Tres quebrantahuesos de diferentes edades se encuentran desde hace semanas en La Rioja, concretamente en la zona del alto Urbión. La Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente ha confirmado la noticia, que se intuía por los avistamientos realizados por técnicos de Medio Natural y agentes forestales, tras colaborar en el ‘Control simultáneo de quebrantahuesos’, un censo a nivel europeo de la especie coordinado en España por Junta de Andalucía a través del Plan de Recuperación y Conservación de Aves Necrófagas y el Proyecto de Reintroducción del Quebrantahuesos.
Durante la jornada censal, se controlaron cuatro zonas que corroboraron la presencia en territorio riojano de Cenarbe, Seprona y Alós, un adulto, un inmaduro y un joven de quebrantahuesos, especie que últimamente es más frecuente observar en nuestras montañas, lo que abre esperanzas de cara a un posible asentamiento en nuestro territorio a largo plazo.
De hecho, ‘Cenarbe“, un quebrantahuesos adulto, se deja ver asiduamente por la zona. Se trata de un ejemplar que proviene del Pirineo aragonés y que de un tiempo a esta parte alterna estancias más o menos largas en La Rioja con regresos al Pirineo.
Seprona, es una hembra inmadura nacida en 2016, que porta emisor satélite y que proviene del Proyecto de Reintroducción del quebrantahuesos en Andalucía. Gracias al seguimiento que se realiza del ejemplar se ha podido saber que ya ha visitado esta zona de La Rioja en dos ocasiones desde el pasado mes de julio.
En el censo también se observó un tercer ejemplar que al estar radio-marcado con GPS se comprobó que era Alós, uno de los dos individuos liberados en 2018 en el proyecto de reintroducción de quebrantahuesos del Maestrazgo, promovido por la Comunidad Valenciana.
Condiciones óptimas y alimento
Es la primera vez que se ven simultáneamente en territorio riojano tres ejemplares de quebrantahuesos, lo que ofrece esperanzas de que a largo plazo la especie se asiente, aunque es complicado dada la querencia del quebrantahuesos a regresar al lugar de origen.
No obstante, La Rioja alberga excelentes condiciones para ello, con buenas zonas de cortados y pastizales, con ganadería extensiva y disponibilidad de alimento, ya que la Consejería amplió hace unos años las llamadas zonas de protección en las que se pueden depositar los cadáveres de reses muertas con el objetivo, entre otros, de contribuir a la conservación de las aves necrófagas.
No es la primera vez que el quebrantahuesos demuestra su querencia por el territorio riojano. Hace siete años se observó por el alto Najerilla a Quiteria, una joven hembra también procedente de la sierra de Cazorla, del proyecto de reintroducción de la especie que desarrolla Andalucía, que durante tres años pasó largas temporadas en La Rioja hasta que finalmente murió en el año 2015.