Sudán celebró la semana pasada sus primeras elecciones multipartidistas en 24 años como parte de un acuerdo de paz que pretendía traer de vuelta a este país africano a la democracia después de décadas de guerra civil. Gran parte de la oposición boicoteó los procedimientos antes de que comenzaran los comicios citando irregularidades, y los observadores ya han manifestado que las elecciones no cumplieron los estándares internacionales. Ahora, las acusaciones van más allá y la oposición habla con claridad de fraude electoral por parte del partido gobernante.
Pese a que los responsables electorales aún están contando los votos en muchas zonas, los pocos resultados anunciados parecen dar la victoria al Partido del Congreso Nacional (NCP), liderado por el actual presidente, Omar Hassan al Bashir.
El Partido del Congreso Beja, que se presentaba en el este del país y está formalmente aliado con el NCP, aseguró que sólo había conseguido un escaño en la Asamblea local del estado del Mar Rojo, pero ninguno en el Parlamento nacional.
“Les vimos [al NCP] vaciando las urnas electorales y expulsaron a nuestros observadores de los centros de votación durante la votación y el recuento”, aseguró un responsable del Partido del Congreso Beja, Abdulá Musa.
“Sólo conseguimos este escaño porque es una zona pequeña; una familia y los jóvenes guardaron los centros electorales con armamento de pequeño calibre durante la noche”, aseguró. Según los resultados oficiales de otro distrito electoral del estado del Mar Rojo, el candidato del NCP consiguió casi 18.000 votos comparados con los 839 destinados al partido del este. Esta zona del país es crucial para la economía sudanesa, ya que contiene el único puerto comercial y por la zona atraviesan los oleoductos.
El NCP, por su parte, ha negado haber tomado parte en ningún tipo de irregularidad.
El partido local firmó un acuerdo de paz con Jartum en 2006, terminando así con una insurgencia en el este. A raíz de dicho acuerdo, su líder llegó a ser asistente presidencial, pero se ha quejado en diversas ocasiones de que el gobierno ha seguido ignorando a la región desde el acuerdo.
Por otro lado, Taher Ali, el candidato del partido Congreso Democrático para el Este de Sudán, aseguró que había viajado a Jartum para quejarse de las numerosas irregularidades. “En un centro electoral, la urna que contenía mis votos tenía 600 papeletas electorales menos que las otras cajas y de estos votos, 485 fueron estropeados [...] y sólo 17 votos del NCP fueron estropeados”, aseguró Ali. “Nuestra gente está furiosa, quiere salir a las calles […] Estamos intentando calmarlos”, añadió.
Después de más de dos décadas a la espera de unos comicios justos en los que pudiesen participar todas las formaciones políticas, la tensión se acrecienta ahora en Sudán a causa de estas acusaciones. Observadores internacionales de organismos como Naciones Unidas o la Unión Europea se habían desplazado al país para garantizar un proceso limpio y democrático. Mientras, la Comisión Electoral Nacional ha retrasado el anuncio de los resultados citando problemas técnicos, pero indicó que espera tener los resultados presidenciales a finales de esta semana.