Todavía recuerdo el auge de aquellos libros en los que nuestras decisiones afectaban al desarrollo de la historia. Desde luego, por aquel entonces y en plena adolescencia, resultaba mucho más divertido poder influir sobre los acontecimientos que leer una historia lineal y preestablecida desde la primera página hasta la última.
Era una fórmula curiosa, pero no demasiado práctica, porque ir saltando páginas adelante y atrás, resultaba un proceso especialmente tedioso. Aun así, tenía su atractivo, y no era extraño ver aquellas obras como libros destacados en las cabeceras de las estanterías de algunos centros comerciales, algo sobre lo que los desarrolladores de videojuegos de la época no tardaron en hacerse eco para trasladar la fórmula a las pantallas de nuestros PCs, y desde luego funcionó. ¿Hay alguien que no recuerde el mítico Dragon’s Lair?
Aquellos juegos tuvieron su protagonismo durante una época, pero las nuevas tendencias los relegaron a segundo plano junto con buena parte de las aventuras gráficas que también reinaban por aquel entonces. Ahora tenemos más variedad de planteamientos, historias mucho más elaboradas e impresionantes apartados visuales, y a pesar de que la evolución de los videojuegos no ha hecho otra cosa que brindarnos grandes momentos, hay quien todavía echa de menos algunas de las propuestas clásicas.
Así deben verlo al menos los chicos de Supermassive Games, que recuperan aquel formato para que forjemos nuestra propia aventura, recurriendo además a otro guiño al pasado con un homenaje a las películas de terror adolescente de los 80 y los 90.
A primera vista Until Dawn puede parecer un survival horror sin grandes diferencias respecto a otros juegos del género actuales. Podremos movernos por nuestro entorno libremente, buscar objetos y activar mecanismos, pero unas cámaras que mantienen continuamente un plano fijo como las que utilizaron en su día Alone in the Dark o Resident Evil, nos dejan los primeros síntomas de nostalgia por parte de sus creadores.
Sin embargo, el planteamiento de Until Dawn se remonta un poco más atrás para recuperar aquel formato de secuencias animadas con un nivel de interacción limitado, en las que las decisiones serán el núcleo central de la experiencia.
Normalmente mantendremos el control total sobre nuestros personajes, pero cada poco tiempo, y tras visualizar la secuencia de turno, tendremos que elegir nuestros próximos pasos, y a diferencia de otros juegos donde nuestras decisiones alteran parcialmente la historia, aquí nos llevan por desenlaces y variaciones del argumento radicalmente diferentes.
A pesar de lo visto en los trailers, no todas nuestras decisiones serán una cuestión de vida o muerte. En determinadas ocasiones, una elección equivocada acabará irremediablemente con nuestra cabeza rodando por el suelo, pero por norma, simplemente nos llevará por una rama argumental distinta. Eso sí, desde Supermassive Games querían aplicar algún tipo de penalización por una mala decisión, y si no elegimos sabiamente, nos llevarán a situaciones más complicadas o con un mayor nivel de tensión.
La temática de película de terror de serie B estará presente en todo momento, y no precisamente para generar miedo en el espectador. Until Dawn busca en mayor medida conseguir un toque cómico tirando de todos los clichés habidos y por haber en largometrajes del estilo de Scream, Viernes 13 o Sé lo que hicisteis el último verano. Habrá sustos fáciles y una ambientación opresiva, pero la estrella será sin duda, la estupidez de sus protagonistas, que como de costumbre, tenderán a “separarse del grupo” para investigar, o meterse en el lugar más tétrico, oscuro y peligroso en lugar de salir corriendo cuando su propia muerte acecha de manera evidente.
La trama, para continuar con ese regusto a parodia, tampoco escatimará en estereotipos, de hecho, contará con un argumento que a todos nos resultará familiar: un grupo de 8 amigos que se van de excursión a una remota montaña donde resulta imposible pedir ayuda y donde por supuesto, no estarán solos.
El destino de todos ellos estará en nuestras manos y en nuestra capacidad de tomar las decisiones correctas. En Until Dawn no habrá segundas oportunidades, si alguien muere, muerto se queda, y tendremos que pasar a decidir sobre el futuro de otro integrante del grupo. No será extraño terminar la aventura con una buena pila de cadáveres a nuestras espaldas, aunque también podremos conseguir un mayor número de supervivientes del esperado. Puede que el gran reto consista en conseguir que sobreviva todo el grupo, pero apostaríamos a que resultara complicado, sobre todo teniendo en cuenta que algunas secuencias nos llevarán a elegir quién vive y quién muere entre los dos implicados en la escena.
Las principales dudas que nos genera Until Dawn provienen de su sistema de control, donde se hará un uso intensivo de los sensores y panel táctil del Dualshock 4, algo que hasta la fecha no nos ha deparado demasiadas alegrías.
Muchos de los quick time events consistirán en apretar un simple botón, pero otros nos obligarán a apuntar con el gamepad hacia un lugar concreto de la pantalla o a inclinarlo en un ángulo determinado, algo que a priori busca generar un cierto grado de tensión debido al límite de tiempo que tendremos para realizar algunas acciones. Es difícil saber todavía si dará resultado, pero lo cierto es que imprecisiones aparte, este tipo de controles suelen romper en cierto modo con la sensación de inmersión al obligar a realizar movimientos muy poco naturales.
Más aún preocupa el hecho de que estas acciones estarán presente en todo momento, no sólo en la toma de decisiones, y recurriremos a ellas para apuntar nuestra linterna, pasar las páginas de un libro, girar objetos o incluso dirigir la cabeza y la mirada de los personajes.
A pesar de nuestras sospechas y preocupaciones (esperamos encontrarnos una opción para desactivar los motion controls), lo cierto es que Until Dawn ofrece una experiencia original a medio camino entre la nostalgia, la parodia y el survival horror, y desde luego, la idea de incorporar a propósito personajes tan estúpidos, tan ingenuos y tan odiosos como los de las películas de terror adolescente nos resulta una idea especialmente divertida, que podría incluso derivar en una genialidad si se ejecuta de la forma correcta.