Los asistentes de vuelo de la aerolínea nacional de Israel El Al no le pueden pedir a las pasajeras que se cambien de asiento para acomodar a hombres ultraortodoxos que no se quieren sentar junto a ellas, ha sentenciado un tribunal.
Este caso histórico fue llevado a la Justicia por una superviviente del Holocausto que ahora tiene 82 años. Renee Rabinowitz denunció a la aerolínea por discriminación después de que le pidieran que se cambiase de asiento para acomodar a un pasajero ultraortodoxo en el año 2015. Cuando mostró su desacuerdo, la tripulación le dijo que dicha política había sido aprobada por su junta directiva.
La jueza Dana Cohen-Lekah dijo que la medida era “discriminatoria” y sentenció que “bajo ningún concepto un miembro de la tripulación puede pedirle a un pasajero que deje el asiento que le ha sido asignado porque el pasajero que ocupa el asiento de al lado no quiera sentarse por una cuestión de género”. Este miércoles, desde un tribunal en Jerusalén, Cohen-Lekah añadió que tal política era una “transgresión directa” a la legislación contra la discriminación.
Rabinovitz, una abogada retirada que huyó de los nazis siendo una niña, se muestra emocionada con la sentencia. “Nunca pensé que la jueza fuese a cerrar el caso hoy. Se suponía que iba a ser una vista preliminar. Estoy contenta con el veredicto”, apunta.
“Espero que El Al se tome en serio el veredicto. Estoy ansiosa por volver a montar a un avión con El Al, y espero poder presenciar otra escena en la que un hombre ultraortodoxo diga 'no me siento hasta que esta mujer se vaya' y ver a un auxiliar de vuelo decirle que la ley no le permite hacer eso”.
La escena de asistentes de vuelo pidiendo a pasajeras que se cambien de asientos para que los hombres ultraortodoxos no tengan ningún tipo de contacto físico con mujeres es algo común en los vuelos dentro y fuera de Israel.
En febrero, diez pasajeros ultraortodoxos permanecieron de pie en los pasillos y se negaron a tomar asiento. Esto provocó un retraso en un vuelo de easyJet rumbo a Reino Unido hasta que una serie de pasajeras terminaron por acceder a cambiarse de sitio para que el vuelo pudiera despegar. También se han producido incidentes parecidos en vuelos procedentes de EEUU, entre ellos el que se produjo en un vuelo Delta en Nueva York que tuvo un retraso en 2014 cuando pasajeros ultraortodoxos se negaron a sentarse junto a mujeres.
Rabinowitz, también religiosa, estaba regresando de una visita familiar en EEUU cuando un asistente de vuelo le pidió que cambiase de asiento a petición de un hombre ultraortodoxo que estaba sentado en el asiento de la ventanilla. Aunque lo hizo, mientras esperaba para salir del avión durante el desembarque, habló con uno de los pilotos y se quejó de la práctica.
Durante una entrevista con the Guardian el año pasado, Rabinowitz dijo: “El hombre no tenía otra razón para quejarse que mi género, y esto es una discriminación ilegal. No sería muy diferente si una persona de otra religión hubiera dicho: 'No me quiero sentar junto a una judía'. No creo que El Al moviese a una persona en esas circunstancias”.
“Sin muchos rodeos, le pregunté al asistente de vuelo si el hombre que se sentaba a mi lado le había pedido que me cambiaran de sitio, y sin reparos me dijo que sí. Después me volví hacia el hombre y le dije: 'Soy una mujer de 81 años, ¿cuál es tu problema?”.
“Empezó a decirme que estaba prohibido por la Torá. Le interrumpí diciéndole que la Torá no dice nada acerca de hombres sentándose al lado de mujeres. Me dijo que tenía razón, pero apuntó que había un principio general que decía que una persona no podía ponerse a sí misma en una situación peligrosa”.
A Rabinowitz la representó en los tribunales el Israel Religious Action Center (IRAC) y el abogado Riki Shapira Rosenberg. El letrado asegura que, después de la sentencia, el centro ha recibido docenas de quejas similares denunciando discriminaciones en otros vuelos de la misma compañía.
IRAC apunta que, el año pasado, se acercó a El Al para ayudarles a redactar unas directrices para prevenir la discriminación de género a bordo, pero la oferta fue rechazada. “Renee Rabinowitz, una superviviente del Holocausto de 82 años, se propuso luchar contra El Al porque quería prevenir la humillación y discriminación contra otras mujeres durante los vuelos”, señala Anat Hoffman, directora ejecutiva de IRAC.
El fallo exige que El Al defina sus normas y las explique a todo su personal a bordo por escrito y mediante formaciones. El Al también tendrá que pagar 1.450 libras (unos 1.650 euros) a Rabinowitz por daños y perjuicios. Su abogado había pedido más de 11.100 libras (unos 12.600 euros).
Como respuesta a esta resolución, que le da a Al El 45 días para cambiar sus políticas, la aerolínea ha asegurado: “Ambas partes han llegado a un acuerdo por el que la aerolínea va a aclarar sus normas a sus empleados. El tribunal validó el acuerdo y la compañía respetará el veredicto”.
Traducido por Cristina Armunia Berges