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Análisis Risk, el clásico juego de mesa regresa a nuestras consolas

Risk sigue siendo uno de los juegos de mesa más populares hoy en día a pesar de sus casi 60 años de vida. La primera edición marcó la base de toda una gama de productos, reediciones, revisiones temáticas, y como no, versiones digitales para consolas y PCs, que han visto pasar por sus catálogos numerosas adaptaciones del juego creado por Albert Lamorisse en 1957.

Ahora, como resultado de la colaboración entre la editora Ubisoft y el fabricante Hasbro nos llega una nueva oleada de reediciones de juegos como Monopoly, Trivial Pursuit, y por supuesto Risk.

Vista la evolución de los Wargames tanto en tablero como en formato digital, sorprende que Risk mantenga ese grado de popularidad, al fin y al cabo, se pueden encontrar multitud de productos que ofrecen una experiencia más profunda y elaborada, sin embargo, cualquiera que haya jugado en alguna ocasión, reconocerá que mantiene cierto encanto.

Con esta nueva versión del juego, Ubisoft busca trasladar la propuesta del original de la forma más directa posible, respetando la esencia del original y evitando cometer el error de anteriores ediciones del juego en las que el exceso de maquillaje tecnológico a base de secuencias y efectos especiales, acababa entorpeciendo demasiado de la experiencia.

En esta ocasión, nos encontramos con una edición idéntica de base al juego de tablero, adornando lo justo para que el desarrollo de la partida sea lo más fluido posible. Aunque la ambientación tiene un aspecto de conflicto actual con tanques, aviones y unidades de artillería, es un mero retoque estético para dar algo de alegría visual a los enfrentamientos, pero en la práctica, cada partida transcurre de la forma que cabe esperar, sin demasiadas pausas ni tediosas animaciones.

A la hora de configurar cada partida, tenemos la opción de modificar una serie de parámetros, como el número de jugadores que va de 2 a 5; las reglas de victoria que pueden ser objetivos concretos, conquistar el mapa o capturar las capitales de nuestros rivales; o el número de jugadores humanos o IAs que participaran en la partida. Estas últimas además nos permiten configurar su actitud para que sea más ofensiva, defensiva o simplemente equilibrada.

Una vez pasamos este trámite inicial, dará comienzo la contienda, momento en el que tomaremos las correspondientes decisiones a la hora de reclutar nuevas unidades, atacar territorios adyacentes y fortificar moviendo unidades antes de que acabe nuestro turno.

El interfaz está reducido a la mínima expresión, algo que se agradece enormemente porque no se trata de un juego que necesite demasiadas florituras a la hora de realizar nuestras acciones. Todo lo que se muestra en pantalla es completamente intuitivo y salvo que no se conozcan las reglas del juego, apenas se necesita recurrir a los consejos y tutoriales que nos acompañan durante el curso de la partida.

Los combates también se desarrollan de forma rápida y funcional, mostrando las tiradas de los dados y emparejando los resultados en apenas unos segundos. En ocasiones se muestran pequeñas animaciones de tanques disparando o aviones haciendo un barrido antes de eliminar una unidad enemiga. A efectos prácticos, estas animaciones son innecesarias, pero al mostrarse de forma fugaz, no entorpecen el desarrollo e incluso aportan algo de frescura al apartado visual.

Gráficamente el juego evita demasiados excesos, sacrificando espectacularidad en favor de un enfoque más práctico, ahora bien, una mayor calidad en texturas y modelados no le habría hecho ningún daño. El apartado sonoro sí puede resultar algo más molesto, especialmente la voz que acompaña en todo momento, y es que aunque el título llega en perfecto castellano, la continua repetición de frases como “El jugador 1 ha invadido tal territorio” pueden llegar a ser agotadoras. Por suerte, siempre podemos recurrir al menú de configuración para desactivar esta opción.

Aunque esta nueva versión de Risk ya tendría razón de ser ofreciendo una experiencia local para jugar en grupo en una misma consola, cuenta con una mejor virtud en su faceta online, que nos permite participar en partidas con otros jugadores de forma especialmente accesible y jugar ligas donde ir subiendo de nivel y clasificándose para distintas divisiones, algo que fomenta un cierto componente adictivo y “piques” que invitan a seguir jugando. A esto se suman con ciertos añadidos disponibles para comprar en la tienda de Uplay como dados de madera y otras tantas opciones de personalización.

En definitiva, Risk es una más que decente adaptación para las consolas de Sony y Microsoft del mítico juego de tablero. Sin embargo, y al igual que en otras tantas adaptaciones anteriores, su principal pega la podemos encontrar en su escasez de modalidades de juego. Su fidelidad al original es algo que se agradece, pero es inevitable pensar que se sigue sin aprovechar la flexibilidad que ofrece una versión digital a la hora de incorporar novedades, como normas que aporten algo más complejidad, nuevos mapas o cualquier incorporación que aporte un nuevo giro de tuerca.

A pesar de que un juego en mesa digital nunca tendrá el mismo encanto que el juego de tablero en el que se basa, cualquier fan del juego de tablero sabrá disfrutar de la experiencia, porque si algo hace bien este nuevo título, es poner la cosas fáciles al jugador para jugar una partida igual de divertida y sin demasiados efectos molestos que distraigan al jugador de la esencia estratégica del juego.

Lo mejor:

  • Una experiencia fiel al original e igualmente divertida.
  • No abusa de efectos ni secuencias animadas, todo funciona de forma fluida.
  • Las opciones multijugador son un interesante añadido para aumentar su vida útil.
  • El interfaz, a diferencia de ediciones anteriores, es sorprendentemente intuitivo.
  • Las posibilidades para configurar cada partida, no se echa ninguna característica en falta.

Lo peor:

  • Aunque gráficamente cumple y es muy funcional, podría haber lucido un poco mejor.
  • Se echan en falta novedades o modos de juegos que se salgan de lo habitual.
  • Al igual que en el juego de tablero, el azar juega un papel importante, lo que puede echar para atrás a los amantes de la estrategia más estrictos.