Hay títulos que incluso sin un gran presupuesto o una gran campaña publicitaria, destacan antes de su lanzamiento, ya sea por su trama, su original sistema de juego o su apartado artístico. Ori and the Blind Forest es uno de esos juegos.
Desde el momento en que fue presentado, el título maravilló por su estética cargada de fantasía, convirtiéndose en uno de los juegos más esperados de comienzo de 2015. Y por fin está aquí. Mañana, 11 de marzo, el juego de Moon Studios y Microsoft llegará a Xbox One y PC, prometiendo horas de diversión y de deleite para los sentidos.
¿Pero es realmente tan bueno este título? ¿Tanta expectación ha hecho que el resultado final decepcione, o por el contrario cumple todas sus promesas?
Ori, el espíritu del bosque
Ori, el espíritu del bosqueOri and the Blind Forest nos cuenta una tierna y conmovedora historia ambientada en un profundo bosque de fantasía. En este bosque, el Gran Árbol del Espíritu se encarga de alimentar la vida y la vegetación con su luz. Los espíritus del bosque son sus hijos, y viven en sus ramas y sus raíces.
Cuando estalla una poderosa tormenta, Ori, un pequeño espíritu del bosque, es arrastrado lejos por el viento, quedando irremediablemente separado de su padre. Acaba en los brazos de Naru, una criatura grande y negra pero de gran corazón y ternura, que lo acoge como su hijo y lo cuida durante un tiempo. Sin embargo, su tranquila vida acaba torciéndose.
Una noche, el Gran Árbol del Espíritu llama a Ori desesperado, inflamando los cielos para atraerlo, pero él no acude. Naru lo estrecha entre sus brazos impidiéndole marchar. A partir de ese momento, y sin saber cómo, el bosque comienza a marchitarse, el alimento a escasear, la vida a desaparecer. Débil y enferma, Naru entrega el último alimento a Ori en un acto de puro amor, y luego muere.
Huérfano y desolado, Ori comienza a vagar por el bosque, sin rumbo, sin saber quién es realmente. Pronto descubrirá que su papel es vital para conseguir la regeneración del bosque y el resurgimiento de la vida, cuando llega ante el Gran Árbol del Espíritu, su padre, y éste le dice que debe devolver la luz a tres zonas del bosque, cada una regidora de un elemento (calor, agua, aire). Esa luz fue robada por Kuro, el búho oscuro que odia la claridad y que será el archienemigo de Ori. A partir de ese momento, comienza la auténtica aventura.
Ori and the Blind Forest es una clásica aventura de plataformas, ambientada en un mundo bidimensional abierto. Aquí no existen niveles que hay que superar, todo es una continuidad en la que podemos movernos por cualquier parte del mapa cuando lo deseemos. Sin embargo, antes de pasar de una zona a otra debemos desbloquear las puertas y protecciones que hay a su alrededor.
Mientras nos movemos por las plataformas controlamos a Ori, el pequeño espíritu del bosque, que en un primer momento es indefenso y poco hábil. Tan sólo puede saltar. Es incapaz de defenderse de las criaturas enfermizas y crueles que se cruzan en su camino, a no ser que utilice su ingenio para atraerlas a zonas del escenario donde, por ejemplo, puedan caerles piedras encima, sepultándolas, o se precipiten sobre zarzas.
Ori tendrá más posibilidades cuando encuentre a Sein, una pequeña luz sierva del Gran Árbol del Espíritu, que decide seguirlo y protegerle. Sein será el que lance descargas y rayos de luz contra los enemigos, sin necesidad de que nosotros apuntemos. Tan sólo debemos pulsar el control correspondiente para que Sein lance su ataque. Si hay un enemigo cerca, la luz se dirigirá directamente hacia ellos, haciéndoles daño hasta debilitarlos.
Durante el viaje, nos toparemos con diferentes objetos y recogeremos varios orbes, cada uno con sus funciones específicas en Ori. Por ejemplo, cada vez que acabemos con un enemigo o destruyamos determinados objetos, conseguiremos Fragmentos de Vida, que sirven para restaurar la vitalidad de Ori y sanarlo.
