Un testigo del 'Caso Entrena' ha asegurado hoy que J.O “desvalijó” a su presunto asesino, O.P, y “lo sabía todo el pueblo”. En concreto, ha afirmado que “le quitó 90.000 euros” cuando O.P estaba de viaje.
La tercera sesión del juicio, por jurado popular, en la causa contra O.P, acusado de asesinato y tenencia ilícita de armas, ha comenzado con la declaración de un testigo, propuesto por la defensa, que ha asegurado que “todo el mundo tenía miedo” del acusado.
De hecho, ha relatado cómo le prestó unas monedas de oro “de Felipe VI o VII” para que pagase una fianza (en una causa por maltrato animal) porque estaban valoradas, ha dicho, en 4.000 euros.
Este testigo, nada más sentarse y antes de que se le preguntara, sólo por el hecho de que el juez ha querido saber si tenía amistad con el acusado, ha empezado a hablar, de forma alterada, empezando por decir: “Qué amigo va a ser si me mandó dos criminales a matarme a mi casa”.
“Fíjese qué amistad”, ha seguido, “puse denuncia porque vinieron dos matones a pedirme 5.000 euros”. Ha añadido que, encima, le había prestado las monedas de oro y las dio “por perdidas” porque un conocido le advirtió de que si intentaba recuperarlas le pasaría algo.
Luego, se enteró de que el ahora desaparecido J.O “le desvalijó entero” y “le saqueó sus propiedades”. En cuanto a sus monedas, ha afirmado que aparecieron en un registro que hizo la Policía en casa de J.O y su novia, junto con otros objetos.
“Si recuperan las monedas de oro son mías”, ha aseverado asegurando que un pariente le dijo haber visto “en Reterioja” sus monedas tras un registro policial.
Las manchas de sangre
El abogado de la defensa de O.P, César Martínez, ha incidido hoy en la falta de una mancha grande de sangre, en apoyo a su teoría de que no ha habido asesinato.
Ha comparecido un guardia civil del Equipo de Inspecciones Oculares del Servicio de Criminalística. El abogado de la defensa, en su interrogatorio, ha querido conocer si en el lugar en el que, presuntamente, su defendido cometió el crimen, la rampa de la cochera, había restos de una mancha grande de sangre que hubiera sido limpiada.
El agente, que ya había relatado que se encontraron salpicaduras de sangre de la víctima, ha dicho que no, de hecho, ha afirmado, tanto la casa como la rampa estaban muy sucias.
Con respecto a si había signos de sangrado importante, el agente ha indicado que no, aunque en la rampa “había una mancha enorme de grasa de aceite de coche” y no se pudo “inspeccionar”.
El abogado ha querido saber, entonces, si los cadáveres “sangran bastante”, pero no se ha seguido con este punto por ser una suposición.
“Estaba alterado y como si no hubiera dormido”
Un testigo asegura haber visto al acusado un día después de los hechos “alterado” y “como si no hubiera dormido”. El acusado le pidió que comprara una lata de aceite y fuera a buscarlo a Logroño, donde se le había quedado parado el coche. Allí lo encontró con otras dos personas, todos “alterados”.
Los llevó a Entrena pero estuvo poco con ellos porque no se sentía seguro, máxime cuando estaban hablando de la desaparición de una persona, J.O. Este testigo también ha contado que el acusado le llamó un día y le dijo que habían encontrado a J.O en Calahorra; algo que le extrañó porque no lo había visto en las noticias.
Coartadas
En la sesión de hoy, también ha comparecido un guardia civil que participó en la investigación, y que ha contado cómo el acusado desarrolló, los días posteriores al suceso, “burdas coartadas para despistar la acción de los investigadores” con llamadas a diferentes personas.
El agente también ha hablado de cómo los agentes encontraron el teléfono móvil del desaparecido y “se percibía la saña con su destrozo, para que no se pueda obtener nada”.
Además de indicar que el coche de la víctima no impedía la salida de la furgoneta del acusado (frente a lo que mantiene éste), ha coincidido “rotundamente” con las conclusiones que señalan que es el autor de los hechos.