En el mundo actual la gran mayoría de los éxitos son fugaces, protagonizando sonadas caídas poco tiempo después de rozar el cielo. Es lo que le ha ocurrido a ya no pocas compañías orientadas a la explotación de los dispositivos móviles, ya sea lanzando aplicaciones o videojuegos. Un ejemplo es Zynga, que tras aparecer como un auténtico tornado devorador de éxito ahora se enfrenta a una situación más que delicada, viéndose obligados a cerrar algunas oficinas que llevaban abiertas desde hace apenas unos meses.
Ahora no son pocos los que ven en Rovio un nuevo ‘caso Zynga’, puesto que la compañía responsable de la popular marca Angry Birds lleva unos meses encadenando pérdidas económicas, lo cual evidentemente no suele gustar a los accionistas. El problema por lo visto es que han ‘gastado de más’ sin recibir los suficientes ingresos pese a superar las cifras del año pasado, algo que ya es todo un logro a sabiendas de que esta serie de juegos para móviles está perdiendo jugadores a un ritmo agigantado. Más de 60 millones de personas han dejado de jugar.
Esta situación les ha llevado a tomar severas medidas de ajuste, comenzando por despedir al 16% de la plantilla. Es decir, unas 130 personas se verán de patitas en la calle bajo el pretexto de “reavivar el crecimiento de la empresa”. La idea es simplificar su estructura de trabajo centrándose en tres áreas de consumo con un gran potencial de crecimiento: productos de consumo (merchandising), medios de comunicación (series de TV) y videojuegos.
Ah, sí. El propio CEO de la compañía, Mikael Hed, también dejará su puesto el próximo mes de enero, por lo que aquí parece que no se salva ni el tato.