En el debate sobre el territorio y su necesario equilibrio en España, el medio rural “ha conseguido hacerse visible”. Así lo reconoce el sociólogo riojano Sergio Andrés Cabello. Pero a renglón seguido cabe preguntarse qué sucede con los territorios que están en un punto intermedio entre esa España 'vacía', 'vaciada' o 'despoblada', etiquetas con las que se suele distinguir, y las grandes ciudades aglutinadoras de servicios, recursos y población, encabezadas por Madrid.
Sergio Andrés Cabello, profesor de la Universidad de La Rioja, ha reflexionado sobre todo ello en 'La España en la que nunca pasa nada. Periferias, territorios intermedios y ciudades medias y pequeñas' (Akal).
- La España en la que nunca pasa nada es en realidad una España en la que también pasan cosas, defiende en el libro...
- El título del libro venía por la idea que tenemos de que en regiones o ciudades como las nuestras nunca pasa nada importante o relevante, cuando en realidad pasan muchas cosas, pasa la vida, que decía aquel. Era, por un lado, reflexionar o analizar sobre por qué se había llegado a ese punto de que nuestros territorios quedasen en un segundo plano y, en segundo lugar ver dónde estamos y a qué nos enfrentamos de cara al futuro desde esa perspectiva de ese equilibrio territorial.
- Parece que estamos más acostumbrados a reflexionar sobre la despoblación del medio rural, de zonas como los Cameros... No en que pueda ser un problema de toda La Rioja.
- Al final hay que tener en cuenta que hay dos puntos: por un lado, las grandes metrópolis, que son las protagonistas de la globalización, ciudades grandes que concentran población, actividades y recursos. Y por otra parte, el medio rural, que pertenece a esa España donde nunca pasa nada. Es verdad que el discurso ha ido centrándose en ese ámbito, pero si te fijas en un nivel superior también encuentras procesos que son preocupantes. El medio rural ha conseguido visibilizarse, que está muy bien, y poner de manifiesto su escenario pero, ¿qué ocurre con el siguiente estadio?
Y además, sin una dimensión regional o más global, ese medio rural tampoco va a tener muchas oportunidades. A mí eso es lo que me motivó fundamentalmente a escribir el libro. Te das cuenta de que el discurso de la despoblación está ahí, pero luego ibas viendo qué pasa con nuestras cabeceras de comarca, con otras ciudades de España, veíamos qué pasa con las ciudades medias, que es también un fenómeno europeo y más global, y veíamos además cómo se ha ido perdiendo sector secundario, qué pasaba con el sector primario, aunque en La Rioja es muy fuerte... Y ahí es donde he querido poner el foco, en esos lugares que no salen pero que tienen situaciones complicadas que pueden complicarse más.
Hay gente que me dice, “bueno, igual no estamos tan mal”. Y evidentemente, hay muchas diferencias cuando hablas con gente de otras zonas. Pero hemos ido perdiendo sector secundario, vemos cómo están los comercios, muchos jóvenes se tienen que ir, es un escenario que está pasando en muchos sitios.
- Llama la atención, por ejemplo, que en municipios de las zonas llamadas despobladas, vemos la furgoneta de reparto de Amazon todos los días. Eso choca, ¿cómo se trabaja con un fenómeno tan grande que nos ha envuelto a todos?
- El otro día, en una entrevista, me dijeron que en Palencia había cerrado Zara, lo cual es como una especie indicador. Y era por el envejecimiento de la población y el comercio online. Es, por tanto, cómo juegas con esas tendencias. Ahora mismo estamos en un escenario, sobre todo con la pandemia, en el que todo lo que tiene que ver con el comercio online se ha acelerado. Y también con la digitalización, que tiene cosas buenas y cosas malas.
Por ejemplo, en nuestras ciudades y municipios hay servicios que tienes que hacer online, y no todo el mundo está cualificado para ello. O los bancos, que se van cerrando y eso acaba en esa digitalización que tiene su reverso. Yo creo que a veces no se ven esas situaciones, las consecuencias que tienen.
Me pasaba hace poco, que se decía que dentro del reto demográfico había que incorporar más empleados públicos en las zonas intermedias como las nuestras para evitar la despoblación. Pero, si estoy digitalizando todos los servicios de la administración, al final me voy a encontrar con que si voy a esa ventanilla, no existe, me tengo que ir al municipio más grande o hacerlo online.
