Dieciocho meses después de haber abandonado la Casa Blanca, el exmandatario estadounidense Donald Trump reapareció este martes en Washington reivindicándose ganador de los últimos comicios y dejando abierta la puerta a la posibilidad de presentarse de nuevo en 2024. Lo hizo en un discurso de hora y media ante el centro de pensamiento conservador America First Policy Institute, formado por aliados suyos y por antiguos integrantes de su Administración con el objetivo de promover ideas para la agenda de un eventual segundo mandato.
“Me presenté una primera vez y gané. Después me presenté una segunda vez y me fue mucho mejor. Tuve muchos millones más de votos. Tal vez lo tengamos que hacer de nuevo”, dijo asegurando que la actual situación del país, con niveles de criminalidad descontrolados, en su opinión, hacen necesario el regreso de los republicanos al poder.
Mientras a las puertas de ese instituto se congregaban manifestantes en su contra, en su interior el expresidente se mantuvo reticente a reconocer la victoria de Joe Biden, perpetuando unas dudas desestimadas por el Tribunal Supremo y que el 6 de enero de 2021 llevaron a partidarios suyos a asaltar el Capitolio cuando se estaban certificando los resultados electorales.
“Si renuncio a mis creencias, si acepto quedarme en silencio y en casa, sería fácil. La persecución a Donald Trump cesaría de inmediato, pero no lo puedo hacer porque amo nuestro país y a su gente”, sostuvo. El exdirigente insistió en que se sacrifica por Estados Unidos: “Hacerlo es un honor, porque si no lo hago nuestra nación está condenada a ser otra Venezuela u otra Unión Soviética. Estamos encaminados a eso”.
Situación apocalíptica
El retrato que hizo de la actual situación de EEUU bajo las riendas de Biden fue apocalíptico. “Nuestro país ha sido puesto de rodillas, literalmente de rodillas. (...) Solo hace dos años teníamos una economía floreciente como nunca se había visto antes, la frontera más fuerte y segura en la historia de Estados Unidos, independencia energética y precios de la gasolina históricamente bajos”.
Por ello reclamó mano dura y fuertes inversiones en las fuerzas del orden. La imposición de la pena de muerte para los narcotraficantes, el refuerzo de la frontera o el incremento de las condenas para quienes violen las leyes migratorias engrosaron sus planes para recuperar la seguridad.
Trump, para quien Estados Unidos “se está yendo al infierno”, había abandonado la capital estadounidense el 20 de enero de 2021, horas antes de que Biden asumiera el cargo. El republicano se dirigió entonces a su residencia de vacaciones Mar-a-Lago, en Florida, y fue el primer mandatario saliente en no acudir a la investidura de su sucesor.
Su regreso a Washington, como todo lo que le rodea, estuvo rodeado de controversia. Mientras hay republicanos que cuestionan su supremacía en el partido, el anuncio formal de su eventual candidatura de cara a las presidenciales de 2024 es para otros solo una cuestión de tiempo.
“Ya he tomado la decisión”, decía este mes en la New York Magazine, donde se mostraba convencido de que si intentaba repetir mandato lo conseguiría pero dejaba sus planes bajo una ambigüedad calculada: “Diría que la gran decisión ahora es si será antes o después”.
Investigación parlamentaria
Su reaparición coincide con un momento en el que nuevas revelaciones del comité de la Cámara de Representantes que investiga el asalto al Capitolio han reprochado a Trump una pasividad deliberada.
No solo tardó tres horas y media en pedir a la turba que regresara a sus casas, sino que al día siguiente se negó a desacreditar a los asaltantes y a solicitar públicamente al Departamento de Justicia que los infractores fueran procesados.
Esta primera ronda de interrogatorios del comité, iniciada hace un mes finalizó el pasado jueves y continuará en septiembre con nuevos testigos, pero ha conseguido ya con sus primeras conclusiones que el actual presidente haya reprobado su comportamiento ese día: “Le faltó coraje para actuar”, dijo Biden este lunes.
Ahora, con su discurso de este lunes, Trump coge fuerzas ante sus acólitos de ese instituto conservador: “Existimos porque creemos que los mejores días de nuestra nación están por venir, que la batalla para salvarla es la lucha más noble que existe y que venceremos”, señala ese think tank en su página web.
No muy lejos de esa cumbre, que se clausuró con esa intervención, quien fuera su vicepresidente, Mike Pence, visto como su potencial competidor en unas eventuales primarias, marcó también su territorio con una invitación a pasar página: “Es esencial que en un momento en que tantas familias lo están pasando mal no caigamos en la tentación de mirar atrás”, advirtió.
Investigado por el Departamento de Justicia
Según publicó este martes el diario estadounidense The Washington Post, el Gobierno de Estados Unidos está investigando a Donald Trump como parte de sus pesquisas sobre los esfuerzos por cambiar ilegítimamente el resultado electoral de los comicios presidenciales de 2020.
Según el Post, que citó a cuatro fuentes conocedoras de la investigación, el Departamento de Justicia de EEUU está preguntando bajo juramento a los testigos sobre conversaciones mantenidas con el expresidente, sus abogados y otros de sus colaboradores más cercanos entre diciembre de 2020 y enero de 2021.
Los investigadores están tratando de lograr detalles sobre la presión que el exmandatario ejerció sobre su entonces vicepresidente, Mike Pence, y las instrucciones que dio a sus abogados y asesores sobre los llamados “electores falsos”.
Este mismo martes se conoció que aliados de Trump hablaron abiertamente entre ellos de preparar “electores falsos” que fingiesen haber sido elegidos por las urnas para dar la victoria en el Congreso al político conservador el 6 de enero de 2021, cuando se dio la toma del Capitolio, en lugar de al presidente electo, Joe Biden.
Según publicó el medio estadounidense The New York Times, que citó correos electrónicos obtenidos por el comité de la Cámara de Representantes de EEUU que investiga lo ocurrido en esa jornada, la mayoría de los aliados de Trump que prepararon la estrategia de “electores falsos” fueron abogados.
“Enviaríamos a electores falsos al (entonces vicepresidente, Mike) Pence para que alguien en el Congreso pueda hacer una objeción cuando se empiecen a contar los votos y exija que se cuenten los de los falsos”, escribió en uno de los correos Jack Wilenchik, un abogado de Phoneix (Arizona), estado que ganó Biden.
La estrategia consistía en enviar a voluntarios simpatizantes del entonces presidente al Congreso el día 6 de enero para que se hiciesen pasar por electores, es decir, representantes que llegaban a la capital de EEUU con el mandato de las urnas de sus respectivos estados a favor de Trump.
Una vez en el Congreso, los congresistas aliados de Trump, presumiblemente republicanos, lucharían para que sus votos fuesen contados, dando así la victoria al político conservador en lugar de a Biden, que había sido legítimamente elegido en las urnas.
Más adelante, en los correos electrónicos los abogados dejan de referirse a estos voluntarios como “electores falsos” y empiezan a llamarles “electores alternativos”.