Según la ONG Oxfam International , los países en desarrollo “se las ven y desean para responder a la recesión global, que sigue recortando drásticamente los ingresos, destruyendo empleos y que ha contribuido a incrementar por encima de los mil millones el numero de hambrientos en el mundo”.
La organización ha pedido al G-20 que ponga en marcha medidas innovadoras para paliar los efectos de la crisis en los países más pobres, donde 100 personas se hunden en la pobreza cada minuto, asegura la organización.
Los países en desarrollo están luchando para hacer frente a la recesión global en desigualdad de condiciones con los países ricos
. Además de destruir empleo y asfixiar las fuentes de ingresos, la crisis ha contribuido a incrementar el número total de personas que pasan hambre en el mundo y, en la actualidad, esta cifra supera los mil millones, lo que quiere decir que uno de cada seis habitantes del planeta pasa hambre, denuncia la ONG.
“Los brotes verdes de la recuperación económica no han llegado a los países más pobres que son los que sufren de forma virulenta la crisis mundial”
, ha declarado la Ariane Arpa, directora general de Intermón Oxfam, sede de Oxfam International en España. “En el tiempo que empleen los líderes del G-20 en cenar esta noche, cientos de personas habrán entrado a engrosar la ya larga lista de la pobreza, y se verán forzados a sobrevivir con menos de 0,85 céntimos de euro al día”, ha asegurado.
Además, la responsable de financiación al desarrollo de Intermón, Verónica Hernández, ha denunciado que las medidas de ayuda para los países más pobres son escasas y lentas. “El G-20 no ha desembolsado ni siquiera la mitad de los 50.000 millones de dólares del paquete de rescate que prometió a los países más pobres en la reunión de abril en Londres”, ha declarado Hernández, quien asegura que a diario podemos ver “cómo se aprueban ayudas millonarias a los bancos”.
Así, con esta denuncia, Oxfam Internacional pide que se ponga en marcha un paquete de medidas que libere 290.000 millones de dólares para aligerar la carga que soportan los países en desarrollo, sin que esto afecte a los contribuyentes de a pie. El paquete de medidas incluye una “Tasa Tobin” que grave las transacciones financieras, una moratoria de la deuda y un férreo control de los paraísos fiscales. Estas medidas tendrían también efectos positivos para los países ricos.
“El G-20 tiene la oportunidad de dejar atrás la ineficacia y los malos hábitos del pasado y encontrar nuevas soluciones para atajar los problemas de los más pobres”, ha destacado Hernández.
“Una tasa impositiva sobre los bancos que ayudaron a generar la depresión global, podría generar 50.000 millones de dólares que aliviarían los efectos de la crisis a aquellos que no contribuyeron a generarla pero que sufren sus efectos con mayor virulencia. Es hora de que los banqueros paguen un bonus a los más pobres del mundo”, concluye Hernández.