El PP europeo intenta seducir a Meloni para lograr su visto bueno al nuevo reparto de poder de la UE

Irene Castro

Corresponsal en Bruselas —

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El acuerdo de los negociadores populares, socialistas y liberales para el nuevo reparto de poder en la UE ha provocado una pataleta de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. La dirigente ultraderechista se quedó fuera de las conversaciones, que pilotaron los responsables de las tres familias políticas con mayor representación en el Consejo Europeo dejándola al margen, a pesar de ser la líder de la tercera economía y de la tercera fuerza del Parlamento Europeo. Ahora en la UE, especialmente en el Partido Popular Europeo, hay quien considera que hay que tener a Meloni “a bordo” de ese acuerdo que los líderes de la UE abordan oficialmente este jueves en una reunión en Bruselas y los gestos por parte de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que aspira a repetir, ya han comenzado. No obstante, la designación de los altos cargos no requiere del consenso sino de la mayoría cualificada (un 55% de los países que representen el 65% de la población europea).

“Nadie defiende a Meloni e Italia más de lo que yo lo hago”, ha dicho a su llegada el polaco Donald Tusk, que ha sido uno de los negociadores del PPE, y que considera un “malentendido” el enfado de Meloni. A pesar de que ha sido un firme defensor de desbancar a los ultranacionalistas de Ley y Justicia, que son de la misma familia política europea que Meloni, del poder en su país, Tusk ha dejado claro que no pretende aislar a la extrema derecha representada por Meloni en el reparto de los altos cargos europeos.

“A veces necesitamos las plataformas políticas específicas para facilitar el proceso”, ha dicho a su llegada a la reunión del Consejo Europeo y ha insistido en que el acuerdo previo que alcanzó con los socialistas Olaf Scholz y Pedro Sánchez y los liberales Emmanuel Macron y Mark Rutte sólo pretendía allanar la negociación de este jueves. “La única intención y razón de esta posición es facilitar el proceso. No hay Europa sin Italia y no hay decisión sin la primera ministra Meloni, es obvio”, ha expresado.

Meloni cargó desde el Parlamento italiano contra el acuerdo de las tres familias políticas que han pilotado la UE en la última legislatura (después de que el bipartidismo perdiera la fuerza necesaria) y no respondió a las llamadas en las que sus homólogos involucrados en la negociación pretendían informarle de la decisión: Von der Leyen para la presidencia de la Comisión Europea, el exprimer ministro luso, António Costa, para el Consejo Europeo, y la estonia Kaja Kallas como alta representante.

“Los 27 estados miembros deciden en el Consejo Europeo. Hemos llegado a un acuerdo político al respecto entre estas tres familias de partidos. Esta es solo una posición. Lo debatiremos con detenimiento y equidad. Los 27 son igualmente importantes; eso es importante para mí. Pero hemos facilitado el proceso de toma de decisiones”, ha dicho el socialista alemán, Olaf Scholz, que ha recordado que la presidencia de la Comisión Europea requiere del apoyo del Parlamento y ahí la suma (sin fugas de votos) la logran populares, socialistas y liberales. Eso es lo que defiende también el Gobierno español, donde recuerdan que las elecciones han servido para mantener la mayoría de esas tres fuerzas políticas sin constatar un viraje total hacia la extrema derecha dado que su auge le resulta insuficiente aritméticamente para varias las mayorías.

El holandés Mark Rutte también ha dicho que se tiene que debatir, aunque ha recordado que es un acuerdo de tres familias políticas. “Tenemos una coalición de tres partidos que pueden trabajar juntos. Para los cinco próximos años necesitamos estabilidad política y ser capaces de avanzar rápido. En el Parlamento Europeo hay tres grupos dispuestos a trabajar juntos. Así es cómo funciona la democracia. La democracia no solo va de bloquear, sino de trabajar de forma conjunta”, ha dicho en la misma línea el también liberal Alexander de Croo (Bélgica).

Meloni, que ha departido con su colega Viktor Orbán en los primeros minutos de la cita, no ha hecho declaraciones a su llegada a Bruselas, aunque la prensa italiana ha publicado que se abstendrá en la decisión para tener margen de negociación de cara al reparto del gobierno comunitario.

Ahí tendrá que afanarse Von der Leyen una vez que sea designada. Por un lado, Italia es uno de los grandes y tiene que complacer a Meloni en la composición de su futuro gobierno para evitar la “tentación de bloqueo permanente” que pueda tener. Por otro lado, la alemana tiene los números ajustados para ser ratificada en la Eurocámara, donde hace cinco años salió adelante por sólo nueve votos. “Tiene el problema de que si tiene una cartera que se le atragante demasiado a los eurodiputados socialistas o a los verdes [que se han ofrecido a apoyarla] se le puede ir al traste. Tiene que encontrar un equilibrio sutil”, explican fuentes comunitarias.

Von der Leyen le hizo un primer guiño este mismo miércoles al enviar una carta a los líderes en la que se abre a externalizar los procesos de asilo a terceros países, en línea con lo que ha hecho Italia en Albania. Muchos estados miembros están estudiando estrategias innovadoras para prevenir la migración irregular de asilo lejos de la frontera exterior de la UE. Se está sobre ideas que sin duda merecerán nuestra atención cuando se ponga en marcha nuestro próximo ciclo institucional“, señalaba en la misiva.

La presidenta de la Comisión Europea ya abrió la puerta a llegar a un acuerdo con Meloni durante la campaña electoral. Su esfuerzo radica en no cerrar la puerta a que los Fratelli d'Italia le den sus votos en la Eurocámara ante la posibilidad de que, como ocurrió hace cinco años, haya fugas en los grupos que sustentan la mayoría que pongan en peligro su reelección.