A mí lo de Amazon me chirriaba... Se decía, a raíz de la pandemia, “ahora es una oportunidad para que la gente vaya al medio rural con internet”. Vale. Pero hay que ver qué tipo de medio rural estamos construyendo. ¿En qué vas a trabajar? ¿Vas a hacer alpargatas en Cervera o vas a ir a escribir libros a Cervera? ¿O a hacer planos? Puedes ir, pero si me voy a hacer planos, al final voy a querer también comprar en Amazon. Eso va a dar lugar a que quien viene con la furgoneta de Amazon no vaya a vivir en Cervera, sino en otro sitio...
Es complicado, la digitalización tiene ese reverso que es muy complejo y que hemos visto incluso en nuestras propias ciudades medias, en el tipo de negocios que han desaparecido. Por ejemplo, yo que soy muy musiquero, lo he visto con las tiendas de discos. También van cerrando muchas pequeñas librerías... Al final la digitalización lo que te da es una concentración de recursos y de actividades, como un poco la metáfora de estas ciudades medias.
- Entonces acaba todo en Madrid o, en menor medida, en Barcelona...
- Al final es una cuestión también de dónde venimos, porque esto es un problema de equilibrio territorial. España viene de donde viene, se ha configurado con unos polos muy claros y dentro de los territorios, tres cuartos de lo mismo, porque la despoblación de las zonas rurales traía a todo el mundo a Logroño, por ejemplo. Ahí se produce desequilibrio.
Eso no quiere decir que todos tengan El Rey León en la Gran Vía, porque no se trata de eso, pero cuando vas viendo que cierra el sector secundario, y eso no quiere decir que tengan que volver las chimeneas de las fábricas y los humos, sino buscar alternativas para que no se convierta esto en una especie, exagerando, de zonas turísticas para puentes y fines de semana. Eso nos lo enseña el medio rural.
La concentración se produce a veces con fenómenos muy sutiles. ¿Tú puedes ser ciertas profesiones en Logroño? Pues igual no. Nos vendieron la moto de que con internet se podía hacer de todo en todos los sitios, pero eso no es así.
El desequilibrio se ha ido agudizando y los principales perjudicados somos regiones como las nuestras. ¿Que no estamos tan mal, como dice mucha gente? Pues sí, evidentemente tenemos fortalezas que hay que aprovechar, pero ojo, porque estamos viendo cómo indicadores como las migraciones a Madrid, en menor medida a Barcelona, la reducción de la población, el descenso de natalidad más constante, incluso lo que decíamos de los comercios... Al final dices, ¿qué hacemos con estos territorios? ¿Cómo se van a quedar?
Esto en Francia lo tienen muy analizado, porque luego puede haber reacciones, movimientos políticos que se aprovechan de la coyuntura... Hay que ser muy consciente de qué hacemos con los territorios y de ese equilibrio que debemos buscar.
- En lugares como Teruel o, más recientemente, Jaén, ha habido protestas y denuncias de abandono. ¿Aquí en La Rioja somos más conformistas, tenemos más complejos hacia Madrid? ¿O tampoco es la vía para solucionar el problema?
El riojano, como colectivo, es..., ¿cómo lo diría? Vivimos en una especie de dicotomía entre un sentimiento de que somos una región rica, que lo somos en ciertas cuestiones, y ese complejo de inferioridad de que somos pocos y pequeños. Estamos en esa dualidad. Entiendo que igual en Teruel o Jaén esas movilizaciones se han producido al llegar ya a un límite. ¿Que no nos podemos comparar? No, e incluso no sé si tampoco la vía es que haya 50 'Teruel existe', no lo creo, con todos los respetos, aunque me parece muy significativo que un partido de esas características consiga un escaño en el Parlamento.
Lo que pasa es que en La Rioja, por nuestras fortalezas, hay fenómenos que no son tan visibles como en otros lugares.
- ¿Cuáles son esas fortalezas?
Primero, que somos una comunidad autónoma uniprovincial, que para mí es algo vital y fundamental, tener un autogobierno. Segundo, que tenemos un territorio que está incardinado estratégicamente en el norte, y eso al final ha permitido tener esa vinculación con el sector secundario de Euskadi y Navarra.
Hemos visto cómo en los últimos 20 años han ido cerrando empresas, ahora vemos lo que está pasando en MASA, y antes hubo tres grandes hitos a nivel de desindustrialización: Zanussi, Lear y Altadis. Pero la vinculación con el norte es muy positiva. Ahí es donde el eje cantábrico-mediterráneo tiene que jugar un papel, y ahí tenemos una posición buena.
