Ucrania trata de ganar más territorio en la región rusa de Kursk mientras el ejército de Moscú avanza en el este
Los encarnizados combates en el interior de Rusia continúan mientras las tropas ucranianas intentan apoderarse de más territorio en la región de Kursk, donde entraron hace dos semanas. Después de destruir en los últimos días tres puentes sobre el río Sejm, las fuerzas ucranianas usaron el martes drones kamikazes para volar un puente flotante que los rusos habían construido sobre ese paso fluvial estratégico.
Las imágenes por satélite mostraban el martes que el puente provisional había desaparecido entre grandes bocanadas de humo gris. Las fuerzas rusas construyeron el pontón entre las aldeas de Zvannoe y Glushkovo.
Dos semanas después de la incursión sorpresa de Kiev en Kursk, las fuerzas ucranianas intentan ampliar su cabeza de puente en la región. Se estima que entre 2.000 y 3.000 reclutas rusos están atrapados en Glushkovsky, un distrito al sur del río. Algunos de ellos han huido de la zona en pequeñas embarcaciones.
El portavoz de los servicios médicos rusos aseguró a la agencia TASS que “se ha confirmado la muerte de 31 personas a causa del ataque de las Fuerzas Armadas de Ucrania a la región de Kursk”. Este miércoles la cifra de heridos ha ascendido a 143, 79 de ellas han sido ingresadas en distintos centros médicos.
Este martes, el ejército ucraniano capturó otro pueblo ruso, Martynovka. Un vídeo muestra a soldados ucranianos participando en un intenso tiroteo en la localidad de Malaya Loknya, cerca de la línea del frente. En la grabación se puede ver cómo los soldados ucranianos disparan desde un vehículo de combate de infantería Marder contra soldados rusos. Varias casas estaban en llamas.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskiy, declaró este lunes que sus fuerzas controlaban más de 1.250 kilómetros cuadrados del territorio “territorio enemigo” en la ciudad fronteriza rusa de Sudzha y sus alrededores. Según Kiev, Ucrania también ha tomado el control de 93 localidades como parte de lo que el presidente calificó de “operación defensiva”.
Zelenski, declaró que uno de los objetivos de la ofensiva –que obligó a evacuar a más de 122.000 personas en Rusia– es crear una zona “tapón” para impedir ataques contra territorio ucraniano desde zonas fronterizas rusas.
A su vez, el presidente reconoció que no había informado con antelación a sus aliados sobre la incursión porque “muchos representantes de la comunidad internacional” habrían tachado el plan –el primer gran ataque en suelo ruso desde la Segunda Guerra Mundial– de “poco realista”.
“Por eso no se informó a nadie de nuestros preparativos. Ahora el éxito real habla por sí solo”, afirmó Zelenskiy. El asalto terrestre de Ucrania demostró que las líneas rojas de Rusia –y sus amenazas de intensificar la guerra– eran “ingenuas” e “ilusorias”. Y añadió: “Se desmoronaron cerca de Sudzha”.
Rusia sigue presionando
Ucrania ha avanzado rápidamente en la provincia de Kursk, el ejército ruso no ha dejado de avanzar por el este del país. Este martes, el Kremlin confirmó que había tomado Niu-York, una ciudad por la que ha luchado desde 2014. Otro combate tenía lugar en Hrodikva, un pueblo cercano a la ciudad ucraniana de Pokrovsk, objetivo ruso y centro neurálgico del ejército ucraniano.
Zelenski admitió que la situación en la provincia ucraniana de Donetsk era “difícil”. Según el Estado Mayor ucraniano, se produjeron 14 enfrentamientos en Toretsk –otro de los objetivos del ejército de Moscú– y 34 en el sector de Pokrovsk. Muchos habitantes de Pokrovsk estaban abandonando la ciudad, después de que las autoridades advirtieran de que era probable que los combates las rodearan en menos de dos semanas.
Según ha informado el comandante en jefe del Ejército de Ucrania, Oleksandr Sirski, durante el Congreso de Autoridades Locales y Regionales, Rusia ha lanzado un total de 23.500 misiles y drones contra objetivos ucranianos, alcanzando un total de 11.879 instalaciones desde que comenzó la invasión en 2022.
La Fuerza Aérea de Ucrania ha derribado 51 misiles y drones lanzados por Rusia contra el territorio ucraniano en la madrugada de este miércoles, mientras que las defensas antiaéreas rusas derribaron una decena de drones en Moscú, que sufrió anoche uno de los mayores ataques con aparatos no tripulados enemigos desde el inicio de la guerra en Ucrania, en febrero de 2022, según ha anunciado este miércoles el alcalde moscovita, Serguéi Sobiánin.
Incertidumbre sobre la ofensiva ucraniana
Matthew Savill, director de Ciencias Militares del think tank de defensa RUSI en Londres, asegura a The Guardian que es demasiado pronto para decir si la ofensiva ucraniana en Kursk fue una brillante estratagema que engañó a los rusos, o un error desastroso que acabaría aniquilando a sus mejores fuerzas. Según los medios de comunicación rusos, el presidente ruso, Vladimir Putin, ha ordenado a sus generales que expulsen a las tropas ucranianas antes del 1 de octubre.
Savill calcula que Kiev ha comprometido en la campaña unos 8.000 soldados “curtidos en mil batallas” y procedentes de 12 brigadas. Al parecer, algunas unidades han sido trasladadas desde zonas de la línea del frente en el este, donde Ucrania está sometida a una enorme presión rusa.
“No es una gran contraofensiva ni una incursión. Sino que es algo intermedio”, asegura Savill. “La operación de Kursk es buena para la moral ucraniana, cambia la narrativa y aporta ventajas tácticas”. Pero advierte: “No ha tenido un impacto operativo significativo en términos de la campaña más amplia de Rusia. Y Ucrania no puede permitirse sufrir bajas”.
Según el experto, la decisión de Zelenskiy de no informar a la Casa Blanca y al gobierno británico era comprensible. El fracaso de la contraofensiva de Ucrania en 2023 fue, en parte, una consecuencia de las filtraciones, y añade: “Creo que los ucranianos querían presentar su última operación como un hecho consumado. Cambia el debate sobre la escalada y el uso de armas de largo alcance [occidentales] dentro de Rusia”.
Prohibiciones y acusaciones internacionales
Este martes, el parlamento ucraniano votó a favor de prohibir la Iglesia Ortodoxa Ucraniana –vinculada a la iglesia ortodoxa rusa– a la que acusa de estar del lado de Moscú, además de apoyar y bendecir la invasión de Ucrania por Putin.
Zelenskiy afirmó que la prohibición impulsaría la “independencia espiritual” de su país y Rusia la condenó de “ilegal”. La tensión con la Iglesia rusa empezó en 2019, cuando Ucrania creó una Iglesia ortodoxa independiente que espiritualmente es leal al Patriarca Bartolomé, rival de Moscú con sede en Estambul.
Por su parte, el Kremlin ha convocado a un alto diplomático estadounidense en protesta de las “acciones provocadoras” de los periodistas americanos que viajaron a Sudzha –territorio ruso controlado por Ucrania– con las fuerzas armadas de Ucrania. Unas acusaciones que parecen hacer referencia a los medios Washington Post y CNN.
Según el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, los reporteros estadounidenses habrían “entrado ilegalmente en la región de Kursk para hacer propaganda de los crímenes del régimen de Kiev”.
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