Hezbulá y sus aliados opositores decidieron la retirada de sus militantes armados de las calles de Beirut, que ocupaban desde hace tres días. En un comunicado difundido hoy, los grupos opositores devolverán al Ejército el control sobre las calles y las carreteras del Líbano, minutos después de que el mando militar libanés haya frenado dos decisiones del Gobierno contra esta organización.
Sin embargo, la oposición anunció que planea proseguir su campaña de “desobediencia civil” contra el Ejecutivo del primer ministro libanés, Fuad Siniora, y que hasta ahora ha consistido, entre otras medidas de fuerza, en una acampada multitudinaria que mantiene paralizado el centro de Beirut desde hace año y medio.
La retirada de los milicianos llegó después que las Fuerzas Armadas libanesas congelasen la decisión del Gobierno de desmantelar la red de telecomunicaciones de Hizbulá y de destituir al jefe de la seguridad del aeropuerto, Wafic Chucair, supuesto colaborador del grupo chií.
Instado por el propio Siniora a tomar una decisión sobre las medidas, el mando militar manifestó su intención de investigar los hechos antes de poner en marcha las dos resoluciones gubernamentales.
Mientras, el diputado Ali Hasan Jalil, miembro del grupo chií de la oposición Amal, acusó a Siniora de querer dar el “golpe de gracia a la Resistencia ” (la milicia de Hizbulá) con sus últimas resoluciones.
En una rueda de prensa celebrada en la sede de su partido, Jalil subrayó que la oposición no aceptará el nombramiento de un nuevo presidente del país (cargo vacante desde noviembre de 2007) hasta que no se forme un nuevo gobierno de unidad nacional y se apruebe la reforma de la ley electoral.