El dinero, según Tim Dunn, sólo hace “más fácil perpetuar la ilusión de control”. En realidad, decía el petrolero del oeste de Texas, las personas sólo controlan tres cosas: “En quién o en qué confías o de quién o de qué dependes, tu modo de ver las cosas, tu perspectiva, y lo que haces”. “Eso es todo”, afirmó en una entrevista en un podcast de 2022 con el grupo evangélico Promise Keepers.
Es una declaración sorprendente por parte de Dunn, un multimillonario ultraconservador y pastor que ha sido calificado como la “figura más poderosa” de Texas. En las últimas dos décadas, Dunn ha destinado unos 30 millones de dólares (unos 27 millones de euros) a impulsar la legislatura del estado hacia la extrema derecha. Ahora, el magnate de los combustibles fósiles y cristiano evangélico pone la mira en otro objetivo: el Gobierno federal.
Dunn se estableció como el octavo mayor contribuyente a la campaña de reelección de Donald Trump con una donación de cinco millones de dólares (4,5 millones de euros) a finales de 2023. Ha aportado dinero a los think tanks de extrema derecha, como el Center for Renewing America y el America First Legal, dirigidos por Russell Vought, exdirector de presupuesto de Trump, y Stephen Miller, exasesor principal de Trump.
Dunn también ha formado una alianza empresarial con Brad Parscale, exdirector de la campaña a la presidencia de Trump, que recientemente compró una casa en el oeste de Texas y forma parte del consejo del America First Policy Institute, una incubadora de políticas para la segunda campaña de Trump dirigida por Brooke Rollins, su exasesora nacional. Además, forma parte de la junta de la Fundación de Políticas Públicas de Texas, colaboradora del proyecto derechista y antirreglamentario de Trump denominado Proyecto 2025.
Dunn podría tener pronto una fortuna aún mayor para canalizarla hacia causas de derechas. En diciembre, semanas antes de hacer su donación de cinco millones de dólares a la campaña de Trump, Dunn acordó vender su empresa de fracking (fracturación hidráulica) CrownRock –una asociación entre su empresa de perforación CrownQuest y la empresa de capital privado LimeRock– a Occidental Petroleum por 2.200 millones de dólares. Los reguladores federales han frenado la venta; si es elegido, Trump ha prometido acelerar el acuerdo y otras fusiones similares.
Aunque la política nacional es un terreno nuevo para Dunn, los tejanos dicen que su reinado en su estado puede arrojar luz sobre sus prioridades en la esfera federal. “Este tipo es un absoluto nacionalista cristiano blanco, y está dispuesto a utilizar su dinero para conseguir exactamente lo que quiere políticamente”, dijo Matt Angle, que dirige el Lone Star Project, un comité de acción política demócrata en Texas.
Dunn rechaza la etiqueta de nacionalista cristiano y afirma que los cristianos no deben “subyugar” sus creencias a otras ideologías. Ha declinado hacer declaraciones para este reportaje. En una convención política celebrada en 2022 afirmó que “la política y la religión son inseparables; no se puede entender una sin la otra”.
'Internalizó una política de religiosidad'
Dunn no es multimillonario de cuna. Creció con tres hermanos mayores en Big Spring, una ciudad del oeste de Texas situada al borde del yacimiento petrolífero más productivo del mundo: la cuenca del Pérmico. Sus padres no terminaron el bachillerato. El padre de Dunn trabajó en granjas y fábricas de California, y se fue a Texas después de la Segunda Guerra Mundial para trabajar en ventas de seguros.
Cuando Dunn nació, en 1955, su ciudad natal, antaño estancada, estaba en pleno apogeo, ya que miles de personas llegaron a Big Spring para trabajar en una base militar reabierta, empresas petroquímicas y en la mayor refinería de petróleo de la región. De joven iba a la iglesia con su familia, y en el instituto participó en equipos deportivos y bandas de rock. “Albergaba la ambición de ser atleta profesional, músico profesional y presidente de una empresa”, escribió en sus memorias Yellow Balloons, publicadas en 2018. “Aunque no tenía la aptitud ni el compromiso necesario para convertirme en atleta o músico profesional, sí tenía aptitudes para los negocios”.
En una convención política celebrada en 2022, Dunn afirmó que "la política y la religión son inseparables; no se puede entender una sin la otra".
Tras graduarse en el instituto en 1974, Dunn se dirigió al norte, a la Texas Tech University, para estudiar ingeniería química. A los tres años se casó y poco después tuvo su primer hijo. Cuando terminó la carrera, Dunn trabajó en Exxon, en Houston, y durante un breve periodo gestionó la contabilidad de las petroleras en un banco, trabajo que le llevó a su actual hogar, Midland (Texas).
En 1987, regresó a la industria de los combustibles fósiles como ejecutivo de una empresa de perforación que se acababa de crear, Parker and Parsley Development Partners, pero dimitió ocho años después en medio de un periodo convulso para la empresa. Más tarde, la compañía se convirtió en Pioneer Natural Resources, la mayor petrolera del Pérmico, que Exxon acordó comprar el año pasado en una de las mayores fusiones de combustibles fósiles de EEUU en décadas.
