Vecinos de la ciudad de Terranova de donde salió el submarino: “Sabemos lo peligroso que puede ser el mar”

Leyland Cecco / Spoorthy Raman

Toronto/San Juan de Terranova (Canadá) —
21 de junio de 2023 22:14 h

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Poco después del amanecer, un rompehielos enorme zarpaba el viernes desde las protegidas aguas de San Juan de Terranova para aventurarse en la impredecible inmensidad del Atlántico Norte. El buque llevaba a bordo una diversidad de cámaras y equipos de exploración científica, además de un submarino de siete metros de eslora llamado Titán.

Los pasajeros del Polar Prince, el nombre del buque fletado para la expedición, estaban entusiasmados ante la posibilidad de llegar al lugar donde yace el transatlántico Titanic, aunque para eso tuvieran que meterse dentro de la estructura hueca del Titán. Pero la pequeña embarcación de fibra de carbono desapareció este domingo casi dos horas después de sumergirse de camino a los restos del transatlántico hundido. La desaparición ha desatado una carrera contrarreloj de frenética búsqueda internacional en la que tanto Canadá como Estados Unidos están desplegando sus recursos.

A más de 100 años del naufragio del Titanic, que nunca llegó a su destino en Nueva York, el legado del malogrado navío sigue presente en la costa este de Canadá. En el cementerio de Fairview, en Halifax (Nueva Escocia), hay enterradas más de 120 víctimas de la catástrofe. Entre las ciudades con conexiones ferroviarias y marítimas, Halifax era en aquel momento la más cercana al lugar del naufragio. Su Museo del Atlántico expone hoy objetos del barco, como una tumbona y otros artículos personales, entre varios restos del naufragio. También, las bolsas mortuorias de lona blanca que se usaban para las víctimas.

“El mundo entero está mirando porque es el Titanic”

En la provincia de Terranova y Labrador, San Juan es la ciudad más oriental de Canadá y la más cercana al lugar donde yace el transatlántico. Se ha convertido en el punto de partida de las expediciones que hacen el viaje de casi 650 kilómetros hasta el lugar del naufragio del barco, hundido a más de 3.800 metros de profundidad.

Conocida por sus casas de colores brillantes, San Juan de Terranova apareció este martes envuelta en una espesa bruma de lluvia y de niebla. Sus habitantes estaban haciéndose a la idea de lo ocurrido. “Es desgarrador escuchar que hay personas en peligro y no saber dónde están o si alguna vez vamos a encontrarlas”, dice Anne Simmons, directora de operaciones en una empresa turística de San Juan. “El mundo entero está mirando porque es el Titanic, todo el mundo lo conoce”.

En abril de 1912, al Titanic le llegó una alerta por hielo a la deriva en la zona de los Grandes Bancos de Terranova. Horas más tarde, una remota estación inalámbrica Marconi en el extremo sudeste de Terranova recibía la primera llamada de socorro del transatlántico.

En San Juan también está la Universidad Memorial y el centro de investigación internacional Marine Institute, que hace poco anunció un acuerdo de colaboración con OceanGate, la empresa estadounidense que opera el submarino desaparecido.

La del viernes era la quinta expedición de OceanGate hacia el Titanic. A bordo viajaban el explorador y piloto británico Hamish Harding, que ha hecho un vuelo espacial suborbital; el empresario británico paquistaní Shahzada Dawood y su hijo Sulaiman; Stockton Rush, fundador de OceanGate; y el submarinista y piloto de submarinos Paul Henri Nargeolet, que fue comandante de la marina francesa y es considerado una de las principales autoridades sobre el lugar del naufragio del Titanic.

“Debido al peor invierno que ha tenido Terranova en 40 años, es probable que esta sea la primera y única misión tripulada al Titanic de 2023. Se acaba de abrir una posibilidad meteorológica y mañana vamos a intentar una inmersión”, publicó Harding el sábado en Instagram. “Empezamos ayer a navegar desde San Juan, Terranova, Canadá, y tenemos previsto iniciar las operaciones de inmersión mañana alrededor de las cuatro de la mañana. Hasta entonces tenemos muchos preparativos y sesiones informativas que hacer”.

Un dolor propio

El puerto de San Juan ha estado cubierto por una niebla espesa y las difíciles condiciones del mar han complicado las labores de búsqueda.

“No creo que nadie deba construir su propio submarino y lanzarse al mundo sin tener las habilidades o la aptitud necesarias, porque entonces ocurren tragedias como ésta”, dice Ashton Quinn, que vive en la zona. “Lo siento mucho por los familiares de las personas implicadas”.

A medida que se intensifica la búsqueda, la esperanza colectiva es que sea posible localizar la embarcación. No es la primera catástrofe que vive la provincia, que durante el 11S acogió a 38 aviones con sus pasajeros y tripulación por el cierre del espacio aéreo, un acto de generosidad celebrado en el exitoso musical de Broadway Come From Away. También saben lo que es el dolor de la pérdida, con generaciones de pescadores de la región que han zarpado desde las rocosas costas y nunca regresaron del mar.

“Lo siento por los familiares de esas personas y por lo que pueden estar pasando ahora mismo, son circunstancias muy duras”, dice Bruce Keating, otro vecino. “Aquí el instinto natural de todo el mundo es simplemente unirse y prestar todo el apoyo posible, [sabiendo] lo peligroso que puede ser el océano”.

Traducción de Francisco de Zárate.