Además de la figura portuguesa, la victoria fue producto del gran torneo que está firmando Deco, y también del desacierto checo en los metros finales, donde fueron excesivamente compasivos. Algo que no se puede permitir en un torneo de estas características.
Y es que los lusos fueron Deco y más Deco. El del Barça volvió a cuajar una gran actuación y lo hizo repartiendo el juego que necesita Portugal, el de bandas. Scolari decidió cambiar a su estrella Cristiano Ronaldo y ubicarle en el costado izquierdo, dejando a Simao en la diestra.
Ahí fue donde empezó a construir la actual subcampeona de Europa, llevando peligro en ataque moviendo fácil de primeras. En una de esas, Nuno Gomes hilvanó con Ronaldo, y éste no culminó ante Cech. El rechace fue cosa de Deco, que, a regañadientes, la llevó al fondo de las mallas.
Pero poco tiempo contó Portugal para saborear la ventaja, pues, sólo nueve minutos después, un córner botado por el osasunista Plasil acabó en gol merced a un testarazo de Sionko, que entró libre de marca al área pequeña (1-1, min.17).
Las subidas de Paulo Ferreira dejaron espacios a Sionko, que, al margen del gol, aprovechó para poner en algún apuro al bético Ricardo. Fue ahí, en el ecuador del primer acto, cuando se soltaron los checos, más cómodos tras la igualada.