Y también es una fortaleza la propia idiosincrasia, desde el punto de vista de la cercanía, de cómo se configura la sociabilidad de esta región.
Creo que no somos conscientes todavía de lo que puede ocurrir porque también es cierto que nos podemos comparar, por ejemplo, con una Castilla y León que tiene unos escenarios muy complejos, con Castilla-La Mancha... Pero sí que en todos los estudios estamos entre las regiones que van envejeciendo más rápido y que pueden tener estos procesos. Insisto, tenemos que aprovechar nuestras fortalezas, también el sector primario, que es una locomotora de la región.
Y ser muy conscientes de no caer en mimetismos, en errores de copiar algo porque vemos que funciona en otro lado. Cuidado con eso.
- La Rioja empezó a desarrollar una estrategia contra la despoblación, pero después la pandemia parece haberlo invadido todo. ¿En qué punto está?
- Yo diseñé la estrategia y planteamos 172 medidas contra la despoblación. Nuestro enfoque como equipo es regional. No podemos 'salvar' o poner en su sitio a Grávalos o Igea si no lo hacemos con Cervera, si no lo hacemos con Arnedo... Creo que el Gobierno es consciente de ese enfoque, aunque son procesos de medio y largo plazo. Entiendo que el político tiene cuatro años, pero a veces pecamos de cortoplacismo. El tema de la despoblación no puedes pretender solucionarlo en cuatro días, porque además implica muchos cambios de modelos, de valores de la sociedad. Primero tienes que saber quién quiere ir a los pueblos o quién quiere ir a Logroño. Y si te quieres quedar o irte, ver si tienes oportunidades para hacerlo.
¿Qué problema se da? Que llevamos 20 años, sobre todo los últimos 10, con muchas medidas, pero no se ven los resultados, porque los procesos continúan. Entonces, no puedes pretender que esto se solucione de la noche a la mañana. Tampoco entiendo el equilibrio territorial como que tengan que ir 50.000 al medio rural. Hay muchas formas de equilibrar el territorio, darle sentido y cohesión. Necesitamos tener oportunidades y que se nos ponga en valor.
El medio rural ha conseguido ganar el relato, pero la cuestión es ver cómo das el siguiente paso. En los territorios intermedios, te colocan el adjetivo de provinciano y ya olvídate.
- Se supone que pronto llegará una lluvia de millones de la Unión Europea para financiar determinados proyectos de región, pero hasta ahora solo hemos visto esa especie de 'lucha' entre pueblos por acogerlos.
- Es una de las cosas que nos falla a nosotros. Nos falta a veces esa cohesión interna de no entrar en disputas cuando, si te va bien a ti, nos va a ir bien a todos. Aquí hemos pecado mucho de eso. Yo creo que en los pueblos se ha invertido mucho dinero, otra cosa que podemos valorar es si se ha invertido bien o mal, pero se ha invertido mucho.
¿Los fondos europeos? Eso está por ver cómo va a quedar. Yo ahí soy muy prudente, no creo que sea un maná, y Europa además te va a exigir resultados y hay que hacerlo muy bien. Creo que las líneas estratégicas por las que ha apostado La Rioja son muy claras, tienen un vínculo muy grande con algunos de los valores de la región, y vamos a ver si somos capaces de articularlas bien.
Y la crisis de la pandemia, además, va a tener unas consecuencias que se van a dar muy en el medio y largo plazo. De hecho, ha agudizado estas tendencias que estamos comentando en todos los sentidos, y creo que una de las cuestiones en las que debemos ser muy claros los riojanos es en tener una visión de conjunto. No entrar en competiciones entre nosotros mismos. Si a Cervera le va bien, le va a ir bien a toda La Rioja, si a Ezcaray le va bien, les va a ir bien a todos, si va bien a los Cameros, lo mismo. Es clave esa visión regional.
- De cara a ese futuro post-pandemia, insiste en que debemos estar alerta en territorios como La Rioja...
- Podemos decir que no somos Teruel, no somos Palencia, no somos... Pero algo pasa para que tengamos que estar alerta y ser conscientes de esos desequilibrios territoriales que ya estaban antes y, sobre todo, de nuestras fortalezas y debilidades.
Insisto, sé que hay gente que dirá que no estamos tan mal. O que cómo puede quejarse de esto un tío de Logroño que tiene la calle Laurel, tiene hospitales, universidad... Si eso está fenomenal, pero cuando vas observando ciertas tendencias y procesos que se están dando, tienes que estar alerta. Lo hemos visto con la pandemia.