Dunn cofundó su propia empresa de combustibles fósiles y paralelamente empezó a incidir en política. En 1996, según informa el magazine mensual Texas Monthly, fue delegado en la convención republicana de Texas. Ese mismo año, empezó a comprar pozos petrolíferos en el oeste de Texas, que resultarían muy valiosos más de una década después, en medio del auge de la fracturación hidráulica que ha convertido a Estados Unidos en el primer productor mundial de petróleo.
Diez años después, Dunn se opuso a una medida que habría impuesto nuevos impuestos a las sociedades empresariales, incluidas las que financian pozos petrolíferos. En 2006, fundó la organización política conservadora Empower Texans para oponerse a la medida. Durante años, Dunn dio dinero a causas de derechas a través de esa organización. El grupo se disolvió entre polémicas en 2020 cuando sus altos cargos fueron pillados haciendo chistes ofensivos sobre Greg Abbott, el gobernador de Texas, que utilizaba silla de ruedas. A partir de ese momento Dunn empezó a dar dinero a un nuevo grupo, Defend Texas Liberty.
Este Comité de Acción Política (PAC por sus siglas en inglés) entregó donaciones a una serie de temas y candidatos de extrema derecha, incluido el expastor de jóvenes Bryan Slaton, quien fue expulsado de la legislatura estatal el año pasado ya que se le acusó de mantener una relación sexual inapropiada con un ayudante menor de edad.
El otoño pasado, el presidente de Defend Texas Liberty, un antiguo legislador estatal que había aceptado cientos de miles de dólares de Dunn y sus Comités de Acción Política, se reunió con el supremacista blanco Nick Fuentes. Dan Patrick, vicegobernador de Texas, que había obtenido tres millones de dólares en efectivo para su campaña y préstamos de grupos respaldados por Dunn, reconoció que la reunión había sido un “error garrafal”. Este PAC no tardó en disolverse. A las pocas semanas fue sustituido por un nuevo grupo, Texans United for a Conservative Majority (Tejanos Unidos por una Mayoría Conservadora), dirigido por Dunn y su colaborador habitual, el multimillonario petrolero y evangélico Farris Wilks.
En abril, Dunn volvió a ser objeto de críticas cuando el expresidente de la Cámara de Representantes de Texas, Joe Straus, que es judío, afirmó que el magnate del petróleo le había dicho en 2010 que sólo los cristianos deberían dirigir la legislatura de Texas, algo que Dunn no ha negado públicamente.
Dunn no duda en verbalizar explícitamente que ve su actividad política como una extensión de su cristianismo. Según Darren Dochuk, historiador y autor de Anointed with Oil: How Christianity and Crude Made Modern America (Ungidos por el petróleo: cómo el cristianismo y el crudo forjaron la América moderna), la ideología de derechas de este petrolero está ligada a su historia de origen en los campos petrolíferos del oeste de Texas.
“La gente como Dunn, que ha crecido en los campos petrolíferos del oeste de Texas, ha interiorizado una política de religiosidad más ferozmente libertaria que la que hemos visto en cualquier otro lugar hasta ese momento”, afirma en el libro. Según el experto, el oeste de Texas está aislado de centros económicos y políticos como Houston y Dallas, lo que puede potenciar las tendencias aislacionistas y animar a los residentes a “centrarse en sus comunidades locales, sus familias y sus iglesias”. “Es una zona fronteriza que siempre ha fomentado cierta imaginación de individualismo y brío capitalista del 'hágalo usted mismo', ya sea para construir una iglesia baptista o montar una plataforma petrolífera”, señala.
Dunn es ahora padre de seis hijos adultos, cuatro de los cuales trabajan en su empresa petrolera, CrownQuest. Vive en una mansión en un complejo de ocho hectáreas en Midland. Cinco de sus seis hijos y muchos de sus nietos viven en casas del mismo complejo o en otros puntos de la misma ciudad.
A la vuelta de la esquina hay una escuela religiosa privada de educación primaria y secundaria fundada por Dunn, Midland Classical Academy, a la que han asistido varios de sus hijos y nietos. Cuatro de sus hijos también son voluntarios en la iglesia Midland Bible, que Dunn fundó hace más de 25 años y donde sigue predicando.
El petróleo en el centro
Dunn se ha referido a los defensores del medio ambiente como “extremistas” que “quieren desindustrializar América” y “viven en chozas alrededor de una hoguera”. La Fundación de Políticas Públicas de Texas, de la que es vicepresidente, también ha liderado ataques tanto contra las políticas financieras centradas en el medio ambiente como contra los esfuerzos por impulsar las energías renovables.
Según declaró a Forbes, le gustaría ver desmantelada la Agencia de Protección del Medio Ambiente. Y el plan Proyecto 2025, al que contribuyó la Texas Public Policy Foundation, vinculada a Dunn, incluye hojas de ruta para levantar los combustibles fósiles y deshacer ampliamente la normativa medioambiental.
Sin embargo, los temas más visibles de Dunn no están directamente relacionados con la energía. Se ha centrado más en cuestiones sociales, como socavar la educación pública y financiar escuelas religiosas con dinero de los contribuyentes, y atacar el acceso al aborto y a los cuidados para la afirmación de género.
