, agua y refugio para unos 217.000 refugiados procedentes del este de Mosul desde el 17 de octubre.
“Estamos haciendo todo lo que podemos para ayudar a la gente”, señala la coordinadora humanitaria de la ONU para Irak, Lise Grande. “La operación de Mosul es enorme. Cada día llegan 2,3 millones de litros de agua en camiones para aproximadamente la mitad de todos los barrios, complementando así los suministros municipales”, añade. “Otros en el frente de batalla han entregado paquetes de alimentos de emergencia, agua y suministros esenciales para 878.000 personas desde que comenzaron las operaciones de ayuda humanitaria en Mosul”.
El esperado flujo de personas será reasentado en tres puntos al sur y al suroeste de la ciudad, donde se está preparando refugio para 150.000 personas. Se ha comunicado a las organizaciones de ayuda humanitaria que se refugien en lo que queda de invierno y que se preparen para operaciones bien entrada la primavera.
“Los refugiados irán a Jeda y Qayyarah, donde se les están preparando muchos sitios”, afirma el comandante Raad, de las fuerzas de operaciones especiales iraquíes. Raad asegura que sus tropas no recibirán órdenes de moverse hasta que se tome el aeropuerto de Mosul, que será utilizado como una base avanzada para la batalla principal. La toma de cinco municipios el domingo pasado ha provocado un mayor progreso de lo esperado, explica.
“El Eército iraquí y la Policía están controlando esto. Enviaremos las fuerzas especiales más tarde. Creo que esto puede ser más corto que la última batalla [el este de Mosul], porque muchos de ellos [ISIS] están ya muertos o tienen la moral baja. Esperamos sorpresas por su parte, pero tenemos muchos planes para contrarrestar lo que sea que estén preparando”, sostiene Abdul Wahab al-Saade, la autoridad al mando de la operación.
Un proceso político necesario
Se cree que ISIS ha forzado a algunos hombres y niños a unirse a sus filas y que está utilizando varias comunidades como escudos humanos. Además del uso de casas y coches bomba en todo Irak, el grupo también ha utilizado ampliamente drones, tanto como herramientas de reconocimiento como armas para arrojar explosivos a las tropas iraquíes.
Se teme que los extremistas utilicen armas químicas. Tienen gas mostaza, que han utilizado contra las fuerzas kurdas hasta en 20 ocasiones, pero de momento con un efecto limitado. Técnicos que trabajan para el ISIS también han trabajado en un rudimentario programa armamentístico con cloro y otros productos químicos.
Se cree que los líderes del ISIS se han retirado a una estrecha zona a ambos lados de la frontera entre Irak y Siria, entre los que se encuentran los pueblos iraquíes de Billij, Baaj y Bukamal, y Shedada, en Siria. Se cree que el líder de la organización terrorista, Abu Bakr al-Baghdadi, se mueve por esta zona.
Las autoridades estadounidenses creen que miembros de alto rango del ISIS han abandonado de forma gradual su otro bastión, Raqqa, escondiéndose en el desierto.
Mientras el llamado califato islámico se hace más pequeño, ISIS ha cambiado su foco, centrado ahora en exportar el terror a Europa y más allá. Autoridades occidentales creen que su capacidad para coordinar repetidos espectaculares atentados terroristas como los vividos en Bagdad, Bruselas, París y Niza disminuirá gradualmente a medida que el grupo sea militarmente derrotado. Sin embargo, destacados líderes de la región han advertido que sin un proceso político serio, ISIS seguirá siendo una amenaza mucho más allá del final de la guerra sobre el terreno.
Traducido por Javier Biosca Azcoiti