El escritor Manuel Hidalgo (Pamplona, 1953) reivindicó la novela realista heredera de Benito Pérez Galdós, Pío Baroja y Juan Marsé, frente a la actual preponderancia de la novela histórica, una etiqueta “banalizada” para el autor, llena de “artefactos y teatrillos argumentales”.
Hidalgo hizo esta afirmación durante la presentación en la capital riojana de Lo que el aire mueve, la novela con la que ganó el pasado mes de octubre la primera edición del Premio Logroño de Novela y que va a estar promocionando hasta el próximo 30 de abril.
La obra vencedora, de la que se han editado quince mil ejemplares, narra la historia de dos jóvenes hermanos que han llegado a Madrid para buscarse la vida y que se ven envueltos en un hecho imprevisto que cambiará su peripecia vital.
Narrada de una manera ágil, gracias a sus numerosos diálogos, la novela no solo asume la tradición realista española, sino que también es un fiel reflejo de la moderna narrativa estadounidense.
“Sobra novela histórica por todas partes”, sentenció el autor, para quien su deseo de ahondar en la novela realista ha venido motivado por el “olvido” al que dijo que se encuentra sometida ésta en los últimos tiempos.
TELEVISIÓN
“La tele ha sustituido a la narrativa de la realidad gracias a espacios como los 'reality shows' o las series que transcurren en barrios, que contiene emociones que falsean lo que ocurre de verdad en las calles. La realidad que muestran es solo para agradar y, en ningún momento, lo que pasa es una amago de crudeza”, dijo.
Hidalgo afirmó que siente una “cierta responsabilidad” por ser el primer ganador del Premio Logroño de Novela y espera que los siguientes vencedores sean “mejores y sus obras de una calidad superior”, por cuanto que esto redundará en su “satisfacción y en el prestigio del galardón”.
A pesar de ello, el escritor, que se dio a conocer como tal en 1986 con la novela El pecador impecable, finalista del premio La Sonrisa Vertical, dijo que se sentía “contento” del resultado alcanzado con su nueva obra y que no sintió ganas de darle una martillazo, como hizo Miguel Ángel con su Moisés.
SATISFACCIÓN
“La obra, mirada ahora con el paso del tiempo, se podría mejorar, pero estoy satisfecho”, subrayó Hidalgo, quien dijo que había trabajado “duro” para que el público la pueda leer con facilidad, se empape de sus personajes y reflexiona sobre “la sociedad en la que nos encontramos”.
El autor insistió en que le gustaría que su libro alcanzase la máxima difusión y que recibiera buenas críticas, pero que por encima de todo, lo que más desearía sería que el lector la entendiese.
Por último, Hidalgo agradeció al Consistorio de Logroño, la Fundación Caja Rioja y la editorial Algaida la convocatoria del premio que pretende convertirse en un referente para Hispanoamerica desde la cuna del castellano y dijo que los 90.000 euros que ha recibido son “un sueldo hacia adelante para seguir escribiendo”.
“He dicho que con este dinero uno no se puede comprar un loft en Nueva York o un ático en París, pero que no se me entienda mal, me siento muy contento y agradecido por la cuantía recibida y estoy seguro que una cantidad como ésta van a atraer a numerosos escritores a la próxima edición”, dijo.