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Child of Light - Análisis multiplataforma

Child of Light es poesía, y no es que estemos utilizando esa expresión popular en la que se recurre al término como sinónimo de belleza, hablamos de poesía, literalmente.

Una de las características que definen esta peculiar obra, es que todos los diálogos y todas las líneas de texto que leeremos a lo largo de la aventura están escritas en verso, aunque sean conversaciones intrascendentes con algún personaje que nos encontremos haciendo bulto por el escenario. Es en realidad uno de los muchos aspectos que hacen que Child of Light sea un juego que se sale de lo habitual, aunque curiosamente, toma muchas ideas prestadas de fórmulas típicas y bien conocidas por todos.

Para empezar, es un título realmente difícil de clasificar. ¿Plataformas? Podría parecerlo a primera vista por su aspecto de juego clásico de scroll lateral, pero nada más lejos de la realidad. ¿Rol? Sin duda cuenta con elementos típicos del género, pero es sólo una parte de la experiencia. ¿Aventura? Sí, también podría encajar.

La realidad es que Child of Light se inspira en algunas de las ideas que definen otros géneros, juntándolas y mezclándolas con elegancia para conseguir un cóctel exquisito, que además resulta perfectamente coherente. Puede que se llegue a echar en falta algo de profundidad en alguna de sus múltiples facetas, pero lo cierto es que nos encontramos ante uno de esos casos donde el conjunto supera a la suma de sus partes.

Arte y poesía en movimiento

Sería imperdonable analizar Child of Light sin comenzar hablando de su apartado visual, porque si hay algo que no pasa desapercibido, es la descomunal labor artística que se ha llevado a cabo con cada palmo de escenario que visitamos. El aspecto estético de Child of Light es completamente artesanal y cada árbol, cada edificio y cada montaña parece estar sacada de los bocetos dibujados a mano que se utilizan durante las fases tempranas de desarrollo de un juego, antes de que los programadores metan mato para transformarlos en vectores y polígonos. Sí, esas pequeñas obras de arte que suelen pasar desapercibidas y que en el mejor de los casos se consiguen como elementos coleccionables para esa galería que nadie suele visitar. Aquí sin embargo forman parte del juego en sí, creando una ambientación preciosa, emotiva y capaz de recordarnos el mérito que tienen todos aquellos que hacen del pincel y el lápiz su oficio.

La técnica tras este aspecto artesanal aun así tiene su misterio, porque a pesar de la apariencia de película de Disney de los años 50, nos encontramos ante unos escenarios tridimensionales encubiertos donde se respetan las distancias y los distintos planos de profundidad. A esto hay que sumarle la apariencia cel-shading de los personajes y enemigos que cuentan con unas animaciones soberbias para completar un apartado visual simple, pero fascinante.

La historia es lo de menos

La historia es lo de menosLa historia, al contrario de lo que puede parecer, no tiene demasiada importancia y básicamente sirve de amalgama para unir los distintos elementos del juego de forma que todo cobre cierto sentido. Puede que gane algunos enteros si somos conocedores de la lengua inglesa, entre otras cosas porque los versos resultan bastante más elaborados que en la traducción al castellano, donde se ha recurrido con frecuencia a la rima fácil, pero ni con esas podríamos afirmar que resulte una parte crítica de la experiencia que ofrece Child of Light.

El planteamiento nos lleva más bien a disfrutar de otros elementos como la exploración, el desarrollo de nuestros personajes y unos combates que consiguen sorprender tanto por la profundidad táctica como por el original sistema que utilizan.

Un RPG asequible y directo

Un RPG asequible y directoMuchos de los elementos predominantes de Child of Light pertenecen al género de los RPG aunque en muchos casos son sistemas simplificados y accesibles. Por ejemplo, podremos ir subiendo de nivel a nuestros personajes, mejorando atributos y adquiriendo nuevas habilidades en los árboles de desarrollo independientes para cada personaje, aunque sin alcanzar el nivel de complejidad de los pesos pesados del género. Se trata de un RPG “light” donde las opciones de elección son más bien limitadas, pero con la capacidad de mantener los aspectos más críticos y atractivos para el jugador. Algunas habilidades se repiten entre personajes, muchas otras son pasivas o simples mejoras de atributos, pero lo cierto es que en todo momento se obtiene la satisfacción de ver como aumentan nuestras posibilidades a medida que avanzamos en la aventura.

