The last of us fue uno de esos juegos donde apenas se escatimaron recursos, una superproducción capaz de poner la guinda en el catálogo de una consola envejecida, y demostrar que todavía le quedaba algo por decir. Sin embargo, y a pesar de que el juego supo exprimir la potencia de PS3 hasta límites impensables, seguíamos sufriendo las limitaciones propias de un hardware añejo, que sin llegar a lastrar la experiencia, dejó con ganas a muchos usuarios de disfrutar de un apartado visual más puntero y acorde con los tiempos que corren.
Ahora, Sony y Naugthy Dog vuelven a la carga con la versión remasterizada del juego para PS4, y esta vez sí, corriendo a 1080p y 60 fps.
En realidad, el impulso visual es sólo una parte de la razón de ser del regreso de esta joya al panorama actual, más bien se trata de una segunda oportunidad para todos aquellos que tuvieron la indecencia de dejar pasar esta auténtica obra de arte en su momento. Eso sí, los que quieran repetir, también alcanzarán altos niveles de satisfacción, porque a pesar de no explotar la potencia de PS4 como los títulos desarrollados directamente para ella, esta versión de The last of us luce mejor que nunca.
Para aquellos que se perdieran el lanzamiento, la temática de The last of us puede no sonar como la más original del mundo: una epidemia de escala global que ha conseguido poner el mundo patas arriba y dejar a gran parte de la población convertida en unos detestables seres balbuceantes. También puede que la historia nos deje unos cuantos tópicos y situaciones que nos parecerá haber visto en más de una ocasión, pero lo cierto es que es una temática de la que resulta difícil cansarse, y los chicos de Naughty Dog han sabido explotarla mejor que nadie.
La puesta en escena del juego es si lugar a dudas, lo mejor que hemos visto en los últimos tiempos y cualquier calificativo que usemos para describir la ambientación conseguida se quedaría corto, pero el juego presenta una virtud todavía mejor: la sensación de inmersión que consigue trasmitir al jugador y su capacidad de activar los instintos de supervivencia más básicos.
La enorme cantidad de situaciones donde nos encontraremos al límite consiguen ponernos los pelos de punta, la brutalidad de cada enfrentamiento provoca que se nos acelere el ritmo cardiaco y el dramatismo de cada secuencia alcanza cotas que rara vez hemos llegado a contemplar con semejante nivel de crudeza en un videojuego.
El entorno por el que nos movemos invita a extremar precauciones. Por una parte tenemos las zonas de cuarentena, últimos reductos de humanos saludables, aunque altamente militarizados y con normas muy estrictas. Las fuerzas de seguridad no se andan con tonterías y ante la mínima situación de riesgo, tiran de gatillo. Mejor un nuevo cadáver que engrosar la lista de infectados.
La situación fuera de esas zonas de cuarentena es mucho peor, y es que aparte de grupos de humanos desesperados por sobrevivir a cualquier precio, incluso a costa de la vida de los demás, tenemos a los propios infectados, bastante menos inteligentes pero mucho más agresivos y con la única motivación de mordisquear yugulares ajenas. El nivel de tensión que se genera en determinados momentos de la aventura es propio de algunas de las mejores secuencias de la gran pantalla.
Un simple paso en falso puede ponernos en una situación muy poco recomendable, ya sea corriendo como locos con seis o siete infectados queriendo catar nuestro cuello, o en una habitación sin salida despilfarrando las pocas balas que nos quedan.
Nuestro mejor aliado es el sigilo, eliminando discretamente a cualquiera que nos corte el paso para no llamar demasiado la atención. De hecho, si podemos evitar cualquier enfrentamiento, mejor que mejor. Nuestra forma de actuar depende en gran medida del tipo de enemigo que tengamos a nuestro alrededor, si son humanos armados, tendremos que ser especialmente cuidadosos para no buscar intercambios de disparos gratuitos, aquí cada bala cuenta. Los infectados nos permiten un poco más de manga ancha y si fuera necesario, podemos recurrir a nuestros puños para estampar sus cráneos contra una pared siempre y cuando no nos superen en número. Por desgracia, las ciudades están plagadas de Chasqueadores, bastante más peligrosos debido a un estado más avanzado de la infección, pero incapaces de ver, lo cual nos permite pasar sigilosamente a su lado.
A medida que avanza la aventura nos encontraremos con alguna sorpresita más, pero siempre tendremos alguna alternativa para sacar provecho de nuestra equipación o del entorno para mantenernos con vida. Aun así, la sensación de precariedad es constante, y resulta indispensable rebuscar en cada rincón, cajón o despensa, con la esperanza de encontrar un par de balas para emergencias, unas tijeras que nos puedan servir para crear una pequeña daga o un poco de alcohol para crear un vendaje que nos cure de nuestras heridas.
Contamos con la posibilidad de utilizar muchos de los objetos que nos vamos encontrando por los escenarios para crear armamento improvisado, trampas, mejoras para nuestro equipo, fundas para poder llevar más armas o cualquier objeto que nos ayude a golpear a un infectado de forma más efectiva que con nuestros tristes nudillos... Teniendo en cuenta lo precario de la situación y la tensión que se genera, cualquier cosa que encontremos puede ser útil. Es curioso, pero ningún juego hasta ahora nos había conseguido producir esa increíble sensación de alivio al encontrar unos alicates.
