La república asiática de Kirguistán está viviendo una situación preocupante debido a la violencia que se ha desatado en sus calles. Los enfrentamientos entre los miembros de la policía antidisturbios y los miles de manifestantes antigubernamentales han obligado al presidente del país, Kurmanbek Bakiyev, a decretar el estado de emergencia en la capital, Bishkek, y en otras tres zonas del país.
El estado de emergencia regirá para Bishkek, las localidades de Narin y Talas y la región de Chuiskaya
e incluirá un toque de queda entre las diez de la noche y las seis de la mañana. La medida presidencial no ha sido aprobada de momento por el Parlamento, ha precisado un portavoz presidencial. Poco antes de la decisión de Bakiyev, el Ayuntamiento de la capital decretó su propio estado de emergencia y recomendó a los vecinos que permanecieran en sus casas.
Más de 5.000 personas se concentraron este miércoles cerca de la sede de la Presidencia
para reclamar la dimisión del presidente Bakiyev. Los servicios de emergencia han informado de que se han registrado “varios muertos por arma de fuego”. Según informaciones no confirmadas de la agencia rusa RIA Novosti, los enfrentamientos han causado de momento al menos seis muertos y un centenar de heridos.
Los partidarios de la oposición kirguís, cuyo líder, el ex primer ministro Almazbek Atambayev, fue detenido en Bishkek, celebran desde ayer protestas multitudinarias en la capital, así como en otras ciudades, como Talas o Narin.
Por su parte, el viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia,
Grigori Karasin, ha tachado de “burdas e infundadas” las informaciones que vinculan a su gobierno con las manifestaciones antigubernamentales de Kirguistán, según informó la agencia estatal de noticias rusa, RIA Novosti.
Estas acusaciones constituyen una “provocación burda e infundada”
y son una “falsificación informativa”, declaró Karasin, quien pidió que los problemas políticos, económicos y sociales de Kirguistán ses resuelvan por vías democráticas, sin el uso de la fuerza y sin perjuicio a la población.
Desde Naciones Unidas, su Secretario General, Ban Ki-moon, ha expresado su preocupación por la toma de un edificio del gobierno en la ciudad de Talas, al noroeste de Kirguistán.
Según informaciones preliminares, un grupo de manifestantes que protestaban contra el presidente, se apoderó de la instalación y hay reportes contradictorios sobre la presencia del gobernador regional cuando fueron asaltadas las oficinas.
En un comunicado, Ban, quien visitó Kirguistán hace tres días, recordó que si bien la libertad de asamblea es esencial en toda sociedad democrática, también lo es el respeto de las leyes.
El titular de la ONU instó a todas las partes implicadas a actuar con mesura y a iniciar un diálogo pacífico.