Otras luces fundamentales que nos encontraremos con las Células de Energía. Ori tiene un marcador de energía que se irá llenando con cada nueva célula que encuentre. Cuando el marcador está lleno, podemos pararnos en una zona segura (en tierra firme, sin enemigos ni amenazas) y crear un Vínculo de Alma. Este sirve para guardar la partida, creando un punto de control al que regresaremos cuando nos maten. Estos Vínculos de Alma son fundamentales, ya que a lo largo de la aventura sólo nos encontraremos con dos o tres Pozos de Espíritu, lugares prefijados en el juego donde podemos guardar la partida y recuperar vitalidad. Es decir, tenemos que asegurarnos de guardar tan seguido como podamos, ya que si nos descuidamos y avanzamos sin salvar, nos arriesgamos a perder hasta horas de progreso.
Los Vínculos de Alma tienen otra función, además de guardar la partida. Cuando nos acercamos a uno podemos acceder al árbol de habilidades de Ori. El pequeño espíritu tiene espacios vacíos, que se van llenando cada vez que recogemos orbes y luces. Cuando el espacio se llena, gana un punto de habilidad que puede gastar en el árbol de habilidades. En él, podemos aumentar la efectividad de varias características. Por ejemplo, podemos hacer que los ataques de luz de Sein sean más poderosos, o que los orbes, fragmentos de vida y células de energía floten directamente hacia Ori, sin necesidad de ir a buscarlos.
Cuando comenzamos la aventura, no podemos acceder directamente a todas las áreas del bosque. Para conseguirlo debemos encontrar diferentes objetos y zonas que nos ayuden a avanzar.
Por ejemplo, en algunos puntos hay Puertas Espirituales que nos cortan el paso dentro de la misma “zona” del bosque. Para abrirlas necesitamos recoger las Llaves de piedra que hay repartidas por esa zona. Algunas están a simple vista, pero a medida que progresemos serán más inaccesibles o estarán escondidas. Cada Puerta Espiritual necesita un número determinado de llaves para abrirse.
En algunos puntos también encontraremos Mapas de Piedra a los que faltan fragmentos. Al igual que con las Puertas Espirituales, debemos buscar esos fragmentos para avanzar. Cuando restauramos los Mapas, desbloqueamos una nueva gran área del bosque, lo que nos permitirá seguir avanzando en la trama principal.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que, aunque desbloqueemos estas zonas, puede que aún no podamos llegar a ellas. Eso se debe a que antes debemos encontrar los Árboles Ancestrales, árboles dentro de los que habitan diferentes espíritus. Cuando nos acercamos a alguno de ellos, absorbemos su luz, consiguiendo movimientos y habilidades especiales (que no forman parte del árbol de habilidades de Ori). Estos movimientos especiales nos permiten, por ejemplo, trepar por muros de piedra, dar saltos dobles y triples en el aire (alcanzando zonas más lejanas), etc. Uno de los movimientos más poderosos que conseguiremos será Bash, una fuerza que nos lanzará cual flecha en la dirección que queramos. Podemos usar ese lanzamiento para acceder a zonas más inaccesibles o para luchar contra enemigos determinados.
La mayoría de los enemigos que nos encontremos arrojarán púas, veneno, llamas o se lanzarán ellos mismos contra Ori, por lo que la velocidad es fundamental para esquivarlos y atacarlos con Sein. Algunas criaturas serán demasiado fuertes, y habrá que intentar derrotarlas de otras formas alternativas, como mencionábamos antes, ya sea derribándoles un muro encima o arrojándolas por un barranco.
En general el sistema de juego es muy sencillo, aunque eso no implica que sea desafiante. No tendremos que limitarnos a saltar de un lado a otro lanzando rayos de luz. Muchas veces tendremos que pensar antes de actuar, ya que hay zonas a las que no podremos acceder hasta que un enemigo nos abra camino, o en la que debemos optar por luchar o esquivar las trampas mortales de decenas de criaturas.