Otro de los puntos fuertes del juego, son sin duda sus personajes. Joel, el protagonista, es un hombre que vio como su vida entera se derrumbaba cuando estalló la epidemia 20 años atrás, y que el tiempo ha conseguido curtir hasta convertir en un superviviente nato capaz de correr enormes riesgos en las zonas de cuarentena dedicándose al contrabando. La trama nos lleva a conocer a Eli, una chica de 14 años que ni siquiera ha llegado a conocer como era el mundo antes de la infección. Es algo más inocente, pero también cuenta con un gran instinto de supervivencia que le será de gran ayuda al embarcarse en la cruzada que les une.
Tanto Joel como Eli, son dos de los personajes más creíbles y reales que hemos visto jamás en un juego y casi se podría decir lo mismo de cada personaje secundario con el que se topan. El trabajo realizado con la expresividad de las caras, las líneas de diálogo y las voces, es de tal calidad, que dudamos seriamente que vayamos a ver algo parecido durante bastante tiempo. The last of us es además, uno de los mejores trabajos de doblaje al castellano realizado jamás, con actores de primera línea y voces que nos resultarán muy familiares del cine y la TV.
El excepcional trabajo de doblaje viene acompañado además por una banda sonora de esas que cuesta olvidar. La obra del compositor argentino Gustavo Santaolalla es sencillamente espectacular, y nos ofrece unos temas muy emotivos, casi melancólicos, capaces de trasmitir por sí mismos la faceta más desoladora de este terrible futuro al que se enfrenta la humanidad.
El apartado técnico de esta versión remasterizada nos brinda una apariencia visual mucho más nítida y fluida que la versión de PS3, además, se ha trabajado en otros aspectos como el sistema de iluminación y sombreado que consigue ofrecer unos resultados espectaculares. Pero siendo objetivos, no deja de ser una remasterización, y aunque la mejora visual es más que aceptable, tampoco se pueden esperar milagros. En ocasiones veremos cómo algunos elementos del escenario sufren de escasez de polígonos para adaptarse a los requisitos técnicos de la anterior generación, en otras veremos cómo algunos objetos relativamente cercanos desaparecen ante nuestros ojos a medida que nos alejamos, mientras que algunas texturas, parecen mantener la nitidez de la obra original, lo cual llama la atención frente a la mayor resolución con la que cuenta el juego.
The last of us remasterizado mantiene intactas todas las virtudes de la anterior versión, pero por desgracia, también arrastra algunos de los pocos defectos que nos encontramos en su día, como la IA de los enemigos. En la mayoría de situaciones tienen momentos brillantes y sus comportamientos son perfectamente realistas, reaccionando como deben a nuestros movimientos. Pero sólo a los nuestros, porque parecen ignorar por completo a nuestros acompañantes, algo que resulta práctico pero que consigue arruinar por completo algunas secciones de tensión. Pasar a menos de dos metros de un Chasqueador agachados y avanzando muy lentamente para no hacer ningún ruido que pueda llamar su atención, es uno de los momentos más atractivos del juego. Que una de nuestras acompañantes se ponga a trotar como una yegua salvaje en semejante situación sin ningún tipo de consecuencia... la verdad es que rompe un poco el encanto.
La duración de The last of us es más que respetable, y puede superar fácilmente las 12 horas de juego en la campaña principal, que esta vez viene ampliada con la expansión Left Behind que nos relata, con Eli como protagonista, algunos de los acontecimientos que se produjeron antes de que se encontrara con Joel.
A la campaña y a la expansión además, se suman los packs de mapas incluidos en los DLCs Territorios Abandonados y Territorios Recuperados que amplían la experiencia de un multijugador que de por sí se beneficia enormemente de la mayor fluidez de movimiento que ofrecen los 60 fps. El multijugador, sin llegar a superar la experiencia que ofrece el modo historia, es un añadido interesante que permite enfrentarse en partidas de 8 jugadores con un enfoque donde predomina la faceta táctica por encima de los disparos. Su sistema de progresión y la cantidad de desbloqueables, lo hacen una opción perfectamente válida para alargar la vida útil del juego.
The last of us para PS4 es una gran remasterización, y un título indispensable para cualquiera que se perdiera el juego cuando vio la luz el año pasado. Evidentemente quien ya jugara al título de PS3 puede encontrar un atractivo limitado en esta versión, porque no incluye novedades ni contenido exclusivo que no viéramos en forma de DLCs, eso sí, vale la pena revivir la experiencia en Full HD, con un aspecto visual lo suficientemente renovado como para dar el pego, si esta oferta se corresponde o no con su precio, es algo que tendrá que decidir cada uno en función de su criterio, su entusiasmo y su bolsillo, pero una cosa es cierta, The last of us sigue siendo la obra maestra que fue y uno de los juegos que mejores momentos nos ha trasmitido con un mando entre las manos.
Lo mejor
- Sigue siendo la obra maestra que vimos el año pasado, ni más ni menos
- Gráficamente se agradecen los 1080p y sus 60fps
- Es la oportunidad perfecta para aquellos que se lo perdieron
- Incluye las expansiones que se lanzaron para PS3
Lo peor
- Se echa en falta contenido nuevo o exclusivo
- Es una remasterización, tampoco se pueden esperar milagros a la hora de explotar el potencial de PS4
- Se podía haber aprovechado para corregir algunos errores como la IA enemiga
Puede no tener interés para los que sí jugaron al original, especialmente si tenemos en cuenta el precio