Un Juzgado de Pamplona acaba de condenar al Banco Popular a devolver 4,5 millones de euros a un empresario riojano afincado en Navarra. Según la sentencia, que ha sido recurrida por la entidad, el cliente acabó perdiendo su fortuna por dos contratos financiero atípicos (CFA), considerados productos muy complejos y de alto riesgo.
Considera la justicia que el cliente tenía consideración de minorista por la entidad y, como tal, merecía el mayor grado de protección. Según desvela El País, este cliente confió al Banco Popular el dinero obtenido de la venta de la empresa familiar. Finalmente, tras las citadas operaciones, perdió casi la totalidad de sus ahorros y acabó contrayendo deudas de casi dos millones de euros.
Durante casi cinco años el riojano pensó que su dinero estaba en el banco generando rendimientos pero finalmente descubrió su ruina. Aunque el banco argumenta que el cliente tenía toda la información necesaria, la Justicia considera que no fue así y por tanto la entidad debe pagar.
El empresario no podía hacer uso de su dinero en los cinco años de vigencia de los dos contratos citados, tampoco podía cancelarlos, por lo que acabó pidiendo préstamos, poniendo dichos contratos y su resultado como garantía.
Según sus extractos fiscales, el patrimonio que había invertido seguía intacto pero finalmente, cuando en 2013 vencieron los contratos, descubrió que estaba arruinado desde 2009, que sus 4,5 millones de euros se habían reducido a menos de 700.000 y que debía por tanto el dinero de los préstamos solicitados.
La sentencia deja claro que este tipo de contratos tan complejos, exigen explicaciones muy claras, y que estas puedan probarse.