El anuncio de una reunión del Partido Comunista, que se espera que consolide la agenda de Xi Jinping para los próximos años, pone de manifiesto la fuerza de la “máxima autoridad” de Xi, según voces expertas.
La reunión del Partido Comunista Chino, que se celebra dos veces por década, comenzará el 16 de octubre y es probable que se prolongue durante varios días. Se espera que Xi, considerado el líder chino más poderoso desde Mao Zedong, consolide aún más su poder político, que ha ejercido con creciente autoritarismo desde que asumió el liderazgo del partido a finales de 2012.
Los desafíos recientes, tanto a nivel nacional como global, habían suscitado algunas dudas entre los observadores de la política local. Sin embargo, se espera que Xi siga en el poder durante algunos años más, tras haber abolido el límite de dos mandatos presidenciales consecutivos en 2018.
La reunión congregará a más de 2.000 miembros del partido en un proceso de selección de nuevos miembros del llamado comité central, constituido por una élite de 200 personas. Algunos serán ascendidos al politburó, de 25 miembros, y otros al poderoso comité permanente, de siete miembros. En el acto también se anunciará el rumbo que tomarán las próximas políticas.
Se conocen pocos detalles, pero las voces expertas consultadas dicen que la fecha -que prácticamente coincide con la de las reuniones anteriores- sugiere que las disputas en el seno del partido se han apaciguado y que es probable que los nuevos miembros del comité hayan sido seleccionados.
Máxima autoridad
La doctora Yu Jie, especializada en estudios sobre China de Chatham House, un think-tank sobre asuntos internacionales con sede en Londres, dice que el anuncio es una “señal segura de la fortaleza de la máxima autoridad de Xi dentro del partido”.
Dice que es una señal de que Xi ha “logrado cerrar un acuerdo con otros colegas de alto nivel dentro del partido sobre los nombramientos de personal clave, así como una aprobación casi definitiva de la versión preliminar del informe del programa político, que será leído por Xi el 16 de octubre”.
“También significa que si había desacuerdos sobre la planificación económica interna de China o sobre la diplomacia, esas diferencias se han reconciliado”.
La reunión será seguida con atención por los analistas de política china dentro y fuera del país.
Ryan Manuel, fundador de Bilby, una empresa de investigación en inteligencia artificial especializada en la predicción de políticas chinas, dice: “El pasado se ha decidido, por así decirlo, y los próximos cinco años están determinados en su mayor parte según las posturas de los principales líderes del partido”.
Manuel compara el proceso con el de una empresa multinacional que anuncia una serie de jubilaciones entre los altos cargos y el ascenso de empleados subalternos para sustituirlos, pero con la remodelación de los títulos de los puestos de trabajo aplazada hasta la Asamblea Popular Nacional anual, que se celebrará en marzo de 2023.
Muchos de los que abandonan el comité central se jubilarán en virtud de las regulaciones sobre el límite de edad. En las últimas décadas ha habido un acuerdo tácito dentro del partido de que solo los líderes de 67 años o menos pueden ser promovidos o permanecer en los puestos más altos, mientras que los que tengan 68 años o más en el momento del próximo congreso deben retirarse. En China esto se llama qi shang ba xia (“siete arriba, ocho abajo”). Xi, de 69 años, no se retira.
Otros miembros se han retirado, han muerto o han sido “purgados” del partido mediante las polémicas campañas anticorrupción de Xi. El presidente centralizó el poder político en torno a sí mismo durante sus dos primeros mandatos, incluso mediante reestructuraciones militares, mientras aumentaba la veneración oficial hacia su liderazgo.
Los analistas esperan que Xi renueve dos de sus tres cargos en la reunión: secretario general del partido y presidente de la comisión militar central. El título de presidente lo conservará hasta la asamblea del próximo año, cuando se espera que sea formalmente reelegido también para ese cargo.
“El mandato de cinco años es importante porque, en primer lugar, proporciona una legitimación renovada a la dirección colectiva y centralizada del partido en su conjunto”, dice el doctor Ling Li, experto en política y Derecho chino de la Universidad de Viena. “Mientras tanto, facilita un mecanismo regenerativo para sustituir a los líderes que envejecen por otros más jóvenes y evita que el partido caiga en la gerontocracia”.
La represión de la disidencia y el creciente control de la sociedad china hacen que haya pocos desafíos a Xi en la esfera pública. El Partido Comunista se ha esforzado en mantener la estabilidad durante el período previo a la reunión, pero se ha enfrentado a desafíos como una economía tambaleante, agravada por la crisis del mercado inmobiliario; una población irritada por las continuas políticas de “cero COVID”; los desastres medioambientales; y las disputas con Occidente y sus aliados, sobre todo en lo que respecta a Taiwán.
Una China más aislada
En su país, Xi ha afirmado que su partido ha erradicado la pobreza extrema en su objetivo de “prosperidad común” y ha asumido importantes compromisos contra la crisis climática.
Manuel dice que Xi está “muy enfocado en el rejuvenecimiento rural”, así como en la política verde. “Tiene que resolver los problemas del agua y el suelo, que son más complicados que los de la contaminación atmosférica, y ha tenido éxito en ese sentido”, dice. “El siguiente desafío es duro: tiene que hacer frente a una economía tambaleante y a las políticas de ‘cero COVID’. Parte de la manera de hacerlo es reequilibrar hacia un crecimiento más verde, para alejarse del desarrollo inmobiliario. Va a ser necesario presentar un nuevo modelo económico”.
En el frente internacional, Pekín se ha aislado cada vez más de Occidente bajo el mandato de Xi. Las relaciones con Estados Unidos y sus aliados están en un mínimo histórico. China prácticamente se encerró a sí misma durante la pandemia y se opuso enérgicamente a las acusaciones de responsabilidad por el brote de la enfermedad.
A principios de este año, la asociación “sin límites” de Xi con Vladímir Putin provocó alarma. Bajo el mandato de Xi, Pekín ha continuado con sus actividades expansionistas en el Mar de China Meridional y ha aumentado la presión y la intimidación militar sobre Taiwán, que considera suyo y ha prometido retomar por la fuerza si es necesario.
Xi no ha salido de China desde que el inicio de la pandemia en 2020, pero tiene previsto viajar a Uzbekistán y reunirse con Putin la semana que viene y se espera que acuda a la cumbre del G20 que se celebrará en Indonesia en noviembre.
Traducción de Julián Cnochaert.