Algo parecido se podría decir del sistema de combates, porque utiliza pocos recursos y mecánicas bastante simples para obtener unos resultados excepcionales.

Los enfrentamientos en Child of Light funcionan de una forma similar a los combates por turnos de otros juegos de su categoría, pero con algunos matices y giros interesantes. Quizás el rasgo más distintivo sea la barra de acción que marca los tiempos para elegir nuestra acción y ejecutarla. El asunto funciona de la siguiente forma: Cada personaje, sea amigo o enemigo, cuenta con un icono que se mueve por la esa barra a distintas velocidades según sean sus atributos, cuando un personaje concreto llega al último tramo de la barra, selecciona una acción y según lo rápida que sea, podrá recorrer ese último tramo de forma casi instantánea o completarlo lentamente si se trata de una habilidad especialmente poderosa. El problema es que si ese personaje es golpeado o atacado por un enemigo mientras “carga” esa habilidad, su ejecución se interrumpe y retrocede un tramo de la barra hasta que puede volver a iniciar una nueva acción.

El resultado es que a pesar de tratarse de un sistema de turnos como los de toda la vida (no hay límite de tiempo a la hora de seleccionar la acción cuando llega el momento), sí se consigue una interesante sensación de urgencia cuando varios personajes se mueven a distinto ritmo por la barra, llegando a crear algunas situaciones que rozan lo frenético.

Por supuesto, algunas de las habilidades de los personajes y enemigos, ralentizan la velocidad o incluso paralizan a otros personajes, lo cual aumenta el componente táctico y nos obliga a pensar bien nuestra siguiente acción. Además contaremos con un sistema similar al clásico piedra-papel-tijeras donde tendremos que conocer o detectar las debilidades y fortalezas de los enemigos para intentar aplicarles siempre el castigo más severo.Electricidad, fuego, agua, luz o ataques físicos, cada uno de ellos es efectivo o prácticamente inútil contra determinados enemigos, por lo que seleccionar a los personajes correctos y las habilidades adecuadas en cada momento es crucial si queremos tener una mínima posibilidad de éxito.

Las batallas de Child of Light tienen además un formato curioso. Sólo podremos tener en pantalla a dos personajes simultáneos, aunque nuestro grupo lo compongan 5 o 6 personajes. En un primer momento puede parecer potencial desaprovechado, pero a medida que comprendemos la forma en la que se desarrollan los combates, nos daremos cuenta de que está perfectamente pensado y equilibrado, sólo tendremos que decidir cuándo cambiar a un personaje por otro para sacar provecho de sus habilidades.

En el nivel de dificultad normal resulta bastante menos exigente, salvo en los enfrentamientos contra jefes finales, nos podemos apañar con casi cualquier personaje si lo llevamos equipado con las habilidades y piedras mágicas adecuadas, pero si por el contrario nos decidimos por el nivel difícil, el reto que se nos plantea es bastante más desafiante y entretenido, porque una mala decisión nos puede poner en una situación muy complicada.

Child of Light es además un juego que sabe recompensar al jugador sin empantanarse con aspectos demasiados complejos ni tiempos de espera agónicos. Se sube de nivel realmente rápido, se obtienen recompensas continuamente y se unen nuevos componentes al grupo con bastante frecuencia para aportar continuos soplos de aire fresco. Es un RPG que se puede completar en unas 12 horas, puede parecer poco para el género, pero en ese tiempo se concentran los mejores elementos de este tipo de aventuras, por lo que cada minuto acaba valiendo su peso en oro. Si además tenemos cuenta el precio recomendado de venta, podríamos afirmar que nos encontramos con uno de los títulos con mejor relación calidad-precio de los últimos tiempos.

Conclusiones

ConclusionesSi eres un aficionado a los RPG pero no quieres dedicarle una cantidad indecente de horas para sacarles provecho, este es tu juego. Si te gustan los juegos directos pero capaces de ofrecer una experiencia profunda, este también es tu juego.

A decir verdad, se nos ocurren pocos motivos para no recomendar Child of Light. Salvo que tengas un rechazo visceral a todo lo que no sea llevar un rifle de asalto en primera persona, o que tengas fobia a las niñas pelirrojas voladoras, no deberías dejar pasar esta oportunidad, porque si lo miras desde la perspectiva adecuada, será uno de esos juegos que recuerdes con el tiempo.