Los controles son muy cómodos y manejables, pero nos ofrecen multitud de opciones con ataques, saltos y formas de movernos por el escenario. Eso implica más dificultad. Una dificultad despiadada en algunos casos, ya que si no saltamos en el punto exacto del muro, puede que no caigamos en la plataforma que debemos. Debemos actuar con una precisión casi milimétrica, por lo que en muchas ocasiones podemos frustrarnos y quedarnos un buen rato intentando superar un área.
Un apartado gráfico impecable
Un apartado gráfico impecableOri and the Blind Forest es un juego divertido y fácil de jugar, que nos reta a seguir probando hasta superar todos los obstáculos, pero sin duda en lo que más destaca es en un maravilloso apartado artístico y gráfico. Los escenarios bidimensionales son una auténtica delicia, cargados de color, luz y fantasía en cada rincón. Desde el cielo estrellado a los frondosos bosques, las cuevas de hielo o los hogares de los Árboles Ancestrales, todo es un festín para la vista.
El diseño de los personajes y los escenarios recuerdan un poco al de las películas más clásicas del estudio Ghibi, cargadas de fantasía y llenas de espíritus de todas las clases. Ori, el resto de los espíritus y los escenarios parecen dibujos sacados de las mejores películas de animación, y mientras jugamos parece que eso es lo que estamos haciendo, ver una película. La rapidez y ligereza de sus movimientos y la forma que se integra Ori en los escenarios es sorprendente, y hoy día hay juegos de plataformas AAA que no lo consiguen de forma tan magistral.
La banda sonora también merece una mención. El juego va acompañado de una continua y suave melodía, que varía sutilmente a medida que pasamos de una zona a otra. La música es tranquila, sosegada y suave, y liga perfectamente con el universo pacífico creado por Moon Studios.
No hay diálogos, pero no son necesarios. Ori, el Gran Árbol y todos los personajes que nos encontramos se comunican con pequeños gruñidos o silbidos, y el mensaje que quieren decir aparece escrito sobre ellos. La inexistencia de doblaje, que podría afectar a otros juegos, no resta calidad a Ori and the Blind Forest, en el que hasta parece justificado que los luminosos espíritus no hablen ningún idioma humano.
Conclusiones
ConclusionesOri and the Blind Forest no decepciona. Sus impresionantes escenarios, sus personajes y mapas llenos de belleza son tal y como esperábamos, demostrando que el estilo artístico es vital para transmitir aquello que se desea. Por otro lado, el sistema de juego es sencillo, pero a la vez las plataformas están cargadas de una dificultad que en ocasiones sorprende.
Podemos pasarnos horas jugando con Ori, explorando los rincones del bosque del Gran Árbol del Espíritu y saltando ágilmente de un lugar a otro. El único aspecto negativo es que el juego es lo que es. Es decir, si queremos rejugarlo tendremos que repetir el mismo camino, conseguir los mismos poderes, desbloquear las mismas habilidades, hasta llegar al final. Ori and the Blind Forest es una maravilla al jugarlo la primera vez, pero después de eso...
En definitiva, este juego es una gran experiencia para los sentidos que no sólo divierte, sino que también desafía al jugador, y que desde luego todo el mundo debería probar. Puede que no esté cargado de la acción de otros títulos, pero estoy convencido de que cualquiera podrá apreciar el trabajo realizado por Moon Studios para traernos esta aventura plagada de fantasía y belleza.
Lo mejor:
- Su apartado artístico y gráfico. Bonito hasta decir basta. Sin palabras.
- La gran variedad de movimientos que podemos realizar una vez avanzados en la aventura. Saltos dobles, triples, lanzarlos como flechas, trepar por muros...
- Es desafiante. Aunque mucha gente piense “Un juego de plataformas, que tontería”, la verdad es que hay momentos realmente complicados que nos pueden hacer sudar la gota gorda.
Lo peor:
- Aunque podemos explorar todo lo que queramos y descubrir varios secretos, el camino para avanzar está prefijado. No invita a rejugarlo.