Blizzard es una compañía diferente, que se lo pregunten si no a las legiones de fans que mueven todas sus grandes obras. Mientras buena parte de las grandes editoras se dedican a inundar el mercado año tras año con oleadas de nuevos lanzamientos, secuelas y contenidos descargables, ellos decidieron hace tiempo tomar un rumbo diferente lanzando pocos juegos, muy espaciados en el tiempo, pero de una calidad excepcional.
No exageramos al afirmar que Blizzard es probablemente la editora que tiene el nivel de autoexigencia más alto, prueba de ello son las pocas prisas que suelen tener a la hora de lanzar un nuevo juego y su famosa frase “estará cuando esté listo”, una política que puede llegar a desquiciar a los más impacientes, pero que sin duda se agradece cuando tienes el juego entre las manos.
Hasta ahora, prácticamente todos los juegos de Blizzard han sido obras de proporciones épicas, véase si noWarcraft o Starcraft, dos de las sagas de estrategia más aclamadas de todos los tiempos, por no mencionar al todopoderoso World of Warcraft, el MMO más exitoso de la historia, o Diablo un juego que ha creado un género propio y que cuenta con un indecente número de seguidores incondicionales.
Teniendo en cuenta este historial, sorprende la decisión de desarrollar un juego como Hearthstone, Heroes of Warcraft. ¿Un juego de cartas gratuito? No parece el hábitat natural de la editora californiana y en un primer momento puede llegar a desconcertar, pero estando Blizzard detrás del proyecto, como mínimo debería picarte la curiosidad. A nosotros nos pasaban ambas cosas, nos sentíamos desconcertados y nos picaba la curiosidad, así que cuando tuvimos la oportunidad de realizar una entrevista a Hamilton Chu, productor ejecutivo del juego, nuestra primera pregunta no pudo ser más clara y directa:
¿Por qué un juego de cartas?
Su respuesta también fue igual de directa y sencilla: “¡Porque son terriblemente divertidos!”. Y lo cierto es que no le falta razón.
Tanto si eres un fan de otros juegos de cartas como Magic The Gathering como si eres un recién llegado al género, Hearthstone lo tiene todo para proporcionar incontables horas de diversión. Es un juego accesible para cualquiera, con una curva rápida de aprendizaje y con un puñado de reglas relativamente sencillas, lo curioso es que con una serie de premisas tan básicas, se consigue un juego de una increíble profundidad estratégica de la que resulta difícil cansarse. Eso sí, antes de continuar debemos dejar patente una advertencia sobre la adicción extrema que provoca.
Dicho esto, ¿Qué ofrece exactamente Hearthstone?
Durante nuestros primeros tendremos que superar una serie de enfrentamientos a modo de tutorial que nos servirán para comprender cómo funcionan los distintos aspectos del juego, cómo utilizar nuestras cartas que representan hechizos o esbirros que luchan por nosotros, y sobre todo, entender las mecánicas que hacen que una simple partida de cartas resulte algo tan emocionante.
Al principio comenzaremos con uno de los 9 héroes disponibles, Jaina, la maga. Una vez entendamos las bases del juego podremos enfrentarnos a los otros 8 personajes para desbloquearlos. A medida que vamos jugando con uno u otro héroe iremos subiendo de nivel para acceder a las distintas cartas que componen el set básico de cada uno de ellos, y una vez tengamos disponible ese set básico, estaremos listos para salir al mundo y enfrentarnos a otros jugadores teniendo alguna posibilidad de victoria. En realidad podemos hacerlo antes, pero puede resultar un poco frustrante no contar con algunas cartas que resultan críticas incluso en los niveles más altos.
Uno de los pilares de la experiencia de cualquier juego de cartas es ese componente tan adictivo que supone ir consiguiendo ampliar tu colección de cartas. Hearthstone va servido es este aspecto con más de 450 cartas disponibles. Aparte de los sets básicos, podremos ir comprando, ya sea con monedas de oro o con dinero real,packs de cartas expertas para ampliar nuestras posibilidades y nuestro abanico de tácticas y combinaciones. Estas cartas expertas están divididas en categorías que resultaran familiares a los fans de los juegos de Blizzard:blancas (normales), azules (raras), moradas (épicas) y naranjas (legendarias), además podrán ser esbirros o hechizos exclusivos para uno de los 9 héroes, o ser criaturas neutrales que se pueden incluir en las barajas de cualquiera de los personajes.
