Empresarios riojanos en Panamá

Rioja2

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Valdezcaray Corp. es una sociedad que se registró en Panamá hace siete años. Al frente, tres riojanos: el reconocido empresario Julio Jiménez como presidente, Federico Pérez Oteiza como tesorero y su padre, Federico Pérez Soria como secretario. La fecha de constitución que figura en el Registro Mercantil de Panamá es el mes de mayo de 2009 cuando el país aun tenía la consideración de paraíso fiscal (España cambió este criterio en julio de 2011).

Participa también en esta sociedad como suscriptora Guadalupe Esther Trejos, una abogada panameña que ostenta cargos en 39 empresas afincadas en su país. Pertenece al bufete de abogados BFC Lawyers que, en su página de presentación se define como prestadora de servicios para empresas Offshore.

Según ha explicado su presidente, Julio Jiménez, a Rioja2, el objeto de la misma era trabajar en el propio país. “La idea inicial era comprar terrenos para invertir y construir allí”, relata, “Todo era legal pero muy complicado así que yo ni me preocupé de cerrar la sociedad, ni siquiera llegué a poner un pie en Panamá”.

Las personas a las que se refiere son padre e hijo: Federico Pérez Soria y Federico Pérez Oteiza. El segundo, actual Coordinador de Ciudadanos en La Rioja, posee además todos los poderes para operar de forma individual a nombre de la sociedad, según figura en las propias escrituras, con todas las competencias a su nombre como se detalla a lo largo de tres páginas del contrato social.

Una sociedad que, también según sus escrituras, puede establecer sus oficinas y operar en cualquier lugar del mundo:

Así se detalla un amplio objeto social que va más allá de la actividad inmobiliaria:

Federico Pérez Soria no ha atendido a Rioja2 ya que tiene restringidas las llamadas entrates. Su hijo, Federico Pérez Oteiza, sólo ha querido transmitir, a título personal, que desde 2009 la empresa no tiene actividad (el mismo año de su constitución), no está operativa y él sólo posee un 0,5% del capital social.

Julio Jimenez sí ha respondido a todas las preguntas, explicando que él envió 5.000 dólares (de los 10.000 totales de constitución) a través de una transferencia bancaria y que ahora los da por perdidos: “ni me he preocupado nunca por ver cómo está la sociedad y desde luego, no voy a ir hasta allí para recuperar mi dinero. Yo pasé del tema cuando vi que no pintaba nada bien”.

A día de hoy, Valdezcaray Corp. sigue sin estar disuelta aunque no registra actividad.