Teníamos una dependencia muy grande de un sector terciario como el turismo, del que yo soy un defensor a muerte, pero que se ha “dilapidado” en gran medida. Y eso que en nuestro caso, afortunadamente, no es nuestro sector prioritario. Pero la calle Laurel, los hoteles cerrados estos meses, alojamientos rurales... Al final está claro que, en este mundo que vivimos, la potencia y los motores de la economía están en los sectores secundarios, y en el sector primario que tenga valor añadido.
- Quizá debemos aprovechar ejemplos como la reconversión de industrias que se hizo para fabricar materiales sanitarios necesarios...
- Sí, es un ejemplo muy claro. De repente nos dimos cuenta de que no teníamos ciertos recursos que eran básicos. Eso es consecuencia de la globalización, de haber comprado un modelo que también hemos visto con las vacunas, que si no tenemos capacidad de producirlas aquí... España se ha terciarizado, y no tengo nada en contra de ello, pero nos hemos centrado en un sector terciario no cualificado, en una división internacional del trabajo que en los países del sur de Europa se ha incidido en esos modelos... Ya teníamos dificultades, no éramos un país industrial potente, y ahora estamos pagando las consecuencias.
De ahí los procesos migratorios, sobre todo a Madrid, más que a Barcelona. Nuestras regiones tienen que decir “estamos aquí”, hay que tener además una dimensión nacional y europea, porque nos la estamos jugando.
El medio rural nos enseña lo que ha pasado. No es lo mismo, claro, yo no creo que vaya a haber una segunda despoblación ni nada por el estilo, pero el medio rural nos puede enseñar muchas cosas. Calahorra, por ejemplo, ha pasado de 25.000 a 23.000 habitantes, siendo la segunda ciudad de La Rioja. Arnedo, con toda la industria que tiene, lleva mucho tiempo sobre los 14.000. Alfaro y Haro también están estabilizados, pero se produce un envejecimiento de la población, por no contar Santo Domingo y Nájera, aunque este útimo tiene un importante movimiento comarcal.
Y Logroño también se mantiene, además con la corona metropolitana, pero ¿qué futuro estamos construyendo para las generaciones que vienen?
- ¿Qué pensó cuando escuchó a la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, poniendo en valor que en su ciudad se pueden tomar unas cañas o no encontrarse con exparejas, en contraposición con el resto de España?
- Creo que Díaz Ayuso ha sido muy inteligente, ha conseguido superar incluso ese concepto en el que Barcelona era la ciudad cool de España, la ciudad guay, cosmopolita, abierta, mediterránea, y Madrid era la ciudad mesetaria, una ciudad grandísima de provincias... A mí me gustan mucho las dos, pero Díaz Ayuso ha conseguido generar un concepto de Madrid distinto. Lo que pasa es que cuando Díaz Ayuso dice lo de que no te encuentras con tu expareja, te da la risa. Primero, porque yo puedo encontrarme con mi expareja y solemos ser todos personas civilizadas.
Pero es otra vez ese concepto del provincianismo, de que en los sitios pequeños somos de una determinada manera. Y nosotros también nos flagelamos con eso. Y sí, es verdad que somos más conservadores en ciertas cosas, aunque es curioso que lo digan desde Madrid, también que tenemos muchos valores como la calidad de vida, las distancias... Pero el Logroño actual no es el Logroño de Calle Mayor. Ese tipo de discursos aún siguen presentes.
- Y parece que cala el estereotipo.
- Pero es que eso no lo vamos a romper, lo de que somos un pueblo grande. Creo que ella ha sido muy inteligente y es interesante esa reconfiguración del relato que se ha hecho de Madrid, algo que también ha pasado con otros fenómenos culturales como C. Tangana. Está todo relacionado y sí observo cómo Madrid se ha sacudido un cierto complejo.
Pero Díaz Ayuso verbalizó esa concepción de que tú estás en una ciudad como Logroño y tienes el problema de que te vas a encontrar con tu ex. A ver, si me encuentro, no pasa nada, no hay ningún problema. Pero ese concepto siempre va a estar ahí.
Nadie cuenta la ciudad media, no hay libros o películas que se ubiquen en una ciudad de pronvincias, de la ciudad media te tienes que pirar. Y aquí también pasan cosas. Hay que romper con eso, decir “estamos aquí” y ser conscientes de dónde venimos.