Uno de los grandes atractivos de Hearthstone es que las cartas están perfectamente ajustadas de forma que siempre haya posibilidades de anularse unas a otras, es decir, podremos tener un personaje legendario con alguna habilidad capaz de cambiar el rumbo de la partida, pero si nuestro oponente tiene una carta de Polimorfiaen la mano, acabará convirtiéndolo en una adorable e indefensa ovejita blanca. Además, hay que tener en cuenta que las cartas más valiosas no tienen por qué ser necesariamente mejores, de hecho, algunas de las mejores cartas del juego se encuentran en los sets básicos. Más bien es una cuestión de complejidad, a mayor rareza de la carta, más elaborada será la técnica para usarla correctamente, o mayor número de posibilidades diferentes ofrecerá.
Por otra parte están los propios personajes, cada uno con su propio estilo de juego, sus cartas exclusivas y su habilidad única. Jaina por ejemplo se centra en el daño directo y el uso de hechizos para controlar o limpiar por completo el tablero de juego, Garrosh por el contrario, como buen guerrero, se centra en el combate con armas y en la resistencia. Otros casos son algo más exóticos como Gul’dan el brujo, que cuenta con varios demonios y habilidades que le dañan a cambio de otros beneficios, o Anduin el sacerdote, que cuenta con las mejores habilidades curativas y de control mental de esbirros enemigos.
En Hearthstone contaremos con dos modos principales de juego. El primero es Jugar, donde podremos medir las barajas que elaboremos contra oponentes en enfrentamientos amistosos o bien entrar de lleno en loscombates de rango para ascender posiciones en cada temporada. Pero sin duda, el principal aliciente lo encontramos en La Arena, un modo de juego donde hay que pagar por entrar, ya sea con monedas de oro del juego o con dinero real. En La Arena tendremos que hacernos una baraja sobre la marcha con las cartas que se nos van ofreciendo (incluso con las que no tenemos en nuestra colección) y enfrentarnos a otros oponentes que también estén participando en ese momento. La gracia reside en que tenemos “3 vidas”, es decir, que en el momento que perdemos tres partidas, nuestra andadura se acaba. Según el número de victorias que consigamos, hasta un máximo de 12, obtendremos jugosos premios como packs de cartas, monedas de oro, polvo arcano para fabricar nuestras propias cartas, o incluso cartas doradas.
En un primer momento, Hearthstone puede resultar engañoso y parecer que el azar ejerce una influencia muy determinante, pero lo cierto es que a medida que se adquiere experiencia, se llega inevitablemente a la conclusión de que el azar es un elemento completamente secundario. Sin duda, hay ciertos componentes aleatorios que escapan al control del jugador, como el orden en el que van tocando las cartas o algunas habilidades concretas, sin embargo, ese azar es mucho más controlable de lo que aparenta si se toman las decisiones correctas en cada momento, y en una partida de Hearthstone, son muchas las decisiones que se pueden tomar, y cada pequeño detalle cuenta. Prueba de este control, son los rankings mundiales, donde hay jugadores profesionales que apenas se mueven de los primeros puestos, muchos de ellos incluso mantienen su media de victorias en La Arenapor encima de 10.
El apartado visual, aunque sencillo, es muy agradable a la vista y consigue conservar la estética de “juego de cartas” sin demasiadas distracciones ni efectos exagerados, pero manteniendo ese aspecto característico de dibujos animados que siempre tienen los juegos ambientados en la franquicia Warcraft. Aun así, algunas de las animaciones consiguen darle un toque de espectacularidad, sobre todo con algunas de las cartas legendarias. Elapartado sonoro tampoco se queda atrás, con un sonido o voz para cada carta en función del efecto o del personaje que se trate, y todo ello traducido y doblado al castellano de forma impecable.
Hearthstone es en definitiva un juego redondo que agradará tanto a jugadores casuales, como a fans del género que busquen una experiencia táctica en condiciones. Las únicas pegas que se le pueden poner es la lentitud con la que se adquiere oro para conseguir nuevas cartas, algo que como todo buen free-to-play hoy en día acaba tentándote a recurrir al dinero real en muchas ocasiones, con el inconveniente adicional de que no es precisamente barato. Eso sí, se trata de algo realmente opcional porque si rindes bien en La Arena, conseguirás suficiente dinero como para completar tu colección mientras llegan las ampliaciones prometidas por Blizzard. De hecho, hay jugadores de primer nivel con su álbum completo que presumen de no haber puesto de su bolsillo un solo euro.
La otra pega son los bugs que todavía mantiene el juego tras su fecha oficial de lanzamiento. La beta ha estado plagada de efectos paranormales, y a pesar de los esfuerzos, todavía se mantienen algunos efectos extraños, como cartas flotantes que se posan donde no deben, pero a buen seguro serán aspectos que se corrijan rápidamente en el próximo parche.