Análisis SOMA, terror independiente en clave de ciencia ficción

Hubo un tiempo en el que los videojuegos de terror protagonizaban la actualidad del sector, ocupaban las principales portadas y se vendían como churros. Dicho tiempo hace mucho que quedó atrás debido a la falta de ideas de las grandes editoras, de compañías como Capcom y Konami que fueron las responsables a finales de los noventa de crear joyas como los primeros Resident Evil y Silent Hill. Ambas licencias mutaron hasta convertirse en un esperpento de acción hollywoodiense (sobre todo en el caso de Resident Evil, lo de Silent Hill ya es pura dejadez sin más), y el género del terror cayó prácticamente en el olvido durante la generación de PS3 y Xbox 360.

¿Y quiénes han sido los responsables de rescatarlo? Pues como en tantos otros casos actuales, son los estudios indies como Frictional Games quienes han cargado con el cadáver aún caliente de los survival horror, le han hecho una perfecta maniobra de Heimlich, y han conseguido que lo que antes daba cague ahora nos cause pavor absoluto. Si antes teníamos miedo de los zombis y de las criaturas de pesadilla, ahora aflojamos el esfínter con una mera sombra, con un sonido lejano. El buen uso de la atmósfera, de la tensión, ha servido para resucitar y revitalizar un género que ahora camina erguido y con la cabeza alta.

Si ya desde Frictional nos hicieron pasar grandes momentos con el notable Amnesia, ahora vuelven a las andadas con SOMA, un título que lleva ya un tiempo generando revuelo y que con su reciente llegada a las tiendas no ha hecho más que confirmar lo que ya intuíamos; que este estudio tiene una mano envidiable a la hora de crear grandes experiencias de terror.

¿Qué es el terror? Por poner un ejemplo en el notable Until Dawn tratan de personalizar nuestra experiencia terror permitiéndonos elegir aquello que más medio, asco o repulsión nos causa. ¿Insectos? ¿Vísceras? ¿Payasos homicidas? El terror puede tener muchas formas, y desde Frictional ya nos avisaron de que con SOMA querían ofrecer algo muy diferente a lo visto en Amnesia, donde la simple visión de uno de sus monstruos nos causaba muy mal rollo.

SOMA quiere ser mucho más psicológico, quiere asustar con lo que no ves, con lo que tan sólo intuyes. Y esa es una herramienta muy poderosa si se aplica como es debido. Sinceramente, muchos juegos lo han intentado, pero no todos lo consiguen, y creemos que hacer sentir al jugador un tanto estúpido por mojar los pantalones sin que realmente esté pasando ‘nada’ en pantalla tiene un mérito enorme. Eso sí, de igual forma también consigue asustar cuando comprobamos como algo o alguien comienza a perseguirnos con no muy buenas intenciones y no nos queda otra que salir por patas.

Para que la simple atmósfera nos cause pavor, para que se nos congele la sangre y nos planteemos una y mil veces cada paso que damos, es necesario situar al jugador en el centro mismo del universo, forzándole a observar con los cinco sentidos todo aquello que pasa en este entorno virtual. Si se consigue que el usuario olvide que está sentado en un sofá con el pijama puesto, gran trabajo, poco más hay que hacer. Y en dicho sentido, tres hurras por Frictional Games.

Evidentemente para que la inmersión funcione también es necesario contar con una poderosa historia que se sienta orgánica y bien hilvanada. Y SOMA la tiene, desde luego, siendo capaz además de plantear complejas cuestiones morales al jugador. Nos pondrá en la piel de Simon Jarret, un simple hombre que deberá luchar por su supervivencia en unas instalaciones científicas submarinas en las que las máquinas parecen haber cobrado vida.

¿Puede tener sentimientos un robot? ¿Puede adquirir una inteligencia más allá de la concedida por el hombre? ¿Puede atacar a su creador de la forma más salvaje? En SOMA sí, pueden. Pero la pregunta es por qué. ¿Dónde está todo el mundo? ¿Quién ha provocado este infierno? ¿Todas las máquinas son ahora malvadas, todas quieren acabar con nuestra vida?

Hay muchas incógnitas por resolver en SOMA, lo cual fomenta su rejugabilidad, y eso se agradece teniendo en cuenta un sensacional diseño de niveles que permite al jugador el disfrutar de la experiencia de una o múltiples formas distintas. No siempre habrá un solo camino o una única forma de sortear al enemigo (porque ya os decimos que un enfrentamiento directo es un suicidio) y lo mejor de todo es que todo el conglomerado jugable se completa con puzles muy bien implementados que requieren de cierta exploración y el uso de la materia gris. Además, lejos de ser un añadido ‘gratuito’ que no termina de encajar, aquí son vitales para el porvenir de la aventura. ¡Y ojo! porque en más de una ocasión tendremos que hacer frente a una difícil decisión que podrá derivar en resultados que no esperamos, algo que se agradece enormemente.

A nivel visual no es ningún portento técnico, aunque no necesita más de lo que ofrece y eso acaba siendo una virtud. Su sensacional apartado artístico nos permite olvidar un tanto lo técnico, más aún cuando un apabullante apartado sonoro está ahí para helarnos aún más la sangre. Como decimos no siempre es fácil dar un solo paso en SOMA, y buena parte del mérito recae sobre el agobiante sonido ambiente.

Lo mejor:

  • Su historia es de lo mejorcito que hemos podido saborear dentro del género. Es inteligente, madura, compleja y permite que el jugador se plantee profundas cuestiones morales.
  • La ambientación es sencillamente sensacional. A un cuidado diseño de los escenarios se le une un gran diseño artístico y un apartado sonoro apabullante.
  • Ofrece una experiencia jugable fresca y variada, algo difícil dentro de un género en el que a veces creemos haberlo visto todo.

Lo peor:

  • Nos encontramos con ciertos problemas con la IA de los enemigos que en ocasiones pueden sacarnos del juego.
  • Existen ciertos vaivenes en el ritmo que restan cohesión al conjunto.

Conclusiones

ConclusionesAnálisis SOMA, terror independiente en clave de ciencia ficción

Teniendo en cuenta su cuidada narrativa y la profundidad y complejidad de su historia, SOMA consigue ofrecer una experiencia de terror redonda, que pese a ser oscura y a todas luces paranormal se siente muy real, casi como si fuera un visión del negro futuro que aguarda a la humanidad. Esta historia viene reforzada por toda una serie de coleccionables en forma de textos y archivos de sonido que posibilitan una mayor inmersión del jugador, y que además posibilitan una experiencia más inteligente, más elevada. SOMA escapa así a ciertos tópicos de los juegos de terror, ganando en frescura y carácter.

Si a esto le sumamos una ambientación fantástica, el gran trabajo de sonido que hay detrás y la continua sensación de indefensión que asola al jugador, no nos queda otra que afirmar lo que ya sabíamos: en Frictional Games son unos auténticos maestros del terror.

Eso sí, tampoco es oro todo lo que reluce. La colección de fallos menores que encontramos en SOMA no es tan corta como para dejarla pasar. Existen problemas con la inteligencia artificial y cierto desaprovechamiento de determinadas situaciones, y eso, en un juego que podría haber sido perfecto, resulta un tanto frustrante, sintiéndose como una oportunidad de oro perdida aunque no por ello deje de ser un auténtico caramelito para los fans del terror.

Por: Daniel Moreno

Análisis SOMA, terror independiente en clave de ciencia ficción

09/24/2015

8 / 10 estrellas