Donald Trump ha hecho una nada sutil apelación a la violencia para defender el derecho a llevar armas en un mitin en la localidad de Wilmington, Carolina del Norte. El candidato republicano a la presidencia de EEUU se ha referido a la posibilidad de que su rival Hillary Clinton nombre en la Casa Blanca a jueces para el Tribunal Supremo que sean contrarios a la Segunda Enmienda de la Constitución, que es la base legal de ese derecho.
“Hillary quiere abolir, realmente quiere abolir la Segunda Enmienda”, dijo Trump. “Por cierto, si consigue elegirlos, si consigue elegir a sus jueces, no se puede hacer nada, tíos. Aunque la gente de la Segunda Enmienda quizá pueda, no lo sé”.
Por “la gente de la Segunda Enmienda”, Trump se refería probablemente a todos aquellos que defienden el derecho a llevar armas y que las han comprado. No ha mencionado que los nombramientos de jueces del Tribunal Supremo, y otros tribunales como los de apelación, son realizados por el presidente, pero deben ser ratificados por el Senado. Básicamente, ha dicho que los que se opongan a esa decisión podrían tomarse la justicia por su mano como única forma de detener a Clinton.
Esta propuesta violenta puede interpretarse como una incitación al asesinato de Clinton o de los jueces que pueda nombrar si son contrarios a la Segunda Enmienda. En el primer caso, incluso si es una frase ambigua, el Servicio Secreto podría investigar a Trump –ahora tiene como responsabilidad garantizar la seguridad de los dos candidatos–, como lo haría con cualquier ciudadano que hiciera una amenaza similar.
La reacción inmediata en los medios de comunicación ha hecho que un portavoz de Trump haya interpretado sus palabras: “La gente de la Segunda Enmienda tiene un espíritu increíble y están tremendamente unidos, lo que les da un gran poder político. Y este año van a votar con cifras que serán un récord, y no será por Hillary Clinton, sino por Donald Trump”.
“Es muy sencillo”, ha comentado el director de campaña de Clinton, Robby Mook. “Lo que ha dicho Trump es peligroso. Una persona que quiere ser presidente de EEUU no puede sugerir la violencia como respuesta de ningún modo”.
En la campaña, Clinton se ha mostrado favorable a un mayor control en la identificación de las personas que compran armas y de sus antecedentes, pero nunca ha dicho que vaya a nombrar jueces del Tribunal Supremo que estén a favor de acabar con ese derecho.