“Es una visión extremista de Texas”, afirma Chris Tackett, antiguo miembro del consejo escolar de Fort Worth, que lleva años investigando las donaciones políticas de Dunn y dirige la organización de vigilancia TX Campaign Finance. “Él parece que no cree que se pueda ser suficientemente de extrema derecha”, dice.
Los candidatos apoyados por Dunn han apoyado proyectos de ley para prohibir que los tejanos trans utilicen los baños de afirmación de género, eliminar los impuestos sobre la propiedad y la obligatoriedad del plan de vacunación y restringir el acceso a las píldoras del día después.
Tackett se dio cuenta por primera vez de la influencia de Dunn en 2014, cuando su representante estatal prometió apoyar la educación pública, pero una vez elegido, votó “de la nada” en contra de las recomendaciones de la junta escolar. Empezó a sacar datos de financiación de campañas de la comisión de ética de Texas y descubrió que el legislador aceptaba financiación vinculada a Dunn.
Tackett construyó una base de datos rudimentaria, rastreando los 30 millones de dólares que Dunn ha vertido en las campañas y comités de Texas desde 2000, y eso sin incluir las posibles contribuciones de dinero oscuro. Su estrategia no es luchar contra los demócratas, sino apoyar a los aspirantes a legisladores republicanos con los que no está de acuerdo.
Los candidatos apoyados por Dunn han respaldado un proyecto de ley para prohibir el aborto y otro para restringir el acceso a la atención sanitaria de género. También han apoyado proyectos de ley para prohibir que los tejanos trans utilicen los baños de afirmación de género, eliminar los impuestos sobre la propiedad y la obligatoriedad del plan de vacunación y restringir el acceso a las píldoras del día después. Y los aliados de Dunn han presionado para que se coloquen los Diez Mandamientos en todas las aulas públicas y para que se sustituya la educación pública por vales para escuelas privadas.
Aunque pueda parecer que no tienen nada que ver, Dochuk, que además es profesor de historia en la Universidad de Notre Dame, considera que la visión social de extrema derecha de Dunn es inextricable de su interés por proteger los combustibles fósiles. Su feroz apoyo a la enseñanza religiosa privada frente a la pública, por ejemplo, permitiría al extremismo evangélico “mantener su hegemonía” en medio de la creciente preocupación por el medio ambiente y garantizaría que los alumnos aprendieran a venerar el “libre mercado”.
En una conferencia que impartió en 2019, invitado por la ultraderechista Convención de Estados, a la que está vinculado desde que se fundó, Dunn afirmó que los marxistas son "cada vez más audaces y descarados en su búsqueda de la tiranía"
Antes que él, los petroleros tejanos también han apoyado causas sociales de derechas: el CEO de Hunt Oil patrocinó la John Birch Society, una sociedad que apoya el anticomunismo y el conservadurismo social, y al pastor antiabortista Francis Schaeffer. “Ven la necesidad de proteger toda su forma de vida del exterior, y el petróleo está en el centro de ello”, afirma Dochuk.
En sus sermones, Dunn arremete contra el marxismo, al que suele calificar de “espíritu de la época”. En una conferencia que impartió en 2019, invitado por la ultraderechista Convención de Estados, a la que está vinculado desde que se fundó, Dunn afirmó que los marxistas son “cada vez más audaces y descarados en su búsqueda de la tiranía”.
“Cada vez está más claro que quieren matarnos”, subrayó. Según Dochuk, esta declaración ejemplifica el miedo a un “comunismo invasor”, que los petroleros evangélicos temen desde hace tiempo que venga a por sus supuestos valores familiares y su petróleo, el sustento de su patria texana. Estos temores coinciden con la retórica de Trump en sus mítines. Pero en otros aspectos, el expresidente y candidato republicano ha roto con sus partidarios evangélicos.
Dunn no hizo ninguna contribución pública a Trump en 2016, sino que apoyó la candidatura del senador Ted Cruz. En 2020 dio a Trump 500.000 dólares, apenas una décima parte de su contribución más reciente.
¿Por qué un ultraconservador Dunn apoyaría a un candidato presidencial que supuestamente trató de ocultar pagos de dinero a una actriz porno, ha dicho que apoya el aborto en algunos casos y se ha divorciado dos veces? Angle, del Lone Star Project, cree que Dunn está jugando a largo plazo, intentando llevar su conservadurismo tejano al ámbito nacional.
“Está tratando de mover el dinero público a la clase inversora”, indica. “Cree que Trump le ayudará a hacerlo... y cree que se lo merece, porque cree que es rico porque está bendecido”.
Angle señala que, aunque puedan discrepar sobre aspectos concretos, es probable que Trump permita a Dunn seguir ejerciendo su influencia y proteger el sector energético a través del cual la consiguió.
En la entrevista de 2022 de Dunn con la organización evangélica Promise Keepers, dijo: “El dinero es poder para actuar. La pregunta clave es: ¿qué es lo que quieres hacer y qué es lo que quieres conseguir?”.
Traducción de Emma Reverter