El de Angélique Cauchy es uno de los 600 casos de violencia sexual en el mundo del deporte francés y cuyos testimonios han sacudido el país en las últimas semanas. Son tenistas, patinadores, judokas y atletas que han sufrido agresiones sexuales desde la infancia y que han puesto nombres y apellidos a sus agresores. Y también a las federaciones que, aún conociendo los casos, decidieron encubrirlos en nombre de los éxitos deportivos obtenidos.
La tenista Cauchy detalló a la televisión ‘France Info’ cómo su entrenador había abusado de ella hasta en 400 ocasiones en un periodo de dos años, cuando era menor de edad. “Me violaba hasta tres veces al día”, declaró en una entrevista publicada en mayo. La semana pasada repitió su testimonio ante una comisión del parlamento francés, que tiene como objetivo sacar a la luz estos casos e identificar las grietas de un sistema que ha permitido que ocurran de manera impune durante décadas.
Las primeras denuncias recibidas por las autoridades francesas, que en 2021 celebró su primera convención sobre la violencia en el deporte, datan de hace más de 20 años, pero el 73% de ellas se refieren a casos cometidos en la última década. Del total, 107 han tenido lugar hace muy poco tiempo, en la temporada 2020-2021, según un análisis de 'Le Parisien'. En cuanto a las víctimas, el 70% son mujeres y el 84% eran menores de edad en el momento del incidente. 188 de las víctimas ni siquiera habían cumplido 15 años en el momento de la agresión.
En total, 655 personas han sido denunciadas por abusos sexuales a deportistas y 365 de ellas son educadores deportivos o entrenadores. 36 de ellos son empleados públicos, según ‘Le Parisien’. Los casos se extienden además por 54 federaciones deportivas de todo el país y, de acuerdo con el recuento del diario francés, 12 de las federaciones en las que se han denunciado abusos reportan el 68% de los ingresos.
“Estaba presa, no podía salir cuando quería”
Las palabras de Cauchy describen en primera persona el horror detrás de las cifras. La tenista, de 36 años, tenía 12 cuando empezó a entrenar en el club de Sarcelles bajo el liderazgo Andrew Gueddes. Él cumple una pena de cárcel de 18 años tras ser condenado por violación a cuatro menores de entre 12 y 17 años: Cauchy y otras tres tenistas más.
Gueddes aprovechó una concentración de 15 días en el centro de La Baule para intensificar unos abusos que habían comenzado por aislar a Cauchy de su familia hasta conseguir que la menor durmiera en su casa. “Me violó tres veces al día. La primera noche me pidió que fuera a su habitación y no lo hice. Y así entró en la mía. Fue peor. Estaba presa, no podía salir cuando quería”, describió Cauchy ante la comisión de investigación parlamentaria.
La tenista añadió que Gueddes le hizo creer que le había contagiado el sida y ella lo creyó así “entre los 13 y los 18 años”. Cuando su madre informó al entrenador que había tenido su primera regla, él respondió ''Oye, ya estás grande, podremos hacer más cosas, pero tendré que tener cuidado'. Me dije: '¿Qué más puede hacer?''', explicó Cauchy en su entrevista.
La joven admite que llegó a tener pensamientos suicidas y denuncia que el entorno nunca pareció sorprenderse por el asunto en cuanto salió a la luz. “En el mundo del tenis se sabía que él no era correcto con las chicas jóvenes”, denunció en su entrevista. “Siempre había alguno que decía: sí, está con él, sale con él. Pero a los 38, no sales con una chica de 15, mucho menos cuando la estás entrenando”.
Dos años después de empezar a sufrir sus abusos y agresiones pidió cambiar de entrenador y de club. “Nadie realmente hizo ninguna pregunta”, recuerda la tenista. “Se decía que ya no era su favorita. En realidad, había visto que yo había escapado y como cualquier depredador, había encontrado otra presa.''
La tenista denuncia una omertá en las federaciones
Cauchy no se unió a la demanda contra el tenista hasta que otra de sus víctimas decidió denunciarlo. El entorno, denuncia Cauchy, no ayudaba. La tenista recuerda que una mujer había alertado al presidente del club acerca del comportamiento de Gueddes. Según Cauchy, “su única respuesta fue: ”Sí, pero nos trae títulos“.
“Había una especie de omertá donde todos sabían que lo que estaba pasando era sospechoso. Como las personas no estaban seguras, se dijeron a sí mismas que no les correspondía a ellos gobernar, sino a los padres. Pero es un error no proteger a los niños”, ha denunciado Cauchy.
Su testimonio, junto con el de otros deportistas que han denunciado abusos, desde violaciones hasta agresiones físicas y abuso psicológico, ha puesto de relieve la violencia en el deporte francés y, como ha ocurrido anteriormente en otros países como Estados Unidos, la impunidad con la que han trabajado los agresores dentro de las